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"Los españoles nos roban": Así nos ven en el extranjero
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"SIEMPRE HABÉIS SIDO UNOS VAGOS, Y AHORA MÁS"

"Los españoles nos roban": Así nos ven en el extranjero

De la admiración por el “milagro español” al recelo y, cada vez más, al odio irracional. La percepción exterior de los españoles se ha ido deteriorando

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"Los españoles nos roban": Así nos ven en el extranjero

De la admiración por el “milagro español” al recelo y, cada vez más, al odio irracional. La percepción exterior de los españoles se ha ido deteriorando a una velocidad de espanto durante el último lustro, paralelamente a la profundización de la crisis económica. Europa comienza a dividirse entre norte y sur. O mejor dicho, entre los países solventes y “los países del ajo”. Una peyorativa mención utilizada por la prensa de los países del norte y el centro europeo para referirse a España, Portugal, Grecia e Italia. Y es que la responsabilidad de la actual situación económica está cayendo sobre los más débiles, los países rescatados de la periferia europea.

Tanto es así, que los principales partidos de la ultraderecha europea han cambiado los argumentos antimusulmanes de su xenófobo discurso por otros más centrados en el antieuropeísmo y el odio a los países del sur. Una deriva que ha quedado reflejada en la campaña electoral del líder ultraderechista holandés Geert Wilders. Aunque finalmente no ha superado su techo electoral, quedándose como tercera fuerza política del parlamento, perdiendo nueve de sus 24 escaños de la anterior legislatura, sí ha influido en el programa del primer ministro saliente, el liberal Mark Rutte, quien ha pedido “firmeza” contra los PIGS para que paguen lo que deben.

El chivo expiatorio de los males de la UE ya no son los emigrantes, sino los “vagos” del sur. Los estereotipos sobre la personalidad de los españoles se han visto reforzados con la crisis. “En Holanda está calando la idea de que le estamos pagando la crisis a España, algo que no se acepta debido a que se cree que los españoles se pasan el día de fiesta. Los prejuicios sobre que los españoles son unos vagos siempre estuvieron ahí, pero ahora han vuelto con más fuerza que nunca”, explica Merijn de Waal, un holandés de 31 años que trabaja para NRC Handelsblad.

Los españoles como fuente de todos los males

El sentimiento de que los españoles son los causantes de la crisis financiera también es mayoritario entre los alemanes. El periodista y corresponsal en España Hans-Günter Kellner subraya que esta percepción “es un poco injusta porque en la misma medida que España pedía dinero, los bancos alemanes se lo prestaban, pero casi nadie entiende que ambos países sean corresponsables de la situación”. La manida afirmación de que “los españoles han vivido por encima de sus posibilidades” también ha tenido un fuerte eco en la prensa teutona. Un argumento que por su repetición constante ha provocado que los alemanes nos perciban como un pueblo “arrogante”.El español es divertido, con ganas eternas de fiesta y un obseso del buen vino y la comida de calidad

La cultura económica basada en el pelotazo urbanístico, que desde Alemania siempre se vio con escepticismo, nunca más podrá ser perdonada. “Mientras España estaba en pleno boom inmobiliario, nosotros ya vivíamos una crisis profunda y no entendíamos cómo se vivía con tanto lujo y se enriquecían tan rápidamente. Ahora vemos cómo están pagando las consecuencias, pero es una pena que se generalice porque la gente que está ahora en la cola del paro no es la misma que la que protagonizó el auge de la cultura del ladrillo”.

A medida que se va descendiendo hacia el sur de Europa, la visión negativa sobre los españoles comienza a moderarse. En Francia, la imagen que se tiene “sigue siendo buena, pero ojo, cada vez hay un sector mayor de la población que piensa que han despilfarrado su dinero, principalmente el aportado por la UE. Se tiene la sensación, amplificada por algunos medios, de que han gastado demasiado y ahora quieren pasarle la factura a los demás países. Esta idea está calando en un número cada vez mayor de gente, pero no quiere decir que culpen a la población, sino a sus dirigentes”, según la visión de Cécile Thibaud, que lleva más de una década afincada en Madrid pero que viaja con regularidad a su país de origen.

