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Semáforo rojo: el litro de gasolina a dos euros
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LA CARESTÍA DE LA VIDA Y EL 'EFECTO ESPIRAL'

Semáforo rojo: el litro de gasolina a dos euros

El candidato socialista a la presidencia francesa, y favorito en las encuestas, François Hollande, anunció la semana pasada en una entrevista a la cadena pública France 2, que si llega al

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Semáforo rojo: el litro de gasolina a dos euros

El candidato socialista a la presidencia francesa, y favorito en las encuestas, François Hollande, anunció la semana pasada en una entrevista a la cadena pública France 2, que si llega al Elíseo bloqueará el precio de la gasolina durante al menos tres meses. Se trata de una medida electoralista que busca rascar votos entre muchos votantes indecisos que no tienen grandes preferencias ideológicas entre la izquierda y la derecha, pero sí tienen claro que la gasolina, que roza los dos euros por litro, está por las nubes.

La peor valoración de Obama en las encuestas se debe principalmente a la subida del precio de la gasolinaUn debate parecido se ha colado en Estados Unidos a ocho meses de las elecciones presidenciales. Pese a los constantes problemas que están teniendo los candidatos republicanos en sus primarias, Barack Obama no acaba de sacar partido a la situación. La última encuesta realizada por el New York Times y la CBS no ha sido positiva para el líder demócrata. Sólo el 41% de los consultados aprueba su labor al frente del Gobierno, una cifra que hace un mes era del 50%. ¿A qué se debe esta notable bajada? Tal como refleja la misma encuesta, y según la mayoría de analistas políticos de EE.UU, se debe principalmente a la subida del precio de la gasolina. La mayoría de los estadounidenses utilizan el coche a diario, casi no existe el transporte público, y no perdonan el incremento constante en el precio del combustible, que en los últimos quince días ha subido 12 céntimos. Cerca de dos terceras partes de los estadounidenses, un 65%, indicaron en la encuesta que desaprueban la forma en que Obama ha gestionado el incremento de los precios de la gasolina. Sólo el 26% apoyan su comportamiento en este asunto, su calificación más baja del sondeo.

¿A quién atribuimos las subidas de precio?

Las subidas de precios son siempre percibidas por la ciudadanía como algo negativo. Se trata de una pérdida en el intercambio: para recibir lo mismo hay que pagar más. Lo que se modifica según el contexto es la atribución de responsabilidades: ¿quién tiene la culpa de que tengamos que pagar más? Benjamín Sierra, especialista en psicología del consumo de la Universidad Autónoma de Madrid, explica que “en la medida que los consumidores atribuyen que la subida es responsabilidad del Gobierno, cabe esperar que se produzca una actitud negativa hacia éste”. Sierra explica que esta relación cambia en función del contexto económico y social, por el que se atribuyen responsabilidades que no siempre se corresponden con la realidad.

José Miguel Fernández-Dols, catedrático de psicología social de la misma universidad, coincide con su compañero, pero es más crítico que éste: “En una sociedad tan compleja como la nuestra, los ciudadanos hacen una lectura parcial de la realidad y todas las cuestiones que tienen una repercusión directa y a corto plazo, como las subidas de precios, tienen mucho impacto”.

Estamos acostumbrados a unos precios subvencionados e irreales de la electricidadEn el caso concreto de la gasolina, los expertos coinciden en apuntar que los españoles tenemos asumido que no se trata de una responsabilidad del Gobierno, algo distinto a lo que pasa en Francia o EE.UU, donde se apunta directamente a los gobernantes. Javier Morilla, profesor de estructura económica de la Universidad San Pablo CEU, cree que el ciudadano "tiene asimilado que somos un país sin recursos energéticos y cualquier incremento externo del precio del barril de crudo repercute de forma inmediata en los precios". Cosa distinta es el caso de la electricidad. Morilla cree que "estamos acostumbrados a unos precios subvencionados e irreales", y que los ciudadanos, echen o no la culpa al Gobierno de turno, no saben que vamos a pagar las decisiones con respecto a la energía nuclear y las renovables. "Si vieran las ventajas que supone la independencia energética, que tienen países como Francia, tendrían otra opinión", concluye Morilla.

