Es noticia
Desahógate: ventajas y desventajas de ser (un poco) pesado
  1. Alma, Corazón, Vida
GUÍA PARA CANALIZAR NUESTRA FRUSTRACIÓN

Desahógate: ventajas y desventajas de ser (un poco) pesado

¿Qué solemos hacer cuando nos enfadamos o cuando nos sentimos frustrados por algo? Dar un paso en falso puede acarrearnos muchos problemas

Foto: Cuando nos enfadamos, podemos llegar a decir cosas de las que nos arrepintamos durante toda nuestra vida. (Corbis)
Cuando nos enfadamos, podemos llegar a decir cosas de las que nos arrepintamos durante toda nuestra vida. (Corbis)

¿Qué solemos hacer cuando nos enfadamos o cuando nos sentimos frustrados por algo? ¿Lloramos, nos lo guardamos para nosotros mismos, se lo contamos a un amigo…? Muchas veces dar un paso en falso cuando estamos demasiado implicados con una situación puede acarrearnos muchos problemas. ¿Qué debemos hacer cuando estamos a punto de explotar y ya no podemos más?

Leon F. Seltzer es psicólogo clínico y autor del libro Paradoxical Strategies in Psychotherapy, y ha reflexionado sobre el asunto en un artículodel Psychology Today. Seltzer habla de las ventajas y las consecuencias negativas de desahogarnos cuando estamos frustrados, angustiados o tristes. ¿Debemos abrumar a los demás con nuestros problemas? A veces sí y a veces no y, sobre todo, debemos mesurar nuestro desahogo.

No se trata de gritar frente a quien nos ha ofendido indiscriminadamente, pero tampoco es sano tragarse todas las emociones negativas e intentar lidiar con ellas a solas. Esto último puede derivar en comportamientos pasivo agresivos y generar mucha angustia interna.

¿Cuáles son, pues, para Seltzer, las ventajas y desventajas de desahogarse frente a algo que nos preocupa o nos frustra?

Las ventajas de desahogarse

  1. En muchas situaciones es mejor descargar la energía negativa en lugar de tragarse las emociones nocivas. La pena, la ansiedad, la angustia o la frustración, cuando nos las guardamos para nosotros mismos, pueden acarrearnos problemas físicos, mentales y emocionales. El sentimiento de alivio que se siente al expresarlos es impagable, y uno se ve beneficiado del consuelo de los demás.
  2. Al desahogarnos restauramos nuestro equilibrio. Cuando ponemos el grito en el cielo por algo que nos ha sucedido, nos alteramos en todos los sentidos. Recobrar la serenidad nos devuelve la confianza y la lógica, y nos ayuda a ver la situación sin exagerarla ni modificarla.
  3. Mientras sepas en quién confiar, la respuesta empática de tu interlocutor te hará sentir mejor y te ayudará a resolver tu problema. La sensación de estar solo con nuestra desdicha suele agrandar el sentimiento de tristeza y de desazón. Expresar los sentimientos y dejarse ayudar resulta muy positivo en estos casos.
  4. Además, hay otra gran ventaja en el hecho de confesar lo que nos ocurre, sobre todo si nosotros nos hallamos emocionalmente muy implicados. Nuestro confidente podrá ver las cosas desde fuera, con una sana distancia que le permitirá darnos un consejo cariñoso a la par que lúcido.
  5. Muchas veces no podemos confrontar directamente la fuente de nuestra frustración, pues hacerlo entrañaría un alto riesgo (por ejemplo, que nos despidan). En tales casos, desahogarse con otra persona ayuda notablemente a comportarse con corrección y educación frente a ese jefe que tan nerviosos nos pone.

Los peligros de desahogarse

  1. Puede llegar a destruir las relaciones. Si habitualmente nos desahogamos con la misma persona y sobre el mismo tema, y dejamos que esa dinámica marque la relación, anularemos la comunicación y terminaremos con la paciencia de nuestro amigo.
  2. Desahogarse directamente con la persona que nos ha enfadado no es demasiado prudente y puede aumentar nuestro nivel de estrés. Una cosa es decirle lo que pensamos de manera mesurada y otra muy distintas desahogarnos sin medida.
  3. En un primer momento, el desahogo emocional puede parecer la resolución del problema. Creemos que al airear nuestro problema estamos haciendo algo con él, pero no podemos sustituir la verdadera acción, necesaria para lidiar con lo que sea que nos suceda, por cuatro gritos de indignación.
  4. A veces nos desahogamos para negar nuestra responsabilidad frente a una situación que nos concierne. Puede ser autocomplaciente o prepotente y, a menudo, injusto. Está bien aliviarse, pero también hay que escuchar lo que el otro tenga que decirnos y, sobre todo, no debemos pensar que por quedarnos a gusto somos nosotros los que tenemos razón.
  5. Desahogarse no siempre es catártico. Si pasamos del alivio al enfado, no airamos y gritamos demasiado, terminaremos en un estado de ira que no es beneficioso para nadie.

¿Qué solemos hacer cuando nos enfadamos o cuando nos sentimos frustrados por algo? ¿Lloramos, nos lo guardamos para nosotros mismos, se lo contamos a un amigo…? Muchas veces dar un paso en falso cuando estamos demasiado implicados con una situación puede acarrearnos muchos problemas. ¿Qué debemos hacer cuando estamos a punto de explotar y ya no podemos más?

Relaciones de pareja
El redactor recomienda