Votamicuerpo.com (entre y vea, ministra)

Flaco favor, a mi modesto entender, hacen a la salud mental, a la cultura y al respeto a la persona los galenos de la estética captados para esa cosa televisada que responde al nombre de Cambio radical. La Asociación El Defensor del Paciente ha solicitado al fiscal general del Estado, Cándido Conde Pumpido, que investigue la legalidad del contrato que la productora del programa, Boomerang TV, ofrece a los concursantes de este espacio Antena 3.

La ministra de Sanidad, Elena Salgado, habrá recibido ya la protesta y petición de que haga algo al respecto, formuladas por escrito por El Defensor del Paciente. Silencio manda, de momento.

Esto de la belleza, tan subjetiva como absurda, se ha desmadrado de tal manera que ahora las/los adolescentes (y los no tanto) exhiben sus cuerpos en imágenes y piden que la gente vote por ellos. El peligroso engendro responde al nombre de 'Votamicuerpo.com'. Y en él los niños de la ESO rinden culto a su cuerpo, a su imagen, imaginando tal vez que su ego saldrá reforzado tras los comentarios de los votantes. Un juego que, a juicio de algunos psicólogos, puede llegar a causar estragos en la mente de estos jóvenes. Algo tendría que decir la ministra de la salud.

Necesitamos, sí, un 'cambio radical' pero de frente para arriba, empezando por los responsables de las cadenas de televisión que se piensan que casi todo vale con tal de arañar espectadores a la competencia. Cristian, que aparece en una foto tumbado (martes, 3 de abril), es uno de los menores que ha colgado su imagen en la citada web. ¿Qué pensará Cristian, ahí recostado como una Maja?

Muchas de ellas son fotos insinuantes, hechas, por lo que se ve, con inocencia. Otra cosa es lo que pensaría un pederasta. Si la ministra tanto quiere luchar por erradicar el enfermizo culto al cuerpo, que haga algo, que vigile no sólo a las modelos de la Pasarela Cibeles y los menús de los colegios, sino también los programas de la tele y las páginas de Internet.

Esto es un desmadre. Y lo pagaremos todos. A no ser que haya un cambio radical, de los buenos.

Ilustración de Julio Cebrián.