Los estereotipos de que los españoles son poco trabajadores y algo inconscientes por no haber reaccionado antes contra la burbuja inmobiliaria, también comienzan a oírse en el país vecino, añade Thibaud, aunque matiza que “estas ideas todavía son solo de una minoría”.

La francesa insiste en una idea que parece predominar en el resto de países de la UE y es que “los españoles han sido unos inconscientes” durante los años previos al estallido de la burbuja. “Los tiempos de bonanza impresionaron mucho a la sociedad francesa, que incluso tenía ciertas envidias y la sensación de que se les estaba pagando el crecimiento con dinero de todos los europeos. Sin embargo, ahora lo que más les sorprende es cómo están capeando el temporal sin quejarse demasiado. Desde mi punto de vista, si en Francia hubiese las mismas tasas de paro que en hay en estos momentos en España la gente se rebelaría, habría muchas más huelgas generales y casi se produciría una guerra civil. Puede ser que no se tenga una visión del todo exacta del empobrecimiento de las clases trabajadoras, pero nadie comprende cómo los españoles siguen saliendo adelante con toda la miseria que hay”, explica Thibaud.

Los españoles, más cerca de África que de Europa

Una percepción quizá un tanto distorsionada por imágenes como las de los desahucios violentos o las de los jornaleros del SAT en los hipermercados, que ocuparon las primeras planas de los periódicos de medio mundo y que, más que presentarlas como acciones políticas, se ceñían a subrayar la miseria y la extrema pobreza en la que habrían caído los españoles. El periodista keniata de 37 años Moses Maina ha seguido muy de cerca estos últimos conflictos por los medios de comunicación y no puede dejar de sorprenderse de que “lo único que parece importar a los españoles son sus ganas constantes de fiesta y el fútbol”. Una contradicción, dice, que “los acerca más a la filosofía de vida africana que a la europea”.Si en Francia hubiese las mismas tasas de paro que en España habría huelgas y estaríamos al borde de una Guerra Civil

Esta misma idea la refuerza su compatriota Joseph Githongo, un empresario de 29 años a quien le caen mejor “los europeos mediterráneos, como los españoles, que los nórdicos o anglosajones porque tienen un sentido del humor muy parecido al nuestro y se enfrentan a las adversidades sin deprimirse demasiado”. John Wainaina, hostelero de 32 años, lo remata así: “El español es divertido, con ganas eternas de fiesta y un obseso del buen vino y la comida de calidad. Me caen bien”.

Las impresiones sobre los políticos, todavía más negativas

Los representantes políticos tampoco parecen ayudar demasiado a mejorar la imagen de los españoles en el exterior, más bien todo lo contrario. En los Países Bajos, la percepción de los políticos españoles es que viven constantemente en un mar de dudas, según ha comprobado entre sus compatriotas Merijn de Waal. “El Gobierno de Mariano Rajoy no ofrece ninguna confianza. La gente no entiende su falta de determinación y valentía después de obtener una mayoría absoluta y contar con cuatro años por delante para hacer todo lo que pueda. En Holanda no se entienden las medias tintas y parece que el Gobierno de España no está totalmente convencido de que el país pasa por serios apuros. No reconocer esta evidencia es muy serio y genera cierta polémica”, añade de Waal.

