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Un 5 estrellas español para los presos de Hamás
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60 LIBERADOS PALESTINOS SE ALOJAN EN UN ‘RESORT’ DE GAZA

Un 5 estrellas español para los presos de Hamás

Durante los últimos trece años la primera imagen de Yahia Ibrahim Hasan al despertarse eran los barrotes de una cárcel israelí. Desde hace casi dos semanas

Foto: Un 5 estrellas español para los presos de Hamás
Un 5 estrellas español para los presos de Hamás

Durante los últimos trece años la primera imagen de Yahia Ibrahim Hasan al despertarse eran los barrotes de una cárcel israelí. Desde hace casi dos semanas puede ver el Mediterráneo desde la terraza de su habitación. Ha pasado del hacinamiento de la prisión a la confortable estancia de un lujoso hotel de cinco estrellas español. Ha cambiado las ropas de convicto por el uniforme de civil y ha sustituido el paseo de rigor en el patio del penal por la charla matutina frente a una gran piscina, acaso con baño eventual. Después de trece años a la sombra, Ibrahim disfruta del sol que todavía calienta la franja de Gaza, la tierra donde nació hace 49 años. Tras el acuerdo entre Hamás e Israel para canjear al soldado Guilad Shalit por más de 1.000 presos palestinos, unos 60 liberados pasan unos días de vacaciones en este resort made in Spain antes de volver a casa.

Ibrahim se enfrentaba a una cuádruple cadena perpetua por haber participado en la captura y el posterior asesinato de un soldado israelí tras un rescate frustrado en 1994. Le acusaron de ser uno de los fundadores del aparato de seguridad de Hamás. Precisamente la organización –considerada terrorista por la Unión Europea, Estados Unidos e Israel- que paga la factura de los huéspedes palestinos. Feliz por su libertad, pero todavía enjaulado en los límites del complejo turístico, el exconvicto declaraba hace días al Washington Post: “Estando en este hotel, constantemente me pregunto si realmente he salido de prisión”.

Para su compañero, Salem Dawib, el primer día de libertad fue “como renacer”. Lo detuvieron en 2002 cuando sólo tenía 21 años. Según las autoridades israelíes, colaboró en un atentado suicida frustrado, por lo que también fue condenado a cadena perpetua. A Raja’i al-Karki le cayeron otras dos penas idénticas, igual que a Mahmud Maslamani. Hace un mes, todavía bajo arresto israelí, todos ellos comenzaron una huelga de hambre para protestar por las malas condiciones en las que se encontraban los reos. Ahora hacen cola para desayunar cada día en el buffet del hotel.

El complejo Al Mashtal Gaza abrió sus puertas en mayo de este mismo año. La compañía española ArcMed Hotels se hizo cargo en 2007 de un proyecto que comenzó a principios de los años noventa, al calor de los acuerdos de Oslo. Sin embargo, tras los primeros acercamientos para la paz se sucedieron unos durísimos años de plomo. Hamás se hizo con el control de la franja y al bloqueo israelí se sumó un cruento bombardeo en 2008, que volvió a dañar las instalaciones, cuando ya estaban listas para abrir sus puertas.

La cadena española, presidida por la histórica diputada del PSC Anna Balletbò, asegura que tiene varios hoteles en España y en Oriente Próximo, pero es difícil encontrar otro que no sea el de Gaza. En un territorio sin turistas, al lado de un campo de entrenamiento de los milicianos de Hamás, la compañía señala en un correo electrónico a El Confidencial que sus clientes son mayoritariamente “periodistas, representantes de ONG, cuerpo diplomático y miembros de agencias internacionales”, que acuden principalmente a la “cafetería y el restaurante del hotel”. Ante la insistencia de este periódico para concertar una entrevista, se limitan a confirmar que “algunos liberados del último intercambio de presos que han sido enviados a Gaza se han hospedado en el hotel mientras buscaban alojamiento definitivo”.

