Es noticia
Cuando los compañeros de trabajo nos hacen engordar
  1. Alma, Corazón, Vida
MANTENER EL RÉGIMEN ES MÁS DIFÍCIL EN EL ENTORNO LABORAL

Cuando los compañeros de trabajo nos hacen engordar

Según un estudio de Survey Sampling International para Medi-Weightloss Clinics, una franquicia de clínicas de pérdida de peso con sede en Florida, hasta un 29% de

Foto: Cuando los compañeros de trabajo nos hacen engordar
Cuando los compañeros de trabajo nos hacen engordar

Según un estudio de Survey Sampling International para Medi-Weightloss Clinics, una franquicia de clínicas de pérdida de peso con sede en Florida, hasta un 29% de los profesionales que se someten a una dieta declaran que sus compañeros de trabajo les llevan a comer más, se ríen de su alimentación o les invitan a que ingieran comida inapropiada para su régimen.

Cuando el trabajo engorda

A la larga, la relación con los compañeros de trabajo puede sabotear una estrategia de adelgazamiento. En el entorno laboral se dan lugar una amplia variedad de situaciones que nos hacen perder el control de nuestros propios hábitos alimenticios: desde las prisas a mediodía hasta las comidas y cenas de empresa, pasando por la ocasión en que alguien lleva a la oficina repostería con motivo de alguna celebración. También un horario ajustado que nos impida desayunar debidamente y luego nos obligue a picar tentempiés durante toda la mañana. Si a esto le sumamos que la actitud de los compañeros no es a veces la más apropiada, el trabajo puede convertirse para muchos en un problema para su dieta.

El entorno laboral es el lugar propicio para saltarse la dieta

Patrice Gibson, responsable de ventas para una compañía de aprovisionamiento médico, participó en el estudio. Normalmente comparte el momento de la comida con una compañera, Michelle Nunemaker. Mientras la primera llevaba al trabajo pequeñas porciones de comida saludable, la segunda “se reía de lo que comía”, según Gibson, “y me decía cosas como: conozco gente que siguió tu misma dieta y en el momento que la dejaron, volvieron a recuperar su peso”. Nunemaker, por su parte, asegura que se limitó a recomendarle “ejercicio y un poco de control sobre la comida” y que cuando Gibson perdió finalmente peso, la felicitó, pero no cambió su parecer acerca de las dietas. La percepción de lo ocurrido, como reseña el estudio, cambia radicalmente dependiendo del punto de vista que asumamos.

La actitud, determinante

Según otro estudio publicado en la revista Obesity, dependiente de Nature, la actitud con que nos enfrentamos a una dieta resulta determinante en sus probabilidades de éxito. Parte de esta investigación consistió en proponer a 3.300 personas el reto de que adelgazasen, organizándose para ello en equipos con un líder que debía motivarlos. Los grupos formados por compañeros de trabajo y unidos, por lo tanto, por rutinas alimenticias parecidas, demostraron una tasa de éxito superior a la de los demás. También lo hicieron aquellos grupos en los que el líder transmitía a los sujetos a dieta un mensaje positivo, recompensando sus logros en lugar de sancionar sus fracasos.

Si sancionamos su actitud, el sujeto a dieta tendrá más probabilidades de éxito

Tricia Leahey, la principal responsable del estudio, concluye que “los contactos sociales son extremadamente poderosos” a la hora de ponernos a régimen, especialmente en lo referente a mantener una actitud constructiva. Perder peso es una estrategia a largo plazo cuyos resultados, si los hay, aparecen sólo después de un tiempo: hasta entonces, resulta determinante el apoyo que encontremos entre aquellos que nos rodean.

En otros casos, la actitud de los compañeros de trabajo puede ser un sabotaje real. Según Chelsey Millstone, dietista especializada en alimentación corporativa y en el entorno laboral, “algunos pueden sentirse abandonados cuando alguien empieza un régimen y decide no acompañarlos a la hora de la comida o cuando hay que celebrar algo”. Para otros, el compañero que adelgaza puede convertirse en un rival, por lo que viven su régimen como una amenaza para su propia carrera. De modo consciente o inconsciente, estos profesionales pueden boicotear la intención de adelgazar de su compañero cuestionando su capacidad, haciendo bromas con su comida o sencillamente negando que vaya a llegar a buen puerto.

Otra participante en el estudio de SSI, Sarah Onstott, declaró que estaba cansada de intentar no picar entre horas en la centralita donde trabaja. Fue el trabajo en equipo –en este caso, junto a compañeros de trabajo– lo que permitió que finalmente perdiera peso. Después de recibir asesoramiento profesional sobre nutrición y alimentación saludable, decidió organizar un grupo con otros tres compañeros para celebrar todas las mañanas un desayuno basado en fruta y yogur. También empezaron a publicar un pequeño boletín sobre salud, con trucos sobre alimentación y criticando las dietas milagro, que distribuyeron entre los demás compañeros para concienciarlos con su proyecto y recibir su apoyo. “Al principio eran excéntricos, especialmente en lo que respecta al boletín”, declara Onstott. “Poco después muchos ya publicaban en él sus propias recetas y consejos para adelgazar”.

El peligro de las comidas corporativas

Comer con clientes es el principal factor de riesgo

Según la investigación de Survey Sampling International, resistir es incluso más complicado cuando pasa por tener que decirle no a un cliente. Uno de cada cinco sujetos sometidos a observación explicó a los investigadores que el momento en el que se sienten más presionados son las comidas de empresa, especialmente si son con personas con las que no tratan directamente de forma frecuente.

Sentarse ante alguien y explicarle que estás a dieta puede suponer para muchos un rato de vergüenza. Algunos se toman la comida de empresa como un pequeño paréntesis en el que se saltarse su dieta por razones presuntamente justificadas y otros aprovechan que están entre desconocidos para actuar sencillamente como si no estuvieran a régimen. Sin embargo, el factor principal que lleva a muchos a engordar por razones laborales es de nuevo la presión del contertulio.

Según un estudio de Survey Sampling International para Medi-Weightloss Clinics, una franquicia de clínicas de pérdida de peso con sede en Florida, hasta un 29% de los profesionales que se someten a una dieta declaran que sus compañeros de trabajo les llevan a comer más, se ríen de su alimentación o les invitan a que ingieran comida inapropiada para su régimen.