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La anorexia y la bulimia son cosas de padres
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La anorexia y la bulimia son cosas de padres

La comida y el poco amor pueden llegar a engordar más de la cuenta, según la psicóloga Rosa Calvo. Ahora resulta que si al llegar a

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La anorexia y la bulimia son cosas de padres

La comida y el poco amor pueden llegar a engordar más de la cuenta, según la psicóloga Rosa Calvo. Ahora resulta que si al llegar a casa los niños, en lugar de ser recibidos con cariño por los padres, van directos a la nevera, peligro: tienen más riesgo de convertirse en obesos. O sea, que los chiquillos usan la comida como sustituto del amor que se les niega. De modo que se zampan todo lo que encuentran en la dispensa hogareña.

Calvo es la coordinadora de la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria del Hospital Santa Cristina de Madrid. "Las probabilidades de comer más de lo necesario cuando estás triste son mucho mayores", dice. Puede que tenga razón. Todo ayuda. Pero cuando en la tele, por ejemplo, sale una modelo con pinta de desnutrida, como ocurrió el otro día en el programa ‘Supermodelo’, no estamos hablando de falta de cariño, sino de una imagen que se repite cada poco y que vende un físico nada sano. Si quieres triunfar empieza por adelgazar, viene a decir el mensaje. Y así es imposible.

Las escasas unidades médicas que tratan la anorexia en España, tanto públicas como privadas, están a reventar de pacientes. Y no sólo son chicas. También hay cada vez más muchachos esqueléticos que se juegan la vida porque quieren estar más y más delgados. Otras veces es por comer demasiado. De hecho, no faltan niños y los adolescentes que tratan de tranquilizarse comiendo porque eso "alivia insatisfacciones", "entretiene la cabeza" y "elimina pensamientos que no gustan e inquietudes que hacen sufrir". Están faltos de cariño en el hogar.

Es necesario que se vigile la imagen corporal que se trasmite en los medios de comunicación, pues los niños tienen asociado a sus ojos un cuerpo "irreal" que les hace estar continuamente comparándose y "perder la autoestima". Escuetos, fáciles de comprender y siempre en positivo. Así deben ser los mensajes televisivos.

La otra alternativa es dar miedo. Pero el miedo asusta, y no afecta a la variación de la conducta. Y en esto de comer mucho o no comer no vale legislar como con el tabaco.

La comida y el poco amor pueden llegar a engordar más de la cuenta, según la psicóloga Rosa Calvo. Ahora resulta que si al llegar a casa los niños, en lugar de ser recibidos con cariño por los padres, van directos a la nevera, peligro: tienen más riesgo de convertirse en obesos. O sea, que los chiquillos usan la comida como sustituto del amor que se les niega. De modo que se zampan todo lo que encuentran en la dispensa hogareña.

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