Paga Hamás

La empresa española también aclara que “los clientes pagan de acuerdo con las tarifas establecidas”. Una suite puede llegar a costar unos 800 dólares, mientras que las habitaciones convencionales, donde se alojan los liberados palestinos, salen por 140 dólares la noche. La organización palestina se ha gastado unos 10.000 dólares por cada uno de los inquilinos y ha anunciado que ayudaría con otros 2.000 a cada uno de los excarcelados que regresaran a Gaza.

De los 477 liberados, 272 han podido regresar a su territorio. Según la versión oficial, después de pasar años encarcelados, muchos de ellos no tenían una casa donde alojarse. Lo cierto es que estos presos son los más cercanos a Hamás y la organización ha querido ‘regalarles’ estas vacaciones pagadas. Otros 164 exconvictos han sido deportados a territorios palestinos, mientras que los 41 considerados más peligrosos han sido trasladados al extranjero.

Las cárceles aún están llenas

La organización de apoyo a los prisioneros palestinos Addameer festeja el canje con Israel, que supondrá todavía la liberación de otros 550 reclusos. Sin embargo, recuerda que todavía quedan otras 4.300 personas que viven “bajo condiciones muy duras” en las cárceles israelíes. Desde Ramala, una abogada de la asociación declara a este periódico, a condición de mantener el anonimato, que su demanda es que “Israel cumpla con los protocolos internacionales” y “deje de arrestar personas sin cargos, evite la tortura y en definitiva, que ofrezca un trato humano a los presos”.

Cuatro meses antes del acuerdo para liberar a Shalit, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, decidió “endurecer” las condiciones de los presos palestinos. Según la organización Addameer, “Israel ofrece más violencia a cambio de la liberación de unos pocos”. “El Estado hebreo ha hecho de los detenidos un arma política, los utiliza como método de negociación. Ahora que han conseguido que les devuelvan a Shalit, será mucho más difícil mejorar la situación de los que aún quedan en las cárceles”. El recién liberado, Yahia Ibrahim, declaraba en el hotel de Gaza que él no había “luchado” toda su vida para acabar en un lugar así, sino para “conseguir la libertad del pueblo palestino”.

El acuerdo tampoco contó con el entusiasmo mayoritario de la población israelí. Según un sondeo del periódico hebreo Yedioth Ahronoth, el 80% de los israelíes apoya el pacto con tal de conseguir la liberación de Shalit. Sin embargo, la mayoría teme que pueda degenerar en un aumento de actos terroristas. Tras un intenso debate, la Corte Suprema del país rechazó las alegaciones de los familiares de las víctimas, que calificaron la firma como “un triunfo de los asesinos”. Benjamin Netanyahu aseguró que se trató de “la decisión más difícil” que ha tomado en su carrera política.

Unos 300 de los ya liberados están acusados de delitos de sangre contra la sociedad israelí. Mientras, los palestinos denuncian detenciones arbitrarias y tratos vejatorios entre su población reclusa. El propio Guilad Shalit manifestó en una entrevista, minutos después de salir de un secuestro que se prolongó durante los últimos cinco años, que esperaba que “el pacto ayude a conseguir un acuerdo de paz entre israelíes y palestinos”. En el Hotel Al Mashtal todas estas noticias se siguen ahora por la prensa.

Durante los últimos trece años la primera imagen de Yahia Ibrahim Hasan al despertarse eran los barrotes de una cárcel israelí. Desde hace casi dos semanas puede ver el Mediterráneo desde la terraza de su habitación. Ha pasado del hacinamiento de la prisión a la confortable estancia de un lujoso hotel de cinco estrellas español. Ha cambiado las ropas de convicto por el uniforme de civil y ha sustituido el paseo de rigor en el patio del penal por la charla matutina frente a una gran piscina, acaso con baño eventual. Después de trece años a la sombra, Ibrahim disfruta del sol que todavía calienta la franja de Gaza, la tierra donde nació hace 49 años. Tras el acuerdo entre Hamás e Israel para canjear al soldado Guilad Shalit por más de 1.000 presos palestinos, unos 60 liberados pasan unos días de vacaciones en este resort made in Spain antes de volver a casa.