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Colombia tiene el teleférico más espectacular del mundo
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Colombia tiene el teleférico más espectacular del mundo

Abajo, en el fondo del cañón, el río Chicamocha discurre como un fino hilo junto al escaso verde de la naturaleza antes de abrazar a sus

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Colombia tiene el teleférico más espectacular del mundo

Abajo, en el fondo del cañón, el río Chicamocha discurre como un fino hilo junto al escaso verde de la naturaleza antes de abrazar a sus afluentes, el Fonte y el Suárez, y fundirse con ellos en el río Sogamposo. Desde las alturas las personas y las plantas parecen tan insignificantes como hormigas. Estamos en el departamento colombiano de Santander, un territorio de complicada orografía donde se encuentran algunas de las montañas más altas del país y también accidentes geográficos espectaculares como el cañón de Chicamocha, cuya profundidad deja al del Colorado convertido en un simple socavón: alcanza los dos kilómetros y mide otros 227 de largo.

 

Colombia lucha para que este paraje acabe convirtiéndose en una de las Siete Maravillas Naturales del planeta que serán elegidas en 2001 pero mientras tanto el viajero tiene la oportunidad de descubrir in situ un espectáculo visual sin comparación: el cañón es imponente, fascinante, y las últimas incorporaciones técnicas permiten hacerse una idea de su majestuosidad de un solo vistazo.

Desde el pasado mes de enero es posible conocerlo en un moderno teleférico (su coste ha ascendido a más de 10 millones de euros) que recorre más de seis kilómetros y que puede transportar hasta 500 pasajeros por hora en sus 38 cabinas controladas en todo momento para asegurarse de que el peso, el viento, la humedad y la temperatura no afectan a la seguridad.

El parque nacional del Chicamocha, que abrió sus puertas en diciembre de 2007, es sin duda alguna el hogar del turismo activo en Colombia. En él es posible practicar tirolina del modo que más nos guste: el primer recorrido, de 450 metros, permite admirar todo el cañón; el segundo compensa su corta duración con una dosis extra de emoción. El tercero está diseñado pensando especialmente en los niños más hiperactivos que tengan ganas de descargar adrenalina mientras admiran el espectáculo natural de esta tierra que debe su forma a los movimientos de las placas tectónicas.

Si la cuerda no es suficiente, quizás haya que volar. Para ello el parque cuenta con vuelos organizados en parapente desde las nueve de la mañana hasta el mediodía. Si lo prefiere, puede darse una vuelta en helicóptero o surcar las aguas rebeldes del río haciendo rafting por sus rápidos o recorrer las pistas del parque en buggies.

El cañón de Chicamocha se encuentra a 54 kilómetros de Bucaramanga, capital del departamento, a la cual se puede llegar a través del aeropuerto de Palo Negro, que la conecta con las principales ciudades del país, o en carretera. Desde Bogotá, vía Tunja, hay 393 kilómetros. Si elegimos el recorrido que pasa por Ubaté y Chiquinquirá la distancia baja hasta los 380 kilómetros.

Más información: colombia.travel, parquenacionaldelchicamocha.com

Abajo, en el fondo del cañón, el río Chicamocha discurre como un fino hilo junto al escaso verde de la naturaleza antes de abrazar a sus afluentes, el Fonte y el Suárez, y fundirse con ellos en el río Sogamposo. Desde las alturas las personas y las plantas parecen tan insignificantes como hormigas. Estamos en el departamento colombiano de Santander, un territorio de complicada orografía donde se encuentran algunas de las montañas más altas del país y también accidentes geográficos espectaculares como el cañón de Chicamocha, cuya profundidad deja al del Colorado convertido en un simple socavón: alcanza los dos kilómetros y mide otros 227 de largo.