La externalización de responsabilidades

Parece que el contexto de crisis hace que seamos más críticos con la gestión de nuestros políticos y les atribuyamos más responsabilidades, pero no siempre ha sido así. Sierra pone como ejemplo el momento de incorporación al euro, cuando los precios subieron de forma significativa. Aunque hubo numerosas voces críticas que avisaron de lo que iba a pasar, antes y después de la implantación de la moneda única, “la polémica no cristalizó porque había una actitud muy favorable para estar en el sistema monetario europeo”. “Cuando hay una actitud tan clara ante algo”, explica el profesor, “estamos dispuestos a aceptar los riesgos”.

En contextos negativos tendemos a atribuir mayores responsabilidades a los políticosAhora sucede lo contrario, las expectativas generales son negativas, por lo que cambia nuestra actitud en términos globales. Sierra explica que se trata de un “efecto espiral”, atribuible a la percepción política que tenemos de todo lo que nos rodea: “Cuando las cosas van bien se magnifican los pros y se minimizan los contras. Cuando las cosas van mal, como ahora, se minimiza lo bueno y se magnifica lo malo”. En contextos negativos tendemos a atribuir mayores responsabilidades a los políticos, y por ello la subida del precio de la gasolina, que no sólo depende de las medidas del Gobierno, incide tanto en las encuestas de intención de voto.

Rubén Sánchez, profesor de Análisis Político de la Universidad Carlos III de Madrid e investigador del Instituto de Política y Gobernanza, va más allá y cree que en España ha habido un esfuerzo consciente para externalizar el coste de la vida: “El ciudadano se da cuenta de que todo es más caro. El problema es que se han producido unos sucesos durante 15 años que han externalizado la atribución de responsabilidades, primero a Europa, luego a la vivienda y ahora a la crisis. Hay un imaginario colectivo que atribuye las responsabilidades a agente externos, no personalizados, que despenaliza a los agente reguladores”.

El inmovilismo ciudadano

Las crisis económicas producen en democracia un proceso inverso muy preocupanteLa subida de precios es percibida como una amenaza importante en una situación como la actual, con cinco millones de parados, pero, según Fernández-Dols, esto no refuerza la conciencia política de la ciudadanía, que está más preocupada por sobrevivir que por movilizarse. El profesor cree que las crisis económicas producen en democracia un “proceso inverso muy preocupante”: la ciudadanía en vez de activarse se desvincula de la acción política. Además, la movilización no siempre es positiva, pues el descontento puede encauzarse a través de propuestas populistas. En definitiva, tal como explica Fernández-Dols, “se puede aprovechar el resentimiento en un sentido poco esclarecedor”.

El profesor Sánchez hace otra lectura, y cree que las cosas están cambiando de modo positivo y, a medida que se da más importancia a la economía, los ciudadanos son más críticos con su gestión. En Francia, un país con una amplia tradición intervencionista, la regulación de los precios de la gasolina ha entrado de lleno en el debate electoral. Sierra explica que se trata de un debate de fondo sobre si el Estado debe regular más o menos, “que antes o después” se producirá en España y que “va a ir a más” en todo el mundo.

El candidato socialista a la presidencia francesa, y favorito en las encuestas, François Hollande, anunció la semana pasada en una entrevista a la cadena pública France 2, que si llega al Elíseo bloqueará el precio de la gasolina durante al menos tres meses. Se trata de una medida electoralista que busca rascar votos entre muchos votantes indecisos que no tienen grandes preferencias ideológicas entre la izquierda y la derecha, pero sí tienen claro que la gasolina, que roza los dos euros por litro, está por las nubes.