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Los genes de la obsesión por perder peso están presentes en el 43% de las mujeres
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LOS FACTORES AMBIENTALES TIENEN POCA IMPORTANCIA

Los genes de la obsesión por perder peso están presentes en el 43% de las mujeres

La cultura occidental ha elevado la delgadez a la categoría máxima de belleza. Su excesiva idealización está directamente relacionada con los trastornos alimentarios, la insatisfacción personal

Foto: Los genes de la obsesión por perder peso están presentes en el 43% de las mujeres
Los genes de la obsesión por perder peso están presentes en el 43% de las mujeres

La cultura occidental ha elevado la delgadez a la categoría máxima de belleza. Su excesiva idealización está directamente relacionada con los trastornos alimentarios, la insatisfacción personal por no tener un cuerpo modélico o la preocupación obsesiva por perder peso, lo que acaba derivando en cuadros de estrés, sensación de culpabilidad, negatividad y desánimo. La presión social y el bombardeo diario de mensajes que refuerzan el ideal de la delgadez no contribuye a mejorar esta situación; sin embargo, un grupo de investigadores de la Universidad de Michigan ha descubierto la existencia de ciertos genes responsables de que las mujeres sean más o menos vulnerables a la presión social para estar delgadas.

La interiorización del ideal de la delgadez afecta al 43% de las mujeres debido a factores puramente genéticos, por lo que la obsesión por perder peso las acompañará a lo largo de toda su vida, según muestran los resultados del estudio publicado en el International Journal of Eating Disorders. Para la elaboración de la investigación, financiada por del Instituto Nacional de Salud Mental, se analizó la percepción sobre la delgadez de más de 300 jóvenes gemelas, con unos genes prácticamente idénticos, y se comparó con el de jóvenes mellizas, que comparten alrededor de un 50% de los genes; todas ellas con edades comprendidas entre los 12 y los 22 años.

La relativa influencia del entorno social

Los resultados del estudio mostraron que la interiorización o no de los ideales de delgadez, y por tanto de su obsesión constante por mantener un físico conforme a estos arquetipos, coincidía al cien por cien en las mujeres gemelas, mientras que entre las mellizas (con genes diferentes) variaba de una hermana a otra. La psicóloga e investigadora principal, Jessica Suisman, explica que estos datos dan cuenta de que “la mayor o menor presión de las mujeres por estar delgadas se debe a las diferencias en su composición genética”.Las mujeres occidentales son las más expuestas culturalmente al ideal de la delgadez

En las conclusiones de la investigación también se relativiza la influencia de los factores ambientales, como la educación, las actitudes y la cultura, que establecerían una serie de diferencias entre las mujeres occidentales y las orientales. Las primeras son las más expuestas a los cánones de belleza relacionados con la delgadez. Sin embargo, esta influencia es mucho menor que la genética: “Los factores ambientales compartidos por las mujeres analizadas tienen mucho menos impacto del que se le había atribuido hasta ahora”, asegura Suisman.

Un paso adelante en los tratamientos contra la bulimia

Este descubrimiento podría cambiar radicalmente los tratamientos utilizados para combatir enfermedades como la bulimia y la anorexia. “Antes creíamos que los elementos culturales y del entorno eran el factor de riesgo que más influía en la obsesión por la delgadez, pero resulta que no es así, el peligro reside en la predisposición genética”, sentencia la investigadora.

Otro de los participantes en el estudio, la profesora Kelly Klump, añade que “este estudio pone de manifiesto la necesidad de adoptar otro enfoque a la hora de combatir los trastornos alimentarios” que se ajusten más a los factores genéticos que a los ambientales. Una postura que refuerza la vía iniciada por otros estudios previos, que ya apuntaban a la causa genética de la delgadez. Uno de los más relevantes fue realizado por un grupo de investigadores del Imperial College de Londres y de la universidad suiza de Lausana, que comprobaron cómo la gente extremadamente delgada tiene copias adicionales de un grupo de 28 genes, que forman parte del cromosoma 16.

El gen que no te permite engordar

En este último estudio, publicado el pasado año en la revista Nature, los investigadores analizaron el ADN de 95.000 personas y descubrieron que los participantes con una duplicación inusual del grupo de genes del cromosoma 16 eran inusualmente delgados, con un índice de masa corporal (IMC) menor de 18,5 (un IMC normal es de entre 18,5 y 25).Las personas con genes duplicados del cromosoma 16 no pueden alcanzar la masa corporal recomendada

La mitad de los niños con esa duplicación habían sido diagnosticados con un trastorno que impide aumentar de peso de forma normal. Además, un 25% de los individuos con la duplicación padecían microcefalia, una enfermedad en la que la cabeza y el cerebro son anormalmente pequeños y que está asociada a una corta perspectiva de vida.

Los científicos planean ahora estudiar más a fondo la función de los genes para poder identificar cuáles están involucrados en la regulación del hambre. Unos datos que, uniéndolos a los descubrimientos sobre la predisposición genética a la hora de interiorizar el ideal de la delgadez, permitirán desarrollar tratamientos más eficaces contra las psicopatologías alimentarias.

La cultura occidental ha elevado la delgadez a la categoría máxima de belleza. Su excesiva idealización está directamente relacionada con los trastornos alimentarios, la insatisfacción personal por no tener un cuerpo modélico o la preocupación obsesiva por perder peso, lo que acaba derivando en cuadros de estrés, sensación de culpabilidad, negatividad y desánimo. La presión social y el bombardeo diario de mensajes que refuerzan el ideal de la delgadez no contribuye a mejorar esta situación; sin embargo, un grupo de investigadores de la Universidad de Michigan ha descubierto la existencia de ciertos genes responsables de que las mujeres sean más o menos vulnerables a la presión social para estar delgadas.