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Ni uno ni dos... Los tres puñetazos de Draghi para dejar claro que él manda en el BCE
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el banquero italiano afianza su liderazgo

Ni uno ni dos... Los tres puñetazos de Draghi para dejar claro que él manda en el BCE

SuperMario en estado puro. Con gesto grave y voz seria, el presidente del BCE afianza su autoridad y arranca un respaldo absoluto sin fisura (oficial) alguna

Foto: El presidente del BCE, Mario Draghi, con el gesto serio que mostró en la rueda de prensa de ayer
El presidente del BCE, Mario Draghi, con el gesto serio que mostró en la rueda de prensa de ayer

A Mario Draghi no le llaman SuperMario porque sí. Hay una razón -o muchas- para llamarle así. Y las demostró todas ayer, en una rueda de prensa en la que había mucho en juego. O más que eso: lo que estaba en juego era todo, porque lo que pendía de un hilo era suautoridad y su liderazgo como presidente del Banco Central Europeo (BCE), dos atributos indispensables para ocupar el cargo yque se habían puesto en discusión en los días previos por la existencia de una creciente rebelión interna en el seno del Consejo de Gobierno de la entidad. ¿Cómo respondió? Plantando batalla y con la mirada afilada, volcado en dejar claro quién manda en el BCE.

Lejos de verse a un