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La nueva tendencia laboral, trabajar sólo de lunes a jueves sin reducir horario
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SE ESTÁ DESARROLLANDO EN EEUU

La nueva tendencia laboral, trabajar sólo de lunes a jueves sin reducir horario

En países como Holanda o el Reino Unido, la semana laboral de cuatro días goza de una relativa presencia entre los trabajadores de diferentes sectores profesionales.

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La nueva tendencia laboral, trabajar sólo de lunes a jueves sin reducir horario

En países como Holanda o el Reino Unido, la semana laboral de cuatro días goza de una relativa presencia entre los trabajadores de diferentes sectores profesionales. En Estados Unidos, cada vez son más los estados que se suman a esta tendencia iniciada por la administración pública de Utah en 2008, y que tímidamente comienza a observarse en algunas empresas privadas. Georgia y Virginia han puesto en marcha la primera fase de prueba entre un reducido número de funcionarios, mientras que en Oregón y Texas se está debatiendo sobre la idoneidad o no de fomentar la reducción de la semana laboral. Asimismo, otras tres ciudades norteamericanas ofrecen a sus funcionarios la posibilidad de elegir, como es el caso de Coconut Creek (Florida), Birmingham (Alabama) y Avondale (Arizona).

Los argumentos sobre la semana de cuatro días, que no implica necesariamente una reducción de las horas totales de trabajo, son muchos y variados, tanto del lado de los defensores como de los detractores y escépticos. Y es que se trata de una polémica cuestión analizada desde la lógica económica, ambiental, social, psicológica, sanitaria y, por supuesto, de la productividad laboral.

Ahorro

Tras la presentación de los resultados de varias auditorías se ha demostrado que las previsiones de ahorro en los costes laborales de la administración de Utah pecaron de ambiciosas. Antes de la implantación del plan se calculó que los gastos se reducirían en tres millones de dólares al año, pero posteriormente las auditorías demostraron que solo se había ahorrado anualmente medio millón. En el último informe de 2011 los resultados fueron todavía inferiores, lo que obligó a la administración a dar marcha atrás en buena parte de su programa, que afectaba al 80% de los funcionarios (más de 17.000), y recuperar la semana de cinco días para casi todos ellos.La administración de Utah disminuyó el gasto energético en un 13%, aunque sus previsiones eran del 20%

Los defensores de este programa apelan a que se tengan también en cuenta otros factores menos visibles, como es el ahorro sanitario, ya que se experimentó una reducción significativa de las bajas por enfermedad, o el ahorro de gasolina al tener un desplazamiento menos por semana.

El grueso del ahorro se produjo a nivel energético, que según los datos de consumo, fue de un 13%. La meta era que en 2015 el consumo se redujese un 20%. Los sueldos de los funcionarios se mantuvieron, pues siguieron trabajando 40 horas semanales al realizar cuatro jornadas de diez horas. Lo que se plantea ahora en otros estados, principalmente entre las empresas del sector privado que más dificultades tienen para salir adelante, es reducir la semana laboral a 32 horas para revisar también los salarios a la baja. De lo que en realidad se trata, según adelantaba a los medios norteamericanos el experto en psicología organizacional de la Lancaster School Management Cary Cooper, es de “flexibilizar los horarios y los lugares de trabajo”. Es decir, de fomentar el teletrabajo y la libertad de horarios, anteponiendo así la productividad al presentismo laboral.

Contaminación

Uno de los factores en los que más insistió el por aquel entonces gobernador de Utah, Jon Huntsman, fue el ambiental. El mandatario republicano apoyó los cambios porque “aumenta la eficiencia energética y reduce la huella de carbono de nuestro estado” debido al descenso del consumo de calefacción, aire acondicionado, luz y gas. La disminución del tráfico rodado es otro de los argumentos utilizados en este sentido. Unos planteamientos que beben de la teoría económica del decrecimiento.

El editor de la revista Connecticut Law Review y uno de los principales defensores de estas medidas, John Langmaid, calcula que el tiempo que pasarán en la carretera los trabajadores se reducirá en un 20%. Por su parte, los críticos han demostrado que la implantación de estos programas, principalmente en administraciones públicas o en empresas del sector servicios, apenas tiene repercusiones en el medio ambiente al no poder ser adoptados por las grandes empresas del sector primario.

