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"Mi mente me dice cada día que no, que este sexo no es el mío"
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"Mi mente me dice cada día que no, que este sexo no es el mío"

Ella es mujer, pero sus órganos genitales son masculinos. Por eso su vida no es normal. Por eso simplemente quiere poner en sintonía su sexo con su

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"Mi mente me dice cada día que no, que este sexo no es el mío"

Ella es mujer, pero sus órganos genitales son masculinos. Por eso su vida no es normal. Por eso simplemente quiere poner en sintonía su sexo con su mente. “No pido nada más”. Vanesa G. es una catalana de 19 años recién cumplidos que no quiere dar rienda suelta a sus recuerdos. Se lo piensa dos veces antes de recitar el nombre de varón con el que la bautizaron y prefiere que no se publique.

 

“Tuve una niñez muy difícil”. Difícil porque ni ella misma se entendía y confundió la transexualidad con la homosexualidad; dura porque tenía miedo a ser repudiada por la sociedad; delicado el momento de contárselo a sus padres. “Hoy, gracias a Dios, sólo estoy hablando del pasado”. De pequeña, ella creció pensando que era homosexual porque por entonces o no se hablaba, o no se sabía mucho del tema. Vanesa sólo sabía que era diferente a los demás niños de la escuela. “Tú te miras y te dices: Tendré que ser así”. Pero su mente no se cansaba de desafiar a aquella realidad de su cuerpo. “No, Vanesa, no. Este sexo no te corresponde”.

Con la pubertad llegaron los cambios. Al mismo tiempo que crecían los pechos de todas sus amigas menos los suyos, ella se sentía más femenina. Con 12 años empezó un peregrinaje de farmacia en farmacia en busca de la receta que le suministraría las hormonas que cortasen (“o ralentizasen”) el tono grave de su voz y frenaran el crecimiento del vello. Ahora sólo le queda dar un paso para cerrar definitivamente este doloroso capítulo: la operación que le reasigne el sexo de mujer.

Vanesa es una de las más de cien personas que hay en lista de espera para ser intervenidas quirúrgicamente en el Hospital Clínic de Barcelona, el mismo hospital que ha devuelto la vida al primer transexual menor operado en España. Una cifra que, en realidad, es el doble, “ya que la lista de espera tiene en cuenta solo a los pacientes que cumplen con los requisitos para ser operados y ya están en condiciones de pasar por quirófano”, explica Esther Gómez, coordinadora de la Unidad de Identidad de Género del hospital.

Desde que la joven catalana habló con su médico de cabecera y la puso en contacto con el hospital para que iniciara el periodo de transición han pasado dos años. “Lo más duro pasó hace mucho tiempo, que fue reunir el valor suficiente para gritar al mundo entero quién era yo”. Superar durante unos meses test psicológicos “no es complicado para alguien que se siente de otro sexo desde que nació”. Por eso ahora sólo le falta un paso: ponerse en las manos del cirujano que le practique una vaginoplastia.    

Operación de reasignación de sexo en menores

Por su experiencia personal y profesional, Mónica Montero defiende a capa y espada el tratamiento de la transexualidad. Y cuanto antes, dice que mucho mejor. “El transexual nace en un cuerpo que no es suyo, no se hace por el camino”. Ser neuropsicóloga y tratar con transexuales todos los días le consiente hablar con un poco más propiedad. Por eso está completamente a favor de que se realicen operaciones de reasignación de sexo en la pubertad, en plena adolescencia, para poder ahorrarse el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios: la barba en los hombres y el aumento de pechos de las mujeres. “Yo no conozco a nadie que se sienta del sexo contrario cumplidos los 30 años”.

La propia Montero es transexual y se sometió a la cirugía de resignación de sexo en el hospital Carlos Haya de Málaga hace dos años. Desde entonces es mucho más feliz, “porque ya soy una mujer plena”, aunque reconoce que ella tuvo suerte porque siempre contó con el respaldo de su familia. Una vez que su médico de cabecera le inició en el Protocolo Sanitario de Málaga, comenzaron los test psicológicos y la preparación para dar el ansiado salto.

“Cada persona se enfrenta a un test de personalidad acorde con sus necesidades. Alguien de 30 años puede ser mucho más infantil que un joven de 16 años”. Por eso aplaude la decisión del juez de que se llevara a cabo la operación de Barcelona y aprovecha para exigir el derecho del menor para operarse "si así lo desea, porque un estudio profesional lo avala". El trámite judicial sólo sirve para retrasar, “inexplicablemente”, la realización de la cirugía. “Y, que quede claro: vulnera el derecho al libre desarrollo del menor o la menor”. 

Ella es mujer, pero sus órganos genitales son masculinos. Por eso su vida no es normal. Por eso simplemente quiere poner en sintonía su sexo con su mente. “No pido nada más”. Vanesa G. es una catalana de 19 años recién cumplidos que no quiere dar rienda suelta a sus recuerdos. Se lo piensa dos veces antes de recitar el nombre de varón con el que la bautizaron y prefiere que no se publique.