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Un emprendedor español diseña un dispositivo de navegación anónima
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Un emprendedor español diseña un dispositivo de navegación anónima

La polémica siempre ha estado ahí, nunca se ha ido, y desde los inicios de internet la cuestión de la privacidad de los usuarios en la

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Un emprendedor español diseña un dispositivo de navegación anónima

La polémica siempre ha estado ahí, nunca se ha ido, y desde los inicios de internet la cuestión de la privacidad de los usuarios en la red ha sido un quebradero de cabeza para millones de internautas en el mundo. En los últimos años, sin embargo, el imperio tecnológico ha tomado -aún más, si cabe- las riendas del mundo globalizado y conectado; las compañías que forman este juego de tronos de internet han acumulado un poder absoluto, fundado en la ingente cantidad de datos que manejan sobre los ciudadanos. 

El estallido de la última crisis relacionada con el espionaje virtual en Estados Unidos, donde se ha demostrado que ocho gigantes tecnológicos colaboraban con el Gobierno mediante el programa secreto de espionaje PRISM -aunque se trata de estrategias comunes en muchos países- no ha hecho más que añadir nueva leña a un fuego siempre vivo. 

Por eso la privacidad en internet es una de las asignaturas pendientes de la nueva era. A lo largo del tiempo se han desarrollados diferentes sistemas para permitir a los usuarios surfear la web y compartir información de forma sin miedo a injerencias externas. Sin embargo, no han llegado al común de los internautas, y su universalización queda aún pendiente. El poyecto The Onion Router (TOR), padre de la deep web, que por otra parte se ha convertido en un foco de delincuencia, es una de las herramientas más extendidas para navegar de forma privada. No obstante, requiere conocimientos técnicos avanzados para su configuración efectiva. Además, se puede hackear de forma sencilla.

Esa preocupación fue la que llevó a los emprendedores a lanzar el proyecto. Se conocieron por causalidad, cuando Isidro alquiló a Ahmad, un enamorado de España, una residencia de verano. El paquistaní, experto en seguridad informática para bancos y gobiernos, asegura que con las herramientas actuales es prácticamente imposible violar la privacidad de Adnonify.

Sobre el resto de formas alternativas para usar la red de forma anónima, Larrubia cree que Tor "no tiene sentido". "El usuario tiene que saber programarlo, es una idea enrevesada y, además, en una tarde escribiendo código es fácil de hackear. No es efectivo. Hace dos años se veía que podía tener futuro, pero no era una buena idea, a parte de que es muy tedioso para el usuario", apunta. En cuanto a la hermana mayor de Adnonify, la Freedom Box, el ingeniero explica que "han hecho dos máquinas virtuales dentro de un ordenador, conectándolas entre sí con software, y a través de ahí sacan los datos de internet, aunque es fácilmente hackeable."

La polémica siempre ha estado ahí, nunca se ha ido, y desde los inicios de internet la cuestión de la privacidad de los usuarios en la red ha sido un quebradero de cabeza para millones de internautas en el mundo. En los últimos años, sin embargo, el imperio tecnológico ha tomado -aún más, si cabe- las riendas del mundo globalizado y conectado; las compañías que forman este juego de tronos de internet han acumulado un poder absoluto, fundado en la ingente cantidad de datos que manejan sobre los ciudadanos.