Productividad

Las pocas empresas del sector privado que han experimentado con la semana laboral de cuatro días, la mayoría relacionadas con las nuevas tecnologías, destacan que al concentrar los horarios se tiende a perder menos el tiempo, se abandona el mal endémico del presentismo laboral y los empleados se centran más en su trabajo. Steven Shattuck, uno de los responsables de la empresa Slingshot SEO, asentada en Indianápolis, apuntaba en unas declaraciones a la BBC la importancia de contar con el viernes libre para “recargar mejor las pilas”. En su empresa lo denominan “viernes de investigación”, pues lo enfocan a la organización de tareas desde casa, los encuentros profesionales fuera del lugar de trabajo o la búsqueda de información sobre asuntos de trabajo más relajada y desde casa.Debido a la naturaleza de la mayoría de empresas, la reducción de la semana laboral acarrearía una disminución de los beneficios

Shattuck no tiene dudas de que, desde que su empresa adoptó este plan, el tiempo en la oficina es más productivo. “El lunes por la mañana la gente no llega tan aturdida y se pone directamente a trabajar con un rendimiento mayor”. Sin embargo, reconoce que con la actual cultura empresarial es difícil sacar adelante la semana laboral de cuatro días, además de que en su caso se trata de una empresa de servicios y con un perfil entre su plantilla muy joven, con una edad media de 28 años. A día de hoy, debido a la naturaleza de la mayoría de empresas, la reducción de la semana laboral acarrea una disminución de los beneficios.

Calidad de vida

Una encuesta encargada por las autoridades del Estado de Utah entre sus funcionarios concluyó que el 82% se mostraban satisfechos con su nuevo horario laboral. La posibilidad de disponer de más tiempo libre para dedicar a las relaciones sociales, la familia o las aficiones se relaciona directamente con el bienestar. Como explicaba a la BBC la responsable de política social de la New Economic Fundation, Anna Coote, “tenemos que disfrutar del tiempo con los seres queridos, ser ciudadanos activos y vivir de manera más sostenible para, por ejemplo, tener tiempo para cocinar y no tener que comprar platos precocinados”.

Coote no es de las que crea que la reducción de la semana laboral aumente la productividad. Tampoco aprueba que se mantenga el mismo salario en caso de hacerlo. Sin embargo, sí pone en entredicho que los trabajadores prioricen ganar dinero a tener tiempo libre, y deja caer que ya no sabemos disfrutar fuera del trabajo. La búsqueda de un mejor equilibrio entre trabajo y vida es una de las tesis que podrían resumir los últimos escritos del economista John Maynard Keynes. Hoy en día, los economistas neokeynesianos se refieren a ello como el “buen vivir”. Es el caso de Robert Skidelsky, biógrafo de John Keynes y miembro de la Cámara de los Lores británica. En una entrevista concedida a El Confidencial a propósito de la publicación en España de su último libro, ¿Cuánto es suficiente? Qué se necesita para una ‘buena vida’ (Crítica), apuntó que para ser felices necesitamos tener buena salud, mucho más tiempo de ocio y recuperar las relaciones personales. Un reto que, como explica en el ensayo, se debe afrontar desde la reducción y la distribución de la jornada laboral.

En países como Holanda o el Reino Unido, la semana laboral de cuatro días goza de una relativa presencia entre los trabajadores de diferentes sectores profesionales. En Estados Unidos, cada vez son más los estados que se suman a esta tendencia iniciada por la administración pública de Utah en 2008, y que tímidamente comienza a observarse en algunas empresas privadas. Georgia y Virginia han puesto en marcha la primera fase de prueba entre un reducido número de funcionarios, mientras que en Oregón y Texas se está debatiendo sobre la idoneidad o no de fomentar la reducción de la semana laboral. Asimismo, otras tres ciudades norteamericanas ofrecen a sus funcionarios la posibilidad de elegir, como es el caso de Coconut Creek (Florida), Birmingham (Alabama) y Avondale (Arizona).