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Cuando un guión cuesta 80 millones: las diez erratas más caras de la historia
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ASÍ SE ESCRIBIÓ ''LA BIBLIA MALDITA''

Cuando un guión cuesta 80 millones: las diez erratas más caras de la historia

Las faltas de ortografía en los comunicados o anuncios publicitarios suelen dañar la reputación de una empresa, pero cuando suponen un cambio en el significado del

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Cuando un guión cuesta 80 millones: las diez erratas más caras de la historia

Las faltas de ortografía en los comunicados o anuncios publicitarios suelen dañar la reputación de una empresa, pero cuando suponen un cambio en el significado del texto, induciendo a errores de interpretación, pueden llegar a acarrear serias pérdidas económicas. El cambio de una sola letra, un coma mal puesta o la ausencia de un guion son algunas de las equivocaciones que han supuesto pérdidas multimillonarias e, incluso, el cierre de empresas. La economía del lenguaje no es solo un recurso lingüístico, ya que en muchas ocasiones se traduce de forma literal. Si no, que se lo pregunten a Google, que ingresa unos 450 millones de dólares al año gracias a las búsquedas mal escritas por los usuarios en el buscador que redirigen a sitios web plagados de publicidad, como ha denunciado un reciente estudio de investigadores de la Universidad de Harvard.

La escritora Jennifer Woods ha llamado la atención sobre una serie de errores tipográficos y ortográficos de empresas e instituciones públicas que han tenido una grave repercusión sobre ellas. Algunos de ellos han supuesto elevadas pérdidas económicas, como los que señalamos a continuación.  

El guion que se comió la NASA (80 millones de dólares)

La agencia espacial norteamericana fracasó en el lanzamiento de un cohete en 1962, con el que se intentaba sobrevolar el planeta Venus como parte del programa Mariner 1. A los 4 minutos y 53 segundos de su despegue se produjo una inclinación inesperada del cohete que obligó a autodestruirlo antes de que se soltase la sonda. El fallo fue causado por la omisión de un guion en las instrucciones de codificación del programa. Las pérdidas se cifraron en 80 millones de dólares. El novelista Arthur Clarke lo bautizó como “el guion más caro de la historia”.

Todos los boletos ganadores (250.000 dólares en vales de compra)

Un concesionario norteamericano situado en el Estado de Nuevo México trató de darse a conocer mediante una campaña de marketing basada en los clásicos boletos del rasca y gana. La idea inicial era que repartir 50.000 boletos por correo postal, de entre los cuales solo uno de ellos contendría un premio de 1.000 dólares. Sin embargo, la agencia a la que se le encargó la campaña publicitaria, Force Marketing, imprimió por error todos los boletos con premio. De este modo, en lugar de destinar 1.000 dólares en premios, la cantidad se elevó a 50 millones. El concesionario tuvo que llegar a un acuerdo intermedio con los premiados, que finalmente recibieron un vale de compra en la cadena Walmart por valor de cinco dólares.

La obligación de cometer adulterio (4.590 dólares)

La editorial Baker London Book House publicó una edición de la Biblia en la que el mandamiento “no cometerás actos impuros” (Éxodo 20: 1-17) aparecía escrito sin la negación “no” al comienzo de la frase. Todos los ejemplares tuvieron que ser destruidos y el editor tuvo que hacer frente a una multa. Desde entonces, esta edición del libro sagrado del cristianismo fue conocida como “The Wicked Biblia” (La Biblia malvada).

El racismo implícito en una receta (20.000 dólares)

Otro error editorial, en este caso cometido por Penguin Australia en el libro de recetas La Biblia de la pasta publicado en 2010, tuvo como consecuencia la pérdida económica de 20.000 dólares y la destrucción de 7.000 ejemplares. En una de las recetas, se explicaba que el plato debía ser condimentado con “pimienta de negra recién molida”, en lugar de decir con “pimienta negra recién molida”. Un descuido que se interpretó como una alusión racista.

