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Maletas llenas de sonrisas o cómo ser algo más que un "dólar con patas"
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UNA WEB INDICA A LOS TURISTAS QUÉ PUEDEN LLEVAR A CADA PAÍS PARA AYUDAR A LOS MÁS POBRES

Maletas llenas de sonrisas o cómo ser algo más que un "dólar con patas"

Hay muchas formas de viajar, y muchas formas de ayudar, pero pocas tan simples y a la vez tan gratificantes como el “gota a gota”. Tan

Foto: Maletas llenas de sonrisas o cómo ser algo más que un "dólar con patas"
Maletas llenas de sonrisas o cómo ser algo más que un "dólar con patas"

Hay muchas formas de viajar, y muchas formas de ayudar, pero pocas tan simples y a la vez tan gratificantes como el “gota a gota”. Tan fácil como saber qué se necesita en el destino vacacional, echarlo a la maleta, y dárselo a quien le vaya a servir. Objetos tan simples como bolígrafos, paraguas, medicinas, libros o ropa vieja pueden servir para facilitar la vida a alguien al otro lado del mundo.

Por eso, hace ya más de dos años que tres amigos españoles decidieron poner en marcha un portal en internet para conectar a gran escala a los más necesitados con aquellos a los que les sobran cosas. O que, simplemente, tienen ganas de ayudar y, de paso, vivir su viaje de forma un poco diferente.

Su proyecto se llama Trip-Drop, en referencia a ese sistema ‘gota a gota’ por el que una persona, con un pequeño gesto, ayuda a otra. Y ya se sabe, muchas gotas juntas hacen un mar, un océano de solidaridad.

“Buscamos el modo de ‘entrelazar gota a gota’ de forma solidaria a las gentes del mundo, aprovechando los viajes de turismo que todos hacemos. En los lugares con realidades duras cada sonrisa es una lección, nosotros sólo tratamos de ayudaros a provocarlas”. Así definen ellos mismos lo que quieren conseguir, por puro altruismo, ya que esta web la desarrollan con sus propios ahorros y en los ratos libres que les dejan sus familias y sus respectivos trabajos.

Son un empleado de banca, Pablo del Palacio, un hostelero, Pablo di Giacomo y un guía turístico, Daniel Losada. Y aunque parezca lo contrario, Losada entró en el mundo de las agencias de viajes después de desarrollar Trip-Drop, aunque ahora ese trabajo, obviamente, le sirve para potenciar el desarrollo de la web.

El funcionamiento es sencillo, pero efectivo. Ellos detectan una necesidad en algún lugar del mundo, y la suben a la web. Los viajeros interesados recogen el guante y rellenan los huecos que se suelen dejar en la maleta para los regalos con aquello que puedan llevar.

"¡Que no traigan más paraguas!"

Por ejemplo, Daniel visitó un templo en Birmania y en los alrededores vio un orfanato. Ni corto ni perezoso se acercó directamente a preguntar si necesitaban algo, y así se enteró de que muchos niños enfermaban porque no disponían de paraguas ni chubasqueros, y se empapaban cuando llovía. Enseguida hizo un llamamiento desde Trip-Drop.

Algún tiempo después recibió un mail del director del orfanato. “Que no traigan más paraguas ni más chubasqueros, ¡por favor!”, clamaba el hombre después de expresar su agradecimiento. Habían sido tantos los viajeros que habían llevado material, que en el centro estaban sobrecargados de plástico y, afortunadamente, los niños ya no enfermaban cuando llovía.

“Aquello fue un subidón de buen rollo para nosotros”, confiesa Pablo del Palacio, quien confía en que la web, poco a poco, vaya creciendo para poder extender la ayuda. De momento, han montado el ‘esqueleto’ tirando de sus contactos y de sus propias experiencias.

Los tres llevan años viajando juntos y siempre se llevaban “algo”, como bolígrafos o camisetas, para regalar. Pero un día pensaron que sería mucho más eficiente, ya que hacían ese pequeño esfuerzo, que fuera realmente efectivo. Por eso, tenían que saber qué era exactamente lo que se necesitaba en los diferentes lugares a los que iban, pero, ante su sorpresa, no encontraron en la red ninguna página que especificara ese tipo de datos.

“Básicamente decidimos desarrollar lo que hacíamos nosotros a pequeña escala para que pudiera participar todo el mundo”, explica del Palacio.

Y parece que funciona, pues con tan sólo ocho meses de vida la página ya empieza a recoger historias fruto de ese anhelo. “Más allá del bien que uno pueda hacer, es que de esta manera el viaje se enriquece muchísimo, porque en muchos países para un turista es difícil cruzar la barrera de ser un dólar con patas”, reflexiona.

Pero si uno llega a una comunidad dispuesto a ayudar, o al menos, a darles algo que necesitan, se abren muchas puertas. “Entonces la gente del lugar te acoge de otra forma, incluso te invitan a sus casas, te enseñan lugares que se salen de la ruta turística, etc.”.

Otra de las ventajas, argumenta del Palacio, es que esta ayuda “depende de cada uno y no hay excusas que valgan”, de forma que queda desterrado el temor frecuente de quien dona dinero a una ONG y no termina de fiarse de adónde llegará su ayuda. “Aquí vas tú, y lo das tú, y ves el efecto que hace directamente”, zanja.

Además, recuerda, no es estrictamente necesario llevar algo para poder ayudar. Igual de útil es detectar una carencia y hacérsela llegar a Trip-Drop para que se haga pública y así otros viajeros puedan suplirla.

O incluso improvisar sobre la marcha nuevas fórmulas, tal y como han hecho Farmacéuticos sin Fronteras. Esta organización tiene muchos problemas para introducir medicamentos de forma masiva en algunos países en los que esto está prohibido, y se han puesto en contacto con Trip-Drop para conseguir que las medicinas puedan llegar, poco a poco y en las maletas de los turistas, a quienes los necesitan. Una forma más de nadar en este océano de solidaridad nacido del altruismo de estos tres españoles.

Hay muchas formas de viajar, y muchas formas de ayudar, pero pocas tan simples y a la vez tan gratificantes como el “gota a gota”. Tan fácil como saber qué se necesita en el destino vacacional, echarlo a la maleta, y dárselo a quien le vaya a servir. Objetos tan simples como bolígrafos, paraguas, medicinas, libros o ropa vieja pueden servir para facilitar la vida a alguien al otro lado del mundo.