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Abuelo, ¡cambie de teléfono móvil!
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LA RESISTENCIA DE LOS DUMBPHONES

Abuelo, ¡cambie de teléfono móvil!

Terminales con sensor de proximidad, GPS, 4G, acelerómetro y toda una retahíla de prestaciones que el mercado está obligando a los usuarios a adoptar con toda

Foto: Abuelo, ¡cambie de teléfono móvil!
Abuelo, ¡cambie de teléfono móvil!

Terminales con sensor de proximidad, GPS, 4G, acelerómetro y toda una retahíla de prestaciones que el mercado está obligando a los usuarios a adoptar con toda la normalidad que se puede. Los móviles se han visto envueltos en una frenética carrera por incorporar cada vez más sofisticadas funciones que en la mayoría de los casos van muy por delante de las propias necesidades del mercado. Por otro lado, el móvil se ha convertido de la noche a la mañana en un símbolo de estatus para su portador. Ya no basta con contar con un terminal más o menos moderno.

Con este frenesí enloquecido de lanzamientos, un smartphone de más de un año de vida es percibido por una parte del mercado (los más tecnófilos) como un producto caduco y que deja en mal lugar a su dueño. La obsolescencia programada que tan sabiamente manejan los fabricantes y que obliga al usuario a pasar por caja cada poco tiempo por hacerse con el último grito en telefonía.

Los ‘dumbphones’ se resisten a desaparecer

Los medios recogen con fruición los últimos lanzamientos, haciéndose eco de las campañas teaser o las colas interminables que se forman para hacerse con el último modelo del iPhone. Sin embargo, las cifras son tozudas y muestran un sorprendente dato: los conocidos como ‘dumbphones’ (aquellos móviles que sólo sirven para hablar) se resisten panza arriba a perder su cuota de mercado y así, pese a que en el último estudio de mercado llevado a cabo por Nielsen en Estados Unidos se muestran como una minoría frente a los smartphones, se prevé que se vendan cerca de mil millones de este tipo de móviles a lo largo de 2012.

En España las cifras son bastante similares, y los smarphones copan la mayoría de las ventas de móviles, pero aun y todo, sigue habiendo un mercado considerable para los ‘dumbphones’.  Son cada vez menos, apenas tienen funciones (más allá de efectuar llamadas o enviar SMS), pero siguen constituyendo una golosa porción del mercado para los fabricantes. De hecho, se da una curiosa paradoja: un móvil de apenas 40 euros resulta bastante más rentable para el fabricante que un smartphone de gama media. Esto es debido a que los costes de producción se han aquilatado considerablemente gracias a la sencillez de sus componentes (como apuntamos, apenas cuentan con funciones) pero también a las economías de escala.

Pero no sólo constituyen una menguante pero rentable porción de la tarta para los fabricantes: muchos usuarios consideran más que suficiente contar con un móvil robusto, de muy bajo coste, generalmente con una batería de muy alta duración y sin mayores compromisos que sacarle a uno del apuro cuando quiere hacer una simple llamada o estar localizado. No crean que este producto es el patito feo de los principales fabricantes de smartphones: en pleno 2012 todavía hay proyectos que se embarcan en la fabricación de móviles que vuelven a lo básico, a la esencia, como es el caso del SpareOne.

Estos terminales van dirigidos a un sector del mercado eminentemente práctico y al que no le importa lucir su lustroso móvil de 30 euros y exponerse a frases socarronas como, “abuelo ¡cambia ya de móvil!”.

Terminales con sensor de proximidad, GPS, 4G, acelerómetro y toda una retahíla de prestaciones que el mercado está obligando a los usuarios a adoptar con toda la normalidad que se puede. Los móviles se han visto envueltos en una frenética carrera por incorporar cada vez más sofisticadas funciones que en la mayoría de los casos van muy por delante de las propias necesidades del mercado. Por otro lado, el móvil se ha convertido de la noche a la mañana en un símbolo de estatus para su portador. Ya no basta con contar con un terminal más o menos moderno.