“En tres días, toda España conocerá este mensaje”
“Pido a cada destinatario que reenvíe este e-mail a un mínimo de veinte personas de su lista de contactos y, a su vez, que cada uno
“Pido a cada destinatario que reenvíe este e-mail a un mínimo de veinte personas de su lista de contactos y, a su vez, que cada uno de ellos haga lo mismo. Si cada persona pasa este mensaje a un mínimo de veinte personas, en tres días la mayoría de los españoles recibirá este mensaje”. Es lo que promete el último correo viral que circula por Internet, que pide reformar el Congreso de los Diputados para que sus señorías dejen de votar sus propios salarios, no tengan un seguro de salud distinto al de la Seguridad Social y limiten su mandato a dos legislaturas. Es solo el último ejemplo de un fenómeno, el del activismo político en la red, cada vez más extendido.
Que Internet está cambiando el modo de hacer política no es ningún secreto, pero en los últimos meses hemos asistido a iniciativas concretas que, tras una propagación sin precedentes, han logrado su objetivo en unos pocos días. Pablo Herreros, autor del blog Comunicación se llama el juego, logró torpedear uno de los programas más potentes de la parrilla televisiva, La Noria de Telecinco, por pagar por entrevistar a la madre de “El Cuco”, el único menor imputado en el asesinato de Marta del Castillo. Numerosas marcas retiraron la publicidad del programa debido a la presión ciudadana y, aunque el programa previsiblemente se seguirá emitiendo - relegado al late night-, ha quedado herido de muerte. No es el único caso. Hace dos semanas, una iniciativa personal promocionada a través de la web Actuable -plataforma de propagación de todo tipo de iniciativas sociales y políticas, que también canalizó la protesta de Herreros- logró que un libro que aseguraba tener las claves para “curar la homosexualidad” fuera retirado de La Casa del Libro y El Corte Inglés, que se vieron presionadas por casi 50.000 personas que firmaron la petición en dicha página. El libro en cuestión llevaba dos años en las estanterías, pero nadie había reparado en él hasta que surgió la iniciativa en Actuable. Más allá de esto, ¿es éticamente responsable retirar un libro porque no se esté de acuerdo con sus ideas, por muy homófobas que sean?
¿Dónde acaba el activismo y empieza el populismo?
Ismael Peña, investigador de la Sociedad de la Información de la Universidad Oberta de Catalunya (UOC), cree que Internet hace más sencillo que se “abra el camino al populismo”. El problema, según Peña, es que “se hacen llamadas a la acción y se olvida la deliberación, la reflexión”. “Populismo ha habido siempre” -añade- “pero Internet lo hace más fácil”.
Distinta opinión tiene Pablo Herreros, que afirma que “la masa en Internet es sensata, y tiene sentido”. “Uno de los puntos clave de nuestra protesta en contra de las prácticas de La Noria”, explica Herreros a El Confidencial, “fue el respeto y la educación”. Aunque Herreros reconoce que en los muros de Facebook de las marcas que se anunciaban en La Noria se podían encontrar todo tipo de insultos, “era un comportamiento minoritario”.
El asesor de comunicación Antoni Gutiérrez-Rubí tiene una opinión similar: “Es cierto que hay un riesgo, pero no al mismo nivel”. “El activismo digital”, reconoce, “al ser tan estimulante, tiene un comportamiento compulsivo que puede extender protestas no suficientemente maduradas”.
La labor olvidada de los medios de comunicación
El auge de las movilizaciones sociales a través de Internet, en particular en las redes sociales, viene dado por su facilidad y rapidez de propagación. “Antes para hacer una movilización”, explica Peña, “se necesitaba una estructura física, ahora no hace falta absolutamente nada y podemos quejarnos de lo que queramos sin salir de casa”. Pero, además de esta facilidad de uso, común a todos los fenómenos que parten de Internet, las movilizaciones ciudadanas a través de la red parten de un agotamiento de los medios de comunicación tradicionales. Los ciudadanos han dejado de valorar el papel de contrapoder de los medios de comunicación, a los que ven “alineados con el poder político y económico”, según explica Peña. Esta percepción que, según el investigador de la UOC, “se sustenta en los datos”, se acentúa cuando todo el mundo puede publicar algo en Internet. Algo parecido ocurre con los partidos y sindicatos, en palabras de Gutiérrez Rubí la oferta de estas instituciones “es analógica y está atrapada en el espacio-tiempo”. Internet aporta una inmediatez que los actores tradicionales del entorno político no saben, o no pueden, ofrecer.
Herreros habla de sus experiencias anteriores en protestas sociales: “Escribía cartas al director a los medios tradicionales, las publicaban y las leían mi madre y dos amigos”. La clave de las protestas en Internet, según Herreros, reside en “hacer cosas concretas, desde el pragmatismo”. “Una cosa está clara”, afirma con rotundidad, “ninguna cadena se va a atrever a dar dinero a un criminal de sangre por aparecer en televisión”.
Gutiérrez Rubí, añade un factor más a las razones del éxito de las movilizaciones sociales en Internet: la creatividad. “En Internet hay muchísimo talento”, explica el asesor, “hay gente brillante capaz de hacer un tweet ágil y contundente que tiene muchísima repercusión”.
Hacia una democracia basada en Internet
¿Están cambiando las nuevas movilizaciones sociales el ecosistema democrático como lo conocíamos hasta ahora? Peña es claro al respecto: “La ecología actual no va a respetar a las instituciones que no evolucionen”. El investigador piensa que “los actores serán los mismos, pero funcionarán de distinta manera”. Seguirá habiendo Gobiernos y partidos políticos, pero necesariamente serán más transparentes y contarán con una mayor participación ciudadana. ¿Cuánto tiempo tendremos que esperar? “Las grandes instituciones evolucionan lentamente”, opina Peña, “pero en 20 o 30 años la democracia habrá cambiado de forma radical”.
“Pido a cada destinatario que reenvíe este e-mail a un mínimo de veinte personas de su lista de contactos y, a su vez, que cada uno de ellos haga lo mismo. Si cada persona pasa este mensaje a un mínimo de veinte personas, en tres días la mayoría de los españoles recibirá este mensaje”. Es lo que promete el último correo viral que circula por Internet, que pide reformar el Congreso de los Diputados para que sus señorías dejen de votar sus propios salarios, no tengan un seguro de salud distinto al de la Seguridad Social y limiten su mandato a dos legislaturas. Es solo el último ejemplo de un fenómeno, el del activismo político en la red, cada vez más extendido.