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El mapa de riesgo de incendio forestal en España
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LA ABUNDANTE VEGETACIÓN Y LAS ALTAS TEMPERATURAS DISPARAN EL PELIGRO

El mapa de riesgo de incendio forestal en España

Con la primera ola de calor llegó el primer incendio del verano, que afortunadamente ha quedado en anécdota al arder sólo 35 hectáreas en el municipio ourensano

Foto: El mapa de riesgo de incendio forestal en España
El mapa de riesgo de incendio forestal en España

Con la primera ola de calor llegó el primer incendio del verano, que afortunadamente ha quedado en anécdota al arder sólo 35 hectáreas en el municipio ourensano de Verín. Pero el recuerdo de las llamas que arrasaron el año pasado España todavía está candente y las administraciones trabajan para evitar que 2013 supere el triste récord de 2012, que se cerró como el peor del decenio en materia de incendios forestales: ardieron 209.855 hectáreas, lo que representa más del doble (105,76%) que en 2011.

Bajo el popular lema "es mejor prevenir que curar" el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente ha evitado meter la tijera al presupuesto destinado a combatir el fuego y los 70 millones de euros de los que dispone se traducirán en 66 efectivos aéreos y 500 humanos, que darán apoyo a las comunidades autónomas. En total, los bosques españoles contarán durante la campaña estival con más de 20.000 hombres listos para trabajar para salvaguardar su integridad.

Todo está preparado para hacer frente a un verano en el que, según los expertos, puede haber un elevado número de incendios. Y aunque su previsión resulta imposible, lo cierto es que España aglutina actualmente varios de los factores que aumentan el riesgo de que se produzcan. "La abundante vegetación, consecuencia de las copiosas lluvias primaverales, y las altas temperaturas disparan el riesgo", analiza Noelia Sánchez, experta de Medio Ambiente de Bureau Veritas.

A esta combinación de elementos hay que sumarle parámetros como la humedad relativa, la velocidad del viento y su dirección y la sequedad de los combustibles. Elementos que el ministerio que dirige Arias Cañete tiene en cuenta para elaborar periódicamente el mapa de riesgo de incendio forestal, que actualmente señala al cuadrante oeste de la península como la zona más caliente. 

Las imprudencias humanas, gasolina para el hombre

"La gran mayoría de los incendios son provocados por el ser humano, casi siempre de forma accidental", explica Begoña Nieto, directora de Desarrollo Rural y Política Forestal del ministerio de Agricultura. 

Por esta razón Nieto insiste en que la Administración no tiene que cejar en la labor didáctica: "Hay que enseñar y recordar al ciudadano las prácticas que pueden suponer un riesgo para el monte. Concienciar a todo el mundo de que una pequeña hoguera para limpiar el jardín de tu casa en un momento determinado puede terminar con miles de hectáreas devoradas por las llamas". En el caso de los incendios provocados las autoridades también piden la colaboración ciudadana: "Es difícil, pero si sospechas de tu vecino, denúncialo".

Además de la educación medioambiental, es bien sabido que el riesgo de incendios puede minimizarse con una adecuada gestión forestal. "El empleo de la biomasa para fines energéticos, un aumento de la ganadería extensiva y los planes de protección de las viviendas y urbanizaciones inmersas en zonas forestales son básicos para evitar daños mayores", analiza Sánchez.

Consecuencias medioambientales de un incendio forestal 

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"Toda precaución es poca. Puede parecer una obviedad pero es básico para evitar la destrucción de biodiversidad, el aumento de la desertificación, la contaminación de las aguas y la atmósfera, que son las consecuencias de un incendios forestal", analizan en el departamento de Medio Ambiente de Bureau Veritas. 

Daños a los que hay que sumarle lo extremadamente complicada que resulta la recuperación ambiental de las zonas quemadas. "Tras el fuego los ecosistemas se ven muy afectados, el suelo queda prácticamente estéril y las especies de la zona deben de encontrar un nuevo hábitat natural para poder sobrevivir", explica Noelia Sánchez.

Un escenario de color negro ceniza que, como insisten los expertos, amenaza cada vez más a España, donde el cambio climático presenta un escenario en el que los incendios serán cada vez más frecuentes, extensos e intensos.

Con la primera ola de calor llegó el primer incendio del verano, que afortunadamente ha quedado en anécdota al arder sólo 35 hectáreas en el municipio ourensano de Verín. Pero el recuerdo de las llamas que arrasaron el año pasado España todavía está candente y las administraciones trabajan para evitar que 2013 supere el triste récord de 2012, que se cerró como el peor del decenio en materia de incendios forestales: ardieron 209.855 hectáreas, lo que representa más del doble (105,76%) que en 2011.

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