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Más calor, más sexo: mitos sobre el amor veraniego
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LLEVAR MENOS ROPA NO DISPARA LA LIBIDO

Más calor, más sexo: mitos sobre el amor veraniego

Diversos estudios han relacionado las altas temperaturas veraniegas con un incremento de las relaciones sexuales, reforzando así la creencia popular sobre esta cuestión. La mayoría de

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Más calor, más sexo: mitos sobre el amor veraniego

Diversos estudios han relacionado las altas temperaturas veraniegas con un incremento de las relaciones sexuales, reforzando así la creencia popular sobre esta cuestión. La mayoría de ellos concluyen que la segregación de estrógenos y andrógenos es mayor durante las épocas más cálidas del año porque la luz solar estimula la glándula cerebral denominada epífisis, a partir de cuyo fenómeno se incrementa la producción de estas hormonas sexuales. Sin embargo, si se toman las tasas de natalidad como patrón para medir la actividad sexual, el criterio estacional de la libido pierde consistencia.

El estudio Seasonality in human reproduction: an update realizado por un grupo de investigadores de la Universidad de Oxford ratifica esta última tesis al concluir en sus resultados que en los climas del sur y tropicales la natalidad disminuye en primavera, lo que indica a su vez un descenso de la concepción durante el verano. En los países de climas fríos se produciría el patrón opuesto, con picos de natalidad durante los meses de primavera.

¿Un mito fruto de las expectativas?

Otros estudios con argumentos intermedios entre ambas posturas defienden que el deseo sexual puede aumentar en verano dependiendo de los factores ambientales particulares de cada individuo (vacaciones, mayor vida social, búsqueda de diversión, despreocupación, etc.) pero indican que la calidad del esperma disminuye durante los meses más calurosos, lo que reduciría las probabilidades de fertilización. Los fabricantes de preservativos también insisten en el aumento de sus ventas durante estas épocas del año, aunque reconocen la posibilidad de que se puede deber más a un incremento de las expectativas que no siempre coinciden con la realidad.El criterio estacional del deseo no coincide con los picos de natalidad

El papel de las feromonas segregadas por el sudor que se produce en el cuerpo humano también ha sido estudiado para encontrar una respuesta científica a la creencia de que la libido aumenta durante el verano. Las investigaciones en este terreno, todavía poco consistentes, se han realizado fundamentalmente en animales y las primeras conclusiones son que éstos segregan algún tipo de compuesto químico (todavía no se sabe cuál) relacionado con la atracción sexual.

En el caso de España, los meses del año en los que se producen más nacimientos son julio y agosto, por lo que el pico de concepción se sitúa entre los meses de octubre a diciembre. El profesor Eusebio Bedoya, de la Universidad Nacional de Córdoba, ha realizado diferentes estudios en los que demuestra que los países de climas suaves el mayor deseo sexual coincide con los meses de otoño e invierno. A pesar de ello, reconoce que el frío es capaz de inhibir la segregación de hormonas sexuales porque las bajas temperaturas inciden sobre la hormona cerebral denominada prolactina, que puede frenar el deseo.

La clave está en la psique

La literatura científica en este campo es tan abundosa como contradictoria. Algunos científicos justifican esta falta de atino porque quizá no se preste toda la atención que se debería a los factores socioambientales de cada persona para el aumento de la libido. Por ejemplo, se ha comprobado que el tiempo libre, unido a la distensión y la despreocupación, es un condicionante para el sexo más importante aún que los propios factores biológicos, y está relacionado con una mayor predisposición a disfrutar de las relaciones. Los factores socioambientales son tan determinantes, o más, que los biológicos

Otro factor ambiental ligado al verano tiene que ver con el mayor tiempo que se pasa fuera de casa, aumentando así las oportunidades para interactuar con otras personas. Lo que parece no influir tanto es el mito de la mayor seducción provocada por las prendas veraniegas con las que se muestra una mayor parte del cuerpo. Al menos, esta es la conclusión del estudio Men’s attraction to women’s bodies changes seasonally elaborado por los investigadores polacos Ogusław Pawlowski y Piotr Sorokowski, en el que concluyen que este tipo de ropa no aumenta la atracción sexual tras analizar la reacción ante diversas fotografías de un grupo de más de un centenar de personas.

Esta cuestión también ha intentado ser explicada desde el campo de la psicología. En el artículo científico Warm Thoughts: Attachment Anxiety and Sensitivity to Temperature Cues,  publicado por el profesor de la Universidad de Ohio, Mateo Vess, el pasado mes de mayo en la revista Psychological Science, se explica que la mayoría de individuos tienden a percibir erróneamente las emociones relacionadas con el deseo y la seducción en los días más calurosos del verano. Concretamente, se afirma que se suele asociar mentalmente el concepto de calor con una mayor predisposición a mantener relaciones sexuales, aunque no existan otro tipo de señales que así lo confirmen.

Diversos estudios han relacionado las altas temperaturas veraniegas con un incremento de las relaciones sexuales, reforzando así la creencia popular sobre esta cuestión. La mayoría de ellos concluyen que la segregación de estrógenos y andrógenos es mayor durante las épocas más cálidas del año porque la luz solar estimula la glándula cerebral denominada epífisis, a partir de cuyo fenómeno se incrementa la producción de estas hormonas sexuales. Sin embargo, si se toman las tasas de natalidad como patrón para medir la actividad sexual, el criterio estacional de la libido pierde consistencia.

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