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"Las tentaciones éticas están siempre presentes cuando hay mucho dinero en juego"
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ABOGACÍA, PERIODISMO Y GRANDES NEGOCIOS, RETRATADOS EN 'EL BUFETE'

"Las tentaciones éticas están siempre presentes cuando hay mucho dinero en juego"

Conflictos económicos, acciones jurídicas que exceden la legalidad, grandes compañías de inestable posición en bolsa, despachos de lujo, intrigas al más alto nivel…Son  elementos y escenarios

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"Las tentaciones éticas están siempre presentes cuando hay mucho dinero en juego"

Conflictos económicos, acciones jurídicas que exceden la legalidad, grandes compañías de inestable posición en bolsa, despachos de lujo, intrigas al más alto nivel…Son  elementos y escenarios que se citan en El bufete, la obra con que Borja Martínez-Echevarría (Madrid, 1975) ha ganado el premio Abogados de Novela, y a través de los cuales podemos entrever muchos de los cambios que se están produciendo en el agitado mundo jurídico real.

Las relaciones que los letrados de los grandes despachos mantienen con sus clientes son cada vez más complejas y estrechas. Ya no estamos ante un profesional al que se recurre esporádicamente para solucionar un problema determinado, sino ante un asesor muy cercano, que debe ejercer una tarea continua de prevención y que debe intervenir con frecuencia dando consejo. Como asegura Martínez-Echevarría, periodista y socio de la asesoría estratégica Pérez + Partners, los tiempos obligan a que la confianza sea un elemento cada vez más importante en la relación entre abogado y cliente. “El buen profesional, aquel con el que el cliente se siente más a gusto, es el que traspasa la frontera del asesoramiento técnico, está metido en el negocio y se implica en él. Por eso es tan necesario que el abogado tenga formación en economía, sepa leer balances y conozca el sector donde trabaja la empresa a la que asesora”. Bien puede decirse que “el abogado se ha visto obligado a asumir un papel que, durante mucho tiempo y en muchos casos, era sólo una pose”.

La innovación se copia rápido

La tendencia se intensifica en la medida en que elementos típicos del asesoramiento, caso del conocimiento extenso acerca de un área jurídica, no son tan relevantes hoy. Dado que hay un mayor número de profesionales preparados y que la información es más visible, el papel que juega el abogado ya no pasa por la erudición. Como señala Martínez-Echevarría, “hay un porcentaje del 80% del asesoramiento de la abogacía de negocios que es simple commodity, mientras que un 20% de los temas son de esa clase que sólo te puede hacer una persona concreta. Si un gran despacho inventa una forma de asesorar de un modo novedoso a los seis meses se lo han copiado y tiene que volver a inventar algo. La abogacía, en este sentido, es como la Fórmula 1, donde las novedades que una firma presenta son rápidamente absorbidas y donde todos los competidores se ven obligados a innovar constantemente”.

Moverte siempre cerca de la línea roja legal te puede generar problemas

Una relación tan estrecha entre asesores y asesorados hace que aparezcan con cierta frecuencia tentaciones éticas, un elemento muy presente en El bufete. En tanto vivimos en un mundo complejo, donde la frontera entre legalidad e ilegalidad no están nítidamente definidas, y donde la presión para obtener resultados que sufren las empresas es creciente, los dilemas morales también cobran nuevas expresiones. “Las cuestiones éticas siempre están presentes cuando hay mucho dinero en juego o cuando no se quiere perder un gran asunto o un buen cliente. La tentación está ahí, pero también lo está la profesionalidad del abogado”. Para Martínez-Echevarría, “lo más importante en el asesoramiento profesional deben ser los intereses del cliente. Hay que ser honesto, decirle la verdad y no generar falsas expectativas. Si quiere iniciar un pleito en el que tiene escasísimas posibilidades, hay que hacérselo saber”. Otra cosa es que el profesional del derecho esté a la búsqueda de lagunas legales con las que sus clientes puedan salir beneficiados, “algo que suele hacerse pero de lo que no conviene abusar. Estar siempre cerca de la línea roja te puede generar problemas porque el derecho no es una ciencia exacta”.

Guerra de precios

Otra de las grandes novedades que ha provocado la crisis son los cambios en los precios. “Las empresas pueden ahora presionar mucho más en las minutas, y han hecho saber a los despachos que si en los buenos tiempos abonaban cantidades importantes, ahora, en época de vacas flacas, tienen que ver correspondida esa actitud. Si pagaron muy bien cuando se podía, ahora que no pueden pagar tanto (o que sencillamente no pueden pagar) el abogado debe estar igual con ellos”.

Los abogados deben ser más visibles, lo que ha provocado que sus relaciones con los periodistas se intensifiquen

Las modificaciones en las minutas, no obstante, tienen que ver más con transformaciones estructurales que con aspectos coyunturales. En la medida en que gran parte de las tareas que los despachos realizan se han convertido en commodities, no tiene sentido seguir facturando cantidades notables por trabajos que conllevan poco esfuerzo y las empresas, conscientes de la situación, han provocado una guerra de precios “en la que los despachos tendrán que valorar si entran o no”. La otra parte del planteamiento lleva a que esa pericia jurídica que no puede ser convertida en commodity haya visto aumentar su precio: “La innovación se sigue cotizando en el mercado jurídico. Por eso los despachos piden iniciativa e imaginación a los jóvenes que entran a trabajar, sabedores de que esas son las cualidades que, unos años después, cuando lleven temas importantes, permitirán que aporten ideas magníficas que cambien las cosas”.

El juicio paralelo en los medios

Ahora bien, si hay algo a lo esta época obliga a los abogados es a ser más visibles, lo que ha provocado que las relaciones entre letrados y periodistas se intensifiquen. “Cuando Argentina expropia YPF, el periodista tiene que saber qué está pasando, si es posible nacionalizar una empresa, qué trámites legales han de seguirse, cuáles son las opciones jurídicas que se pueden manejar para combatir la decisión, etc., y para eso, nada mejor que hablar con un abogado que le informe. A su vez, para un penalista o un fiscalista, es crucial tener buena relación con los medios, porque no hay mejor marketing que aparecer en ellos en calidad de expertos”.

Los despachos son ya conscientes de esta necesidad y todos ellos cuenta con departamento de comunicación, algo que no era tan frecuente una década atrás. Y también tienen muy presente que los pleitos no sólo se ganan en los tribunales. “Cuando hay litigios importantes se suelen contratar asesores de comunicación porque se puede obtener una sentencia favorable y sin embargo, perder el caso en los medios. Si hay un vertido tóxico del que se culpa a una empresa, a lo mejor se la absuelve judicialmente, pero cuando buscas información en Google se la relaciona siempre con el vertido. Ese es el tipo de situaciones que deben evitarse”. En todo caso, asegura Martínez-Echevarría, más allá de casos concretos, “hablamos de dos profesiones, periodista y abogado, que indudablemente se necesitan”.

Conflictos económicos, acciones jurídicas que exceden la legalidad, grandes compañías de inestable posición en bolsa, despachos de lujo, intrigas al más alto nivel…Son  elementos y escenarios que se citan en El bufete, la obra con que Borja Martínez-Echevarría (Madrid, 1975) ha ganado el premio Abogados de Novela, y a través de los cuales podemos entrever muchos de los cambios que se están produciendo en el agitado mundo jurídico real.