¿Por qué no le haces caso al médico?

Un 85% de los pacientes de psoriasis (una enfermedad crónica de la piel) no cumple con su tratamiento, lo cual dificulta la mejora de los eccemas que produce y provoca en el enfermo frustraciones y afecciones psicológicas. Pero, ¿por qué no le hacen caso al médico?

Según el doctor Miquel Ribera, vicepresidente de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) y dermatólogo asesor de Acción Psoriasis, el cansancio y la incomodidad son las principales causas que impulsan al enfermo a abandonar el tratamiento prescrito. Al tratarse de una enfermedad crónica la psoriasis necesita de un cuidado continuo que se prolonga toda la vida, lo que puede resultar agotador para el enfermo. Además, aunque hay fármacos que ayudan a tener la enfermedad controlada, la mayoría de los tratamientos son tópicos, es decir, pomadas, jabones, cremas etc. que pueden resultar incómodos de aplicar y, sobre todo, de mantener.

“Por eso es muy recomendable que los enfermos acudan con frecuencia al dermatólogo, ya que continuamente aparecen nuevos tratamientos (como por ejemplo, geles) que les pueden resultar más cómodos”, explicó Ribera en un desayuno informativo organizado por la AEDV.

Sin embargo la rebeldía ante el tratamiento puede tener causas más profundas que la incomodidad. Tal y como apunta el psiquiatra Luis Rojas Marcos “muchos pacientes terminan por perder la esperanza y abandonan su tratamiento”. Al ser una enfermedad crónica, los síntomas de la psoriasis pueden mejorar o incluso desaparecer en periodos de tiempo concretos, pero la enfermedad en sí nunca va a abandonar a quien la sufre, que no sabe cuándo aparecerá un nuevo brote.

Rojas Marcos hace hincapié en los pacientes ‘desencantados’ que dejan de confiar en la medicina y señala que, a menudo, este tipo de personas también se empieza a cuestionar el valor de la vida. “En estos casos es muy importante que el médico sepa valorar si el paciente sufre una depresión y, en casos así, abordarlos de la manera conveniente”, añade.

El médico, una figura elemental

La figura del médico resulta fundamental para asegurar que los tratamientos sean correctamente cumplidos, ya que es quien debe conseguir concienciar al enfermo y ofrecerle asesoramiento y apoyo. “Que el médico se involucre con la enfermedad del paciente es fundamental para un mayor bienestar de éste y un mayor cumplimiento terapéutico”, apunta Rojas Marcos. Ribera, por su parte, añade una obviedad que no debemos olvidar: “Damos por sentado que todo el mundo sabe ponerse los tratamientos tópicos, pero no es así, y el papel del médico y del farmacéutico a la hora de asesorar puede cambiar mucho el resultado”, recuerda.

Además, según la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), varios estudios han demostrado que, si el médico es sensible hacia el sufrimiento del afectado de psoriasis y si, a su vez, el enfermo tiene confianza en su médico, el cumplimiento del tratamiento prescrito será mucho mayor y, consecuentemente, también lo será su eficacia.

El paciente, por su parte, tiene que conseguir integrar la enfermedad en su vida y asumir la necesidad de cumplir con el tratamiento, básicamente, por su propio interés, comprendiendo que el hecho de untarse las cremas o tomarse las pastillas debe ser un elemento más de su vida cotidiana.

En España sufre psoriasis un 1,4% de la población (según el estudio Epiderma de LEO Pharma, 1998) y en un 70% de los casos es leve o moderada, lo que implica que se puede controlar (hacer desaparecer las lesiones, o minimizarlas) con un tratamiento tópico adecuado. Resulta significativo que a entre el 46% y el 80% de las personas con psoriasis les apareció la enfermedad poco tiempo después de una emoción importante o un periodo de fuerte estrés, dado que es una afección muy ligada a las emociones. Además, el estrés y la ansiedad son factores desencadenantes de brotes en un elevado porcentaje de los enfermos.

La psoriasis también se asocia a la depresión, pues un tanto por ciento importante de los afectados (hasta un 46%, según un estudio) se sienten deprimidos o se han sentido deprimidos alguna vez a causa de la enfermedad.