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Europa abraza la supercomputación para que su industria compita en el mundo
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INVERTIRÁ 1.200 MILLONES HASTA 2020

Europa abraza la supercomputación para que su industria compita en el mundo

"Europa debe recuperar su lugar en la carrera de la industria planetaria". Y la respuesta es supercomputación. Es la última iniciativa que pretende poner en marcha

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Europa abraza la supercomputación para que su industria compita en el mundo

"Europa debe recuperar su lugar en la carrera de la industria planetaria". Y la respuesta es supercomputación. Es la última iniciativa que pretende poner en marcha Bruselas en el marco de su Agenda Digital. La Comisión Europea, por boca de la holandesa Neelie Kroes, invertirá hasta 1.200 millones de euros en construir varias supercomputadoras pioneras a nivel mundial, que devuelvan a Europa a la primera línea tecnológica mediante la acción pública.

El mensaje lanzado por Bruselas es claro. Las Computadoras de Alto Rendimiento (HPC, por sus siglas en inglés) son esenciales para la industria europea y para conseguir más empleo. Por ejemplo, los hospitales en Alemania usan los supercomputadores para evitar decisiones arriesgadas de última hora en los nacimientos. La comisaria también señaló el diagnóstico precoz de enfermedades gracias a los simuladores en 3 dimensiones o cómo algunos fabricantes de coches han conseguido acortar de cinco a dos años el diseños de nuevos vehículos, generando ahorros de hasta 40.000 millones de euros para la industria automovilística europea.

Tener acceso a una máquina de estas características cambia por completo el modelo productivo. Según un estudio de la comisión, el 97% de las empresas que usan HPCs considera que son "indispensables" para su capacidad de "innovar, competir y sobrevivir". Según las cifras que blande la Comisión, un superordenador puede costar unos 100 millones de dólares y otros 20 millones en mantenimiento cada año. 

Las máquinas más potentes superan la capacidad de 130.000 portátiles combinados y pueden generar un trillón de operaciones por segundo. Pero Europa apenas aparece en los ránkings de este tipo de tecnología, que están copados por empresas y centros de investigación en China, EEUU y Japón. El cerebro de la Agencia de la Energía Atómica en Francia o el Jugene (Alemania) son los más rápidos en el territorio europeo, ocupando la sexta y novena posición. El ordenador Mare Nostrum, en Barcelona, aparece como el ordenador español más potente, aunque baja hasta el puesto 118º en la clasificación mundial.

"Europa debe recuperar su lugar en la carrera de la industria planetaria". Y la respuesta es supercomputación. Es la última iniciativa que pretende poner en marcha Bruselas en el marco de su Agenda Digital. La Comisión Europea, por boca de la holandesa Neelie Kroes, invertirá hasta 1.200 millones de euros en construir varias supercomputadoras pioneras a nivel mundial, que devuelvan a Europa a la primera línea tecnológica mediante la acción pública.