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Las agendas encadenadas
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Las agendas encadenadas

Esta mañana me he ido a correr por mi habitual recorrido y me he sorprendido a mí misma pensando en una pregunta que seguro que nos

Esta mañana me he ido a correr por mi habitual recorrido y me he sorprendido a mí misma pensando en una pregunta que seguro que nos hacemos todos a menudo: ¿Cómo le explico a Cristina que tengo que anular mi reunión con ella porque Jorge, cuya disponibilidad depende de muchas otras agendas complicadas, me ha pedido la misma hora?

Me ha venido a la mente la imagen de una red infinita de agendas enlazadas unas con otras, reaccionando unas a los movimientos en las otras, a través de los hilos de intereses y de poder que las unen. Algunas son PDAs, otras son tradicionales cuadernos negros, y otras son puramente mentales.

Pero los pequeños cambios en las agendas de unos pocos generan grandes revoluciones en muchas otras agendas lejanas, como las ondas en un estanque al que cae súbitamente una piedra. Es el efecto mariposa que alarga los días vacíos en los calendarios de algunos a la vez que satura sin misericordia las jornadas de otros. ¿Por qué? ¿Y qué significa esto para mí o para ti?

Como sabéis muchos de mis lectores, yo escribí un libro sobre networking en el 2008, “El éxito en seis cafés”, que sale en inglés el próximo mes de septiembre. ¡En la consultoría y el coaching también nos toca salir a conquistar mundo!

Nuestras agendas están encadenadas porque las personas lo hacemos todo a través de las redes de relaciones personales que forjamos a lo largo de nuestra vida. Lo que nos ocurre es una consecuencia directa de las personas con quienes tratamos, y de los huecos interpersonales que aún quedan por llenar en nuestras redes.

En mi pregunta de hoy, Jorge representa al máximo directivo de una empresa del IBEX 35. Por eso nos queda claro a todos que yo a él no puedo decirle que no, ¿verdad? El poder mueve montañas de agendas, y por ello los hombres y mujeres más poderosos del mundo actúan como piedras rompedoras de la paz de muchas, muchísimas agendas.

La globalización permite que el alcance geográfico de los poderosos del siglo XXI sea impredecible. No llegan a la luna porque no hay nadie ahí, pero todo es cuestión de tiempo.

Al mismo tiempo los galácticos están encadenados entre sí. No son piedras independientes que caen cuando quieren, sino que negocian, se asocian, conspiran, y eligen el momento exacto de su entrada en una reunión o su salida en una portada mediática. Para estar en la cima del mundo uno tiene que entender muy, pero que muy bien, las dinámicas de las redes y del poder. Aunque no sepa absolutamente nada sobre lo que se supone que debe saber hacer. ¿Os suena a alguien?

E irónicamente, también son esclavos de los equipos que dirigen. El presidente de un país o el CEO de cualquier empresa del ranking del Fortune 500 se ven obligados a responder ante las vicisitudes y revueltas de sus cortes particulares.

Finalmente, sus familias son las que más influyen, probablemente, en el equilibrio agendístico del mundo. Si alguien se pone enfermo, si amenaza con un divorcio, si le da por vestirse y pintarse de negro…sí. Las familias de los poderosos ocasionan tsunamis sin que nos demos cuenta.

Si tu agenda te vuelve loco, empieza a analizar quiénes son los culpables de tanta sacudida. Hay esclavitudes que no queda más remedio que aguantar. Pero suele haber muchísimas cosas prescindibles a limpiar.

Yo te sugeriría que te imprimieses una muestra representativa de semanas o meses laborales. Elige tres o cuatro y coge tres lápices de color. Colorea en rojo los espacios de reunión que tú no podías anular porque dependían de otros, por ejemplo tu jefe.

En amarillo colorea los que sí dependían de ti, pero te sentías obligado a cumplir por las prioridades de tu negocio. Y en verde los que, dependiendo de ti, podrías haber dejado para más tarde.

Si hay mucho verde lo tienes fácil para mejorar tu calidad de vida. Los excesos de amarillo hablan de exceso de auto-exigencia, y si te ha salido todo rojo, lamento comunicarte que eres oficialmente un esclavo. ¿Qué compensación recibes a cambio? ¿Seguro que te merece la pena?

Si no hay nada en tu agenda que colorear probablemente necesites salir a hacer muchísimo networking. El mundo laboral es una gigante red de agendas individuales. Volver a trabajar requiere encontrar nuevos puntos de enganche en las cadenas que ya existen.

Y sí. Tienes razón. Ninguno de estos pasos es fácil. Si lo fuera, probablemente yo tendría la agenda completamente liberada.

Esta mañana me he ido a correr por mi habitual recorrido y me he sorprendido a mí misma pensando en una pregunta que seguro que nos hacemos todos a menudo: ¿Cómo le explico a Cristina que tengo que anular mi reunión con ella porque Jorge, cuya disponibilidad depende de muchas otras agendas complicadas, me ha pedido la misma hora?