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Para Kellner, en Alemania se ve con buenos ojos a los italianos “porque se entiende que están comprometidos en la lucha contra la crisis, mientras que se duda mucho de los españoles. Tampoco se cree que haya voluntad de aceptar las reformas necesarias. Mi opinión personal es que el Estado del bienestar en España es difícil de mantener sin los ingresos extraordinarios del boom inmobiliario, incluso si se diese cierto crecimiento económico, no veo que fuese fácil mantener el nivel actual de servicios. Esto no quiere decir que esté a favor del copago, pero sí de buscar soluciones intermedias según las posibilidades económicas de la población”.España solo va a Bruselas para demostrar que lleva los deberes hechos, por eso se le trata como a un alumno

El papel del Gobierno en el escenario europeo ha dejado una sensación entre los franceses de que “España no sabe venderse bien fuera porque a pesar de haber sido la octava economía mundial están totalmente ausentes. Esta falta de presencia le da muchos puntos negativos a Rajoy. Esto es justamente lo contrario de lo que ocurre con Mario Monti, quien sabe venderle la moto a la Comisión Europea sin siquiera sacarla del garaje, mientras que España llega a Bruselas con demasiada modestia y centrándose en demostrar que lleva los deberes hechos. Una actitud que implica que se le trate como un alumno”, según explica Thibaud.

El ensañamiento contra los españoles se ha retratado ocasionalmente en el exterior con un cierto tono de comedia negra. Las costosas estaciones del tren de alta velocidad en medio de la nada, los aeropuertos sin pasajeros y, en definitiva, el despilfarro en inútiles obras faraónicas.

Los griegos, peor valorados que los españoles

A pesar del cambio de tendencia de la visión que se tiene en el exterior de los españoles, todavía no estamos a la altura de las desconsideraciones a las que son sometidos los griegos. En la mayoría de países de la UE ya se comienza a defender abiertamente su expulsión de la zona euro. La francesa Cécile Thibaud aclara que “la sensación es diferente porque en Grecia se ha visto que la gente apenas paga impuestos, hay una economía sumergida mucho más abultada y el despilfarro ha sido si cabe mayor que en España”. Además, añade la francesa, “la deuda griega es pública y la española eminentemente privada, por lo que se sabe que la gente común no es tan culpable de la situación”.

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El holandés Merijn de Waal explica que hay que diferenciar entre la gente bien informada, que lee la prensa a diario, y la que no. Entre el primer grupo, dice, “las personas saben diferenciar entre el caso griego, con una deuda de la que son responsables las administraciones, y el caso español, cuyo problema de la deuda ha sido originado por los bancos. Sin embargo, la gente poco informada sí generaliza y mete a todos los países del sur en el mismo saco”. En Alemania “a groso modo se tiene la misma concepción de los españoles que de los griegos, aunque a estos últimos no se les perdona que hayan engañado al resto de países trucando la cuentas públicas”, matiza Kellner.La población está cada vez más polarizada y el espíritu europeo se resquebraja

De lo que no cabe duda es que, en mayor o menor medida, los españoles son señalados con el dedo como los culpables de crisis, sacando a la luz ciertos estereotipos que parecían cosa del pasado. La pérdida de poder adquisitivo de las poblaciones del norte y del centro de Europa no hará más que acentuar estos negativos puntos de vista. Un contexto cuyos efectos secundarios son la polarización ideología y el auge de los populismos, siempre asentados sobre la base del odio al “otro” a quien se le responsabiliza de todos los problemas propios. Un escenario complicado para seguir construyendo una Europa más unida o federal, como ingenuamente proponía ayer mismo el presidente de la Comisión Europea José Manuel Durao Barroso. Toda una quimera para los vientos populistas que soplan en el Viejo Continente.

De la admiración por el “milagro español” al recelo y, cada vez más, al odio irracional. La percepción exterior de los españoles se ha ido deteriorando a una velocidad de espanto durante el último lustro, paralelamente a la profundización de la crisis económica. Europa comienza a dividirse entre norte y sur. O mejor dicho, entre los países solventes y “los países del ajo”. Una peyorativa mención utilizada por la prensa de los países del norte y el centro europeo para referirse a España, Portugal, Grecia e Italia. Y es que la responsabilidad de la actual situación económica está cayendo sobre los más débiles, los países rescatados de la periferia europea.