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Verdades y mitos sobre los alimentos procesados
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Verdades y mitos sobre los alimentos procesados

Los alimentos procesados, como casi todo en la vida, son negativos si su consumo es abusivo. Conocer las ventajas y los inconvenientes de estos productos ayuda

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Verdades y mitos sobre los alimentos procesados

Los alimentos procesados, como casi todo en la vida, son negativos si su consumo es abusivo. Conocer las ventajas y los inconvenientes de estos productos ayuda a ponderar la cantidad y frecuencia con la que debemos acudir a ellos en el supermercado. Por ejemplo, pese a que los alimentos naturales siempre son más saludables, los procesados nos permiten tomar determinadas frutas y hortalizas fuera de temporada. El portal alimentacion-sana.com ofrece algunas claves:

Mito: Los alimentos procesados no representan ninguna ventaja.

Realidad: Gracias al procesado de alimentos disponemos de muchos productos que, de no ser por esta técnica, no podríamos consumir. Como venimos diciendo, el procesado de alimentos nos permite adquirir alimentos de temporada durante todo el año. Algunos ejemplos son las frutas, las verduras y los productos cárnicos congelados y enlatados. El procesado alarga la duración de los alimentos durante su almacenamiento.

El pescado en conserva y la leche constituyen dos ejemplos de alimentos procesados nutritivos y de fácil adquisición. Esta técnica también mejora la seguridad de los alimentos mediante diversos métodos. Otra gran ventaja de los alimentos procesados es, por qué no decirlo, su comodidad.

Mito: Los alimentos procesados no son tan nutritivos como los frescos.

Realidad: Muchos alimentos procesados son tan nutritivos como los productos frescos que han estado almacenados, o incluso más, si se emplean determinados métodos de tratamiento. Las verduras congeladas suelen procesarse a las pocas horas de haberse cosechado. El proceso de congelación implica una pérdida muy reducida de los nutrientes, de manera que las verduras congeladas conservan un alto contenido de vitaminas y minerales.

En cambio, las verduras frescas se recogen y, posteriormente, se transportan al mercado. Pueden pasar días e incluso semanas hasta que llegan a nuestra mesa, lo que implica una pérdida progresiva de vitaminas independientemente del cuidado que se tenga al transportarlas y almacenarlas.

Ciertos métodos de procesado pueden provocar la pérdida de determinados nutrientes, es el caso de algunas vitaminas y minerales que se quedan en el agua de cocción o en las partes del grano que se eliminan para elaborar la harina. Sin embargo, el procesado de alimentos también puede aportar beneficios nutritivos adicionales. Se ha demostrado, por ejemplo, que el licopeno, un poderoso antioxidante (sustancia que protege al organismo) presente en el tomate y la sandía, puede asimilarse mejor (aumenta su biodisponibilidad) cuando los tomates se procesan y convierten en puré, salsa o sopa de tomate.

Mito: No es necesario añadir aditivos a los alimentos procesados.

Realidad: Los aditivos alimentarios cumplen una función importante al preservar la frescura, seguridad, sabor, aspecto y textura de los alimentos procesados. Estas sustancias se agregan con fines específicos, ya sea para garantizar la seguridad del alimento o mantener su calidad durante el almacenamiento.

Por ejemplo, los antioxidantes impiden que las grasas y los aceites se vuelvan rancios mientras que los conservantes evitan o reducen el desarrollo de microbios (como el moho del pan), y los espesantes permiten que las preparaciones a base de frutas adquieran consistencia gelatinosa para que se puedan untar en el pan tostado.

Los colorantes se utilizan para aumentar el atractivo de los alimentos. Si bien estas sustancias no aumentan la seguridad ni mejoran la textura, permiten ofrecer a los consumidores una selección de productos que les resulte más atractiva o agregue placer a la dieta gracias a su color. Eso sí, todos los aditivos deben figurar en la lista de ingredientes del envase de forma que los consumidores puedan elegir libremente.

Cómo evitar los alimentos procesados

La comodidad de preparar una comida o una cena en un par de minutos en el microondas debe ser una tentación en la que caer en contadas ocasiones. La solución sencilla pero difícil por la fuerza de voluntad que requiere es la planificación. La preparación de platos caseros en fin de semana, por ejemplo, que poder rescatar a lo largo de la semana.

En el carro de la compra, podemos acudir a los vegetales y frutas preparados como las ensaladas en bolsa, zanahorias pequeñas peladas y manzanas en trozos... ¡Ojo!, no en almíbar. También los cereales, panes y refrigerios ricos en fibras, además del pan, la leche, los yogures (naturales con fruta) y agua embotellada, pero nada de refrescos ni zumos industriales, tienen demasiada cantidad de azúcar.

Los alimentos procesados, como casi todo en la vida, son negativos si su consumo es abusivo. Conocer las ventajas y los inconvenientes de estos productos ayuda a ponderar la cantidad y frecuencia con la que debemos acudir a ellos en el supermercado. Por ejemplo, pese a que los alimentos naturales siempre son más saludables, los procesados nos permiten tomar determinadas frutas y hortalizas fuera de temporada. El portal alimentacion-sana.com ofrece algunas claves: