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Las cárceles son verdaderas incubadoras del sida y la tuberculosis
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Las cárceles son verdaderas incubadoras del sida y la tuberculosis

El consumo de drogas con jeringuillas usadas, los tatuajes y piercings realizados sin las mínimas condiciones higiénicas, así como las relaciones sexuales sin protección son algunas

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Las cárceles son verdaderas incubadoras del sida y la tuberculosis

El consumo de drogas con jeringuillas usadas, los tatuajes y piercings realizados sin las mínimas condiciones higiénicas, así como las relaciones sexuales sin protección son algunas de las causas de que la prevalencia del sida y la tuberculosis en las prisiones sea mucho mayor al resto de la sociedad. En total, hay unos 30 millones de encarcelados en el mundo. La prevalencia de padecer sida es entre 1,5 y 50 puntos porcentuales por encima del resto de la sociedad.

Por ser el sitio más común para realizar prácticas de riesgo, las cárceles de todo el mundo se han convertido en auténticas "incubadoras" y "diseminadoras" del sida y la tuberculosis. Varios expertos de Naciones Unidas han pedido a los gobiernos nacionales un cambio en sus políticas con un único objetivo: reducir esta pandemia.

"Las prisiones suponen una tormenta perfecta para una larga lista de asuntos sanitarios". Andrew Bell, experto del departamento de VIH de la Organización Mundial de la Salud (OMS), aseguró que las prisiones acogen a personas que por su situación personal, ya sea por la marginación o su exposición a las drogas, tienen "un riesgo especial de tener sida, tuberculosis o hepatitis", pero frecuentemente carecen de la apropiada atención sanitaria en los centros penitenciarios.

"Las prisiones también actúan como un mecanismo que bombea sida y tuberculosis a la sociedad", indicó Christian Kroll, de la Oficina de Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito (ONUDD), ya que muchos convictos, una vez que han salido de las cárceles, tienen comportamientos que aumentan los riesgos de infección.

El hecho de que muchos sistemas penitenciarios estén desbordados por la superpoblación carcelaria y de que los servicios sanitarios no pueden atender a los presos de forma adecuada es otra de las causas de la propagación del sida. Que la homosexualidad sea un tabú en ciertos países ha colaborado a la falta de políticas que permitan reducir el riesgo de infección de forma efectiva, como el reparto de condones y otros métodos profilácticos.

Los expertos abogaron por garantizar el derecho a la mejor atención sanitaria posible a los presos, así como por políticas que han obtenido resultados claros, como los programas de sustitución con metadona y la distribución de jeringuillas desinfectadas para evitar la propagación del sida.

España y Suiza son los países que los expertos pusieron de modelos en políticas carcelarias, muy por delante de todos los demás en cuanto a fórmulas activas para prevenir la expansión del sida. En América Latina, Argentina y Brasil son dos ejemplos de países que claramente quieren mejorar la situación en las cárceles y que "se están esforzando en este sentido", explicó Fabienne Hariga, experta de ONUDD sobre VIH en las prisiones.

Sin estudios para valorar

Pero el problema en muchos países es que no hay siquiera estudios que valoren qué situación encierra esas cárceles, por lo que carecen de una base para iniciar un cambio en sus prácticas.

Lucas Wiessing, del Centro Europeo sobre Drogas, aseguraba que también es necesario acabar con las penas de cárcel por pequeñas posesiones de drogas, ya que en las prisiones la situación de estos detenidos sólo puede empeorar. La ONUDD lanzó una guía de actuación que pueda servir como orientación a los gobiernos nacionales en los que defiende el respeto de los derechos humanos, entre ellos el derecho a la mejor atención sanitaria posible, así como los programas de sustitución con metadona. "Todos los tipos de tratamientos deben de ser accesibles para la población carcelaria, especialmente las terapias de sustitución con metadona", indicó la ONUDD.

El consumo de drogas con jeringuillas usadas, los tatuajes y piercings realizados sin las mínimas condiciones higiénicas, así como las relaciones sexuales sin protección son algunas de las causas de que la prevalencia del sida y la tuberculosis en las prisiones sea mucho mayor al resto de la sociedad. En total, hay unos 30 millones de encarcelados en el mundo. La prevalencia de padecer sida es entre 1,5 y 50 puntos porcentuales por encima del resto de la sociedad.