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La novela negra vuelve su mirada hacia el estalinismo
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POLICÍAS IDEALISTAS CONTRA EL 'APARATO' SOVIÉTICO

La novela negra vuelve su mirada hacia el estalinismo

Es peculiar que hayan aparecido últimamente tres autores, Tim Rob Smith (El niño 44) William Ryan (Réquiem ruso) y Alejandro Gallo (Asesinato en el Kremlin) que

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La novela negra vuelve su mirada hacia el estalinismo

Es peculiar que hayan aparecido últimamente tres autores, Tim Rob Smith (El niño 44) William Ryan (Réquiem ruso) y Alejandro Gallo (Asesinato en el Kremlin) que hayan decidido situar sus novelas en un contexto histórico similar, el régimen soviético en su etapa estalinista. Ryan inicia su narración en el comienzo de una de las grandes purgas (la de 1936) emprendida, entre otros, contra Bujarin. La de Gallo arranca en el comienzo de la primera razzia (de diciembre de 1934) contra Zinoviev y Kaménev. La novela de Rob Smith transcurre desde la segunda guerra mundial hasta 1953, poco antes de la muerte del dictador.

En los tres casos existe un elemento común: un maduro oficial investigador de la milicia intentará resolver un caso cuya resolución lo enfrentará a la NKVD, la temible policía política antecesora del famoso KGB. Sus protagonistas son policías idealistas que creen en la construcción del socialismo y en que el crimen, que de tanto en tanto aparece en la Unión Soviética, es una anomalía de un sistema que ha excluido las condiciones de injusticia social y económica por las cuales se producen delitos en los países capitalistas. Creen en la revolución, aun con reservas que no expresan abiertamente, y en su investigación se verán abocados a confrontar sus convicciones con una realidad perversa, enfrentándose con los elementos humanos más reaccionarios. Su lucha por establecer la verdad les llevará ineludiblemente a la progresiva desilusión respecto de las posibilidades de su país.

Estas tres muy entretenidas novelas muestran algunas de las causas del derrumbamiento del sistema soviético

Ya sea, como es el caso de Ryan, con la investigación de un expolio mafioso llevado a cabo por dirigentes del patrimonio cultural, o con la descripción, como hace Gallo, de la conspiración para asesinar a Kirov, jefe del partido en Leningrado, o con el desvelamiento de un oscuro caso de canibalismo en la Segunda Guerra Mundial (y de sus posteriores consecuencias), los tres escritores retratan un régimen ruso opresivo cuyos dirigentes miran por su exclusivo interés.

La verdad sobre la URSS

Los tres policías, consagrados a descubrir la verdad a cualquier precio, habrán de enfrentarse a las presiones y amenazas de que son objeto por los aparatos del poder soviético. En esta disyuntiva pueden perder el pequeño bienestar material que poco a poco van consiguiendo al ascender en el escalafón de un país en el que teóricamente no existen clases sociales. Las contradicciones del sistema quedan expuestas de manera convincente: mafias, corrupción, incompetencia y desidia dibujan el paisaje de un sistema que ante sus ciudadanos y el mundo se jacta precisamente de lo contrario. El triunfo del socialismo no ha erradicado los deseos y ambiciones más oscuros que subyacen en cualquier ser humano.

Tienen un precedente común en Gorky Park, de Martin Cruz Smith

Políticos y policías, torturadores y victimas desfilan en estas tres muy entretenidas novelas que aportan, en clave criminal, algunos de los motivos del derrumbamiento posterior del sistema y lo hacen de una manera ágil, directa y, como se decía antes, agarrando al lector por el cuello hasta la última página. Sentimos con los protagonistas de estas tres obras el intenso frío ruso y más aún el que hiela sus almas y corazones.

Estos tres detectives beben del mismo antecedente, el Gorky Park de Martin Cruz Smith, donde ya se exploraban algunos de estos asuntos. Renko, su policía protagonista, es el padre de este nuevo subgénero literario situado en la antigua Unión Soviética con elementos de cine y literatura negra criminal y, como no podría ser de otra manera en este tipo de obras, de crítica al sistema.

Mariano García Zabas* es abogado en ejercicio.

Es peculiar que hayan aparecido últimamente tres autores, Tim Rob Smith (El niño 44) William Ryan (Réquiem ruso) y Alejandro Gallo (Asesinato en el Kremlin) que hayan decidido situar sus novelas en un contexto histórico similar, el régimen soviético en su etapa estalinista. Ryan inicia su narración en el comienzo de una de las grandes purgas (la de 1936) emprendida, entre otros, contra Bujarin. La de Gallo arranca en el comienzo de la primera razzia (de diciembre de 1934) contra Zinoviev y Kaménev. La novela de Rob Smith transcurre desde la segunda guerra mundial hasta 1953, poco antes de la muerte del dictador.