Un tercio de los españoles tiene un amigo ‘con derecho a roce’

Uno de cada tres españoles tiene o ha tenido un ’amigo con derecho a roce’, una relación sexual sin ataduras con una persona afín que, por lo general, pertenece a su propio grupo de amistades o a su lugar de trabajo.        

Las ventajas de una relación liberal y desenfadada son valoradas especialmente por los jóvenes, quienes disfrutan de la falta de compromiso, de la facilidad de tener sexo siempre que se quiera y, por qué no decirlo, del morbo de hacerlo a escondidas. Y es que la gran mayoría de este tipo de relaciones se desarrollan en secreto, en muchos casos porque alguno de los dos implicados (o los dos) tiene una relación de pareja estable.         

Los datos corresponden a una encuesta on line realizada en el pasado mes de agosto por la web Webtools entre 1.000 internautas mayores de 18 años. De ellos, 369 habían probado las mieles y las hieles de una relación sexual con alguna persona cercana, y un tercio de éstos además lo había hecho mientras mantenía una pareja formal a su lado.        

Los encuestados parecen estar de acuerdo en general en que la libertad, la ausencia de reglas, la espontaneidad y el placer por el placer son los ingredientes básicos de este tipo de relaciones, y la discreción, la guinda que corona el pastel.        

Sexo medieval        

Según el sexólogo José Luis Beiztegui, la sociedad actual está bastante retrasada en el ámbito de las relaciones, por eso mantener un amigo con derecho a roce a la vez que una pareja se convierte en un tema tabú. “Las relaciones eróticas que tenemos son propias del Medievo, por eso si vas a tu pareja y le dices que te ves con otra persona, te va a dejar seguro”.        

En su opinión, ya los propios términos fidelidad o infidelidad “parecen de las cruzadas” y la gente debería comprender que “el deseo no termina en una sola persona y es sano tener impulsos más allá de tu pareja”.        

El deseo es precisamente el protagonista principal de las relaciones entre amigos. Según el estudio, en cuanto a la calidad del sexo, hay cierta discrepancia entre hombres y mujeres, ya que la mayoría de ellas (45%) considera que es igual de bueno que con una pareja estable, mientras que más de la mitad de los hombres (56%) lo considera mejor o mucho mejor. ¿Y por qué? Los que lo consideran mucho mejor apuntan como ventajas la falta de compromisos y presiones y el hecho de que se pueda practicar “dónde y cuándo quieras”.         

“Los hombres y las mujeres somos distintos como seres sexuados”, explica Beiztegui. Por eso los hombres disfrutan más intensamente de este tipo de relaciones, porque el deseo masculino “tiende a ser más instrumental, más coitocéntrico y menos ligado a las emociones”. Por estos motivos, ellos consideran ‘mucho mejores’ las relaciones eventuales y sin ataduras.         

La falta de compromiso es la ventaja más citada por todos los participantes a la hora de valorar este tipo de sexo, seguida de la libertad para hablar de él, de la complicidad y la cercanía y, sorprendentemente, de la sensación de cariño y la posibilidad de mostrarse tal cual es cada uno.         

Peligro de enamoramiento       

Esa sensación de cariño puede llevar, inevitablemente, a dar un paso más en muchos casos. De hecho, un 42% ve alta (31%) o muy alta (11%) la probabilidad de enamorarse de su amigo/a con derecho a roce, y en este caso los porcentajes no varían entre hombres y mujeres, aunque el sexólogo considera que ese peligro está “bastante desactivado” si nace de la amistad y, sobre todo, si alguno de los dos tiene pareja.         

“La complicidad y el afecto nos pueden acercar a nuestros amigos y nos dan una gran confianza. Son muy sanas esas amistades erotizadas que nacen desde la complicidad”, añade.        

Aún así, parece lógico que algunas de estas relaciones puedan devenir algo más serio. El principal factor que puede frenar esta evolución suele ser que alguno de los dos se enamore de otra persona (motivo citado por el 43%) aunque puede ocurrir todo lo contrario, ya que el 31% considera que el hecho de que uno de los dos se enamore de su amigo con derecho a roce puede ser el motivo de que se acabe la relación. También podría agotarse la tensión sexual (según un 28% de los encuestados) o, simplemente, llegar el aburrimiento (para el 24%). 

En cuanto a la duración, muchos de los encuestados establece en la abstracta cifra de “unos meses” la más habitual, aunque entre los más jóvenes se reduce drásticamente a simples “semanas”.