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“Como los papás están ocupados, sus hijos vienen a contarme sus problemas”
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NAOMI RICHARDS, 'COACH' PARA NIÑOS

“Como los papás están ocupados, sus hijos vienen a contarme sus problemas”

Naomi Richards trabajaba en el mundo del marketing. Cuando tuvo su primer hijo se le iluminó la bombilla: tenía muchas ideas para educar a sus hijos

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“Como los papás están ocupados, sus hijos vienen a contarme sus problemas”

Naomi Richards trabajaba en el mundo del marketing. Cuando tuvo su primer hijo se le iluminó la bombilla: tenía muchas ideas para educar a sus hijos y pensó que podrían servirle para ayudar a otras familias. Desde 2001, Richards se ha dedicado al coaching infantil y asegura que es la única que trabaja con niños de 6 años en adelante en Reino Unido.

El año pasado Richards firmó su primer libro, The Parent´s Toolkit (“El manual para padres”), cuya traducción acaba de llegar a España bajo el nombre de Mi hijo quiere ser astronauta (Aguilar). La intención de Richards era ofrecer a los padres las herramientas que utiliza en sus sesiones con los niños, unos recursos creativos que buscan, ante todo, la complicidad de los pequeños. Para Richards, que ha atendido a El Confidencial por vía telefónica, el principal problema al que se enfrentan los niños de hoy en día es la falta de una correcta comunicación con sus padres. 

“Hay muchos malentendidos entre padres e hijos”, asegura Richards (en la foto), y todo tiene que ver con unos problemas de comunicación que se originan porque los padres de hoy en día no pasan el tiempo suficiente con sus hijos: “No estamos suficiente tiempo con los niños y el tiempo que estamos no suele ser de calidad. Los niños muchas veces tienen una agenda demasiado abultada, con muchas actividades, y no hablamos y discutimos con ellos. Necesitamos estar con nuestros hijos, y construir buenas relaciones con ellos, sin necesidad de que todas las actividades estén pautadas”.

Para los niños, asegura Richards, es muy difícil reaccionar si se hace todo de forma apresurada: “Tenemos vidas ajetreadas y cuando hablamos con los niños no nos damos cuenta que todo se lo explicamos deprisa y corriendo. Los niños no reaccionan bien ante el estrés, y no reaccionan bien si hacemos todo rápido y esperamos que ellos también lo hagan. Sólo en casa se puede trabajar la comunicación afectiva, y eso pasa por enseñar a los niños a hablar, a escuchar, a tener interés por otra gente…”.

Los niños necesitan que les escuchemos

Su experiencia como madre le enseñó a Richards que los niños no suelen ver sus problemas desde la perspectiva adecuada. Los niños que acuden a las sesiones de coach, empujados siempre por sus padres, enseguida comparten sus pensamientos y sus miedos, que comunican con más facilidad a un adulto imparcial que a sus propios padres.

Muchas veces los niños conocen perfectamente su problema pero no saben cómo solucionarloLa realidad, asegura Richards, es que muchos niños no saben a quién contarle sus problemas: “Los niños que vienen a hablar conmigo no consiguen explicar a sus padres lo que les ocurre. Normalmente pertenecen a familias en las que papá y mamá están muy ocupados, o no consiguen que les hablen sobre sus problemas. Por eso pensé que estaría bien darles a los niños un espacio neutral donde pudieran decir lo que quisieran y recibieran distintas ideas para afrontar sus problemas. Donde no se les juzgara”. 

En su opinión esta “neutralidad” es la que distingue su trabajo de coach al que realiza un psicólogo: “Yo no les doy un diagnóstico, sólo se les doy las herramientas adecuadas para solucionar sus problemas. Muchas veces los niños conocen perfectamente su problema, simplemente no saben cómo solucionarlo”.

No falta disciplina, falta atención

En la actualidad es muy habitual escuchar que los niños están muy malcriados y les falta disciplina. En opinión de Richards, si bien hay muchos niños que “no cooperan lo suficiente con mamá y papá”, el problema no reside en una falta de disciplina, sino en una falta de atención. Pero una atención adecuada. “A veces creemos que los niños necesitan demasiadas cosas”, explica Richards. “Escuchamos todo el rato quiero esto, quiero lo otro, pero las verdaderas necesidades de los niños no son materiales. Lo que quieren es que les escuchemos y juguemos con ellos. Quieren nuestra atención”.

Los niños tienen que aprender sobre el éxito, pero también sobre el fracasoEl gran problema, explica la coach, es que fallamos a la hora de brindar a nuestros hijos una atención adecuada, algo que ha provocado el auge de la sobreprotección parental: un importante fenómeno, cada vez más común, cuyos efectos a medio plazo pueden ser muy perjudiciales para el desarrollo emocional e intelectual del niño.

“La sobreprotección parental”, explica Richards, “hace que los niños no intenten hacer las cosas por su cuenta”. Al darles todo hecho, los niños se acomodan y acaban siendo personas mimadas que, tal como cuenta la coach, no sólo son irresponsables, además tienen dificultades de aprendizaje: “Los niños tienen que aprender sobre el éxito, pero también sobre el fracaso. Tenemos la tentación de hacer todo por nuestros hijos, para que lo hagan todo bien. Es un error. Los niños tienen que aprender a ser responsables y eso implica que tomen decisiones por ellos mismos. Si hacemos todo por nuestros niños, ¿qué van a aprender?”.

Para Richards la solución pasa por enseñar a los niños a tomar decisiones: “Para que los niños sean responsables deben aprender a tomar decisiones y eso pasa por dejar que tengan distintas opciones, aunque sean pequeños detalles, pequeñas cosas. Es importante que puedan elegir que quieren hacer. En el futuro tendrán que tomar decisiones importantes por sí mismos y si no les enseñamos de pequeños a elegir, no sabrán que hacer”.

Naomi Richards trabajaba en el mundo del marketing. Cuando tuvo su primer hijo se le iluminó la bombilla: tenía muchas ideas para educar a sus hijos y pensó que podrían servirle para ayudar a otras familias. Desde 2001, Richards se ha dedicado al coaching infantil y asegura que es la única que trabaja con niños de 6 años en adelante en Reino Unido.