La juventud del 'Trololó'

La juventud es sexy, es divertida, es atractiva. Muchas otras cualidades envidiables son inherentes a la década de los 20 años: frescura, energía, pasión, sueños, esperanzas… Pero no todas las juventudes son iguales, los tiempos que viven las definen inevitablemente. ¿Y cómo es la juventud de hoy en día? ¿Cuáles son sus valores? ¿Qué comparten hoy un veinteañero de Seúl y un treintañero de Nueva York? Y, sobre todo, ¿qué les diferencia de las anteriores generaciones?

We All Want to Be Young (spanish subtitle) from box1824 on Vimeo.

Este video se basa en varios estudios realizados en los últimos cinco años por la consultora brasileña BOX1824 y analiza no sólo cómo es la juventud del siglo XXI (los ‘milenarios’), sino cómo fueron las anteriores, y en qué se diferencian.

La generación joven de hoy es conocida como “Y”, “G”, “Global”, “Digital”, “Milenaria” y de muchas otras formas. Da igual cómo se la llame, porque es la mayor de la historia en números absolutos, desde una perspectiva global. En comparación con sus padres cuando eran jóvenes, los de hoy en día tienen un asombroso nivel adquisitivo y además ocupan lo más alto de la pirámide de influencia: los más pequeños aspiran a ser como ellos, los mayores se inspiran en ellos. Por eso son el target principal de las campañas publicitarias.

Para una juventud que ha crecido con internet y en un mundo totalmente globalizado, ya no existen fronteras. Internet es la llave del mundo, y está en sus manos. Su identidad trasciende el lugar físico en el que se encuentren y condiciona, incluso, su modo de pensar, expresarse y aprender. Si la generación del Baby Boom fue la primera que conquistó ciertas libertades, como la de entrar y salir de casa a su antojo, y la Generación X consiguió además hacerse dueña de una parte de la casa, la generación del milenio ha pulverizado todas las fronteras y ha conquistado el planeta.

Eso sí, la libertad y la ingente cantidad de conexiones que tienen ahora al alcance, tienen consecuencias. El miedo a sentirse perdidos en la multitud que pulula por la red hace que los jóvenes hoy utilicen un lenguaje hiperbólico para expresarse, porque han desarrollado un modo no lineal de pensamiento que refleja, exactamente, el lenguaje de internet, donde un sinfín de asuntos pueden ser tratados a la vez. Para ellos es natural empezar en una cosa y terminar en otra.

Al igual que es natural comenzar el día siendo una persona y terminarlo siendo otra. Si en los 70- 80 la mayor aspiración de los jóvenes era pertenecer a una tribu urbana y después quisieron ser ‘solo’ normales, hoy es perfectamente compatible ser un trabajador de lo más formal por la mañana, un ciclista-ecologista por la tarde, y un ‘gafapasta’ en un concierto indie por la noche. Ahora lo que 'mola' es ser y saber muchas cosas a la vez. Las opiniones radicales que tenían los jóvenes de la generación X, en política, música y otros campos, se diluyen en una sociedad en la que todo se entremezcla.

Las nuevas formas de comunicación, sobre todo las redes sociales, desembocan en la proliferación de relaciones personales mucho más cortas y efímeras que las que nunca ha tenido la humanidad. 

De Dylan al ‘trololó’

También son nuevos los referentes culturales y los ídolos que admiran y emulan los jóvenes de hoy. Si la Generación de Baby Boom se guiaba por las canciones de Bob Dylan y las proezas del surfista Jerry López y la Generación X quería vivir eternamente en ‘Sensación de Vivir’ escuchando a Michael Jackson, los jóvenes milenarios viven en Facebook y se juntan para hacer flash-mobs.

Además ya no es necesario que una canción, una película o un personaje realice alguna ‘proeza’ o rompa moldes para que sea aupado por las masas. Hoy en día cualquier video de internet que provoque carcajadas, estupefacción o nostalgia se convierte en icono mundial en cuestión de días. El Che ha sido sustituido por el ‘trololó’. Sin embargo, ese mismo tiempo es el necesario para que los fenómenos de masas desaparezcan de las mentes de los miles de jóvenes que los hayan aupado a la fama mundial. La volatilidad que caracteriza a la sociedad marca todas sus vertientes.  

Pero, a pesar de todo, los jóvenes milenarios comparten muchas cosas con sus padres, con sus abuelos, y las compartirán con sus hijos. La juventud siempre se hará preguntas, tendrá ambiciones y querrá divertirse. Siempre tendrá curiosidad y ganas de probar cosas nuevas, por eso, precisamente, es el motor del cambio.