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El Papa explica a un amigo por qué renuncia a la residencia oficial por un lugar más modesto
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El Papa explica a un amigo por qué renuncia a la residencia oficial por un lugar más modesto

El papa Francisco I ha roto su silencio sobre los motivos por los que renunció a vivir en la residencia papal oficial, una decisión inédita entre todos sus predecesores.

El papa Francisco I ha roto su silencio sobre los motivos por los que renunció a vivir en la residencia papal oficial, una decisión inédita entre todos sus predecesores. “Lo primero que pensé cuando vi las estancias papales fue que allí había sitio suficiente para alojar al menos a 300 personas. A mí me gusta estar en contacto diario con la gente común y no quiero estar aislado”, explicaba en una carta que el pasado domingo recibió el presbítero Enrique Martínez, perteneciente a la diócesis argentina de La Rioja.

Todo lo que quiere el nuevo Papa, famoso ya por gestos pastorales centrados en la más extrema sencillez, es tener “una vida normal”, según matiza en la misiva. Las lujosas estancias reservadas en el Vaticano para los que ocupan la ‘silla de Pedro’ quedarán vacías mientras el actual Papa ocupe el cargo. Su lugar de residencia será mucho más humilde, la Casa de Santa Marta. El lugar en el que se alojan los invitados del Vaticano, y donde se hospedaron los cardenales que participaron en el Cónclave de elección papal del pasado mes de marzo.

“Yo no quería venir aquí para vivir en el Palacio Apostólico, sino para trabajar y estar al lado de la gente”, añade. En la carta, dada a conocer por la agencia AICA, el Papa agradecía a Martínez el relato que le hizo llegar sobre las fiestas patronales y le contaba numerosos detalles sobre su vida cotidiana. Textualmente, el papa Francisco I decía: “Estoy a la vista de la gente y hago vida normal: misa pública a la mañana, como en el comedor con todos, etc. Esto me hace bien y evita que quede aislado”.

“A mi edad no voy a cambiar, quiero ser yo mismo”

El voto de pobreza que está haciendo el primer Papa jesuita de la historia ha llamado la atención a propios y extraños. Casi tanto como su elección, que él mismo consideró “algo totalmente sorprendente” y “un regalo de Dios”. Quizá por ello, el papa Francisco I asegura a su “amigo” Enrique Martínez, que “estoy tratando de ser yo mismo y actuar igual que lo hacía en Buenos Aires”. Tener la actitud contraria, “sería ridículo a mi edad porque ya no me es posible cambiar”, explica con ironía el argentino de 76 años.Yo no quería venir aquí para vivir en el Palacio Apostólico, sino para trabajar y estar al lado de la gente

La Agencia Católica de Informaciones (ACI) entrevistó al Padre Martínez, quien dijo haber “sentido la cercanía del Papa”, tras recibir la misiva. Al respecto del contenido concreto de la carta, Martínez se refirió a “los graves problemas” por los que atraviesa la sociedad y que “a nosotros nos tocan periféricamente, pero a él (refiriéndose al Papa) le tocan directamente en el corazón. Igual él también tendrá sus encuentros... no quepa la menor duda que buscará la manera para ponerse una sotana negra y salir a confesar".

Los criterios de pobreza y acercamiento a los marginados que promulga el nuevo papa parecen habar calado positivamente, al menos, en la diócesis argentina de La Rioja. Como explica el propio sacerdote, “cuando acabé de leer la carta en el púlpito, los feligreses comenzaron a aplaudir de alegría”.

El papa Francisco I ha roto su silencio sobre los motivos por los que renunció a vivir en la residencia papal oficial, una decisión inédita entre todos sus predecesores. “Lo primero que pensé cuando vi las estancias papales fue que allí había sitio suficiente para alojar al menos a 300 personas. A mí me gusta estar en contacto diario con la gente común y no quiero estar aislado”, explicaba en una carta que el pasado domingo recibió el presbítero Enrique Martínez, perteneciente a la diócesis argentina de La Rioja.