¿Comprar en lugar de vender? (175 millones)

El bróker de mercados de futuros Juan Pablo Dávila, que trabajaba para Codelco, se hizo famoso en 1994 tras hacer perder a su empresa unos 175 millones de dólares por una serie de operaciones en las que compró acciones en lugar de venderlas. Una confusión, según la versión del protagonista, pero que posteriormente los tribunales interpretaron como desfalco. El caso fue apodado como “davilazo”, costándole la cárcel y una indemnización millonaria por haber realizado operaciones no autorizadas.

Acciones regaladas (340 millones)

El banco de inversiones japonés Mizuho Securities perdió en 2005 la cantidad de 40 billones de yens (unos 340 millones de dólares). El motivo fue que uno de sus corredores de bolsa vendió 610.000 acciones por un yen, en lugar de colocar cada acción por 610.000 yenes, como estaba estipulado. Un error de sintaxis que no tuvo vuelta atrás.

La letra adicional que casi arruina a los colegios de Nueva York (1,4 millones)

Un carácter escrito de más en el ordenador puede causar la ruina a una administración pública. En el año 2006 el funcionario del ayuntamiento de Nueva York William Thompson escribió por error una letra de más en un documento escrito por ordenador, provocando así que un software de contabilidad interpretase mal una factura. El resultado fue que el coste del transporte escolar se duplicó, pasando de 1,4 a 2,8 millones. Una diferencia que salió a la luz en una auditoría y que obligó al ayuntamiento a pagar la diferencia.

Anunciar una subida de precio indicando la cantidad antigua (500.000 dólares)

Este mismo año, el departamento de transportes de la ciudad de Nueva York tuvo que retirar más de 160.000 mapas y carteles en los que se anunciaba una subida del precio de los abonos de 4,5 a 5 dólares. El motivo fue que un error tipográfico indicaba como “nuevo” precio el viejo, y viceversa. El error supuso un coste estimado en medio millón de dólares.

Vacaciones exóticas convertidas en eróticas (10 millones de dólares)

El cambio de una sola letra puede darle la vuelta al significado de un anuncio. Esto fue lo que le ocurrió a la agencia Banner Travel Services cuando decidió comercializar sus servicios en las páginas amarillas. El anuncio debía destacar que su punto fuerte eran los viajes exóticos, pero en lugar de eso, en la impresión ponía “eróticos”. La imprenta responsable del error trató de llegar a un acuerdo con la empresa afectada devolviéndole el dinero que ésta había invertido en los anuncios, pero finalmente se abrió un pleito para demandar 10 millones de dólares como indemnización.

La coma más cara de la historia de Canadá (2,1 millones de dólares)

La presencia o no de una coma en un contrato puede hacer que un negocio pase de ser rentable a convertirse en una ruina. Se trata de un simple error gramatical, pero que le podría costar más de 2,1 millones de dólares a la compañía canadiense Rogers Communications. El asunto es que en un contrato con Aliant Inc. se llegó a un acuerdo para explotar 91.000 postes de electricidad de su propiedad durante cinco años. Sin embargo, el contrato se anuló un año después alegando que, debido a la colación de la coma de la discordia y atendiendo a las reglas de la gramática, cabía interpretar que era posible cancelarlo mediante la notificación previa por escrito.

Las faltas de ortografía en los comunicados o anuncios publicitarios suelen dañar la reputación de una empresa, pero cuando suponen un cambio en el significado del texto, induciendo a errores de interpretación, pueden llegar a acarrear serias pérdidas económicas. El cambio de una sola letra, un coma mal puesta o la ausencia de un guion son algunas de las equivocaciones que han supuesto pérdidas multimillonarias e, incluso, el cierre de empresas. La economía del lenguaje no es solo un recurso lingüístico, ya que en muchas ocasiones se traduce de forma literal. Si no, que se lo pregunten a Google, que ingresa unos 450 millones de dólares al año gracias a las búsquedas mal escritas por los usuarios en el buscador que redirigen a sitios web plagados de publicidad, como ha denunciado un reciente estudio de investigadores de la Universidad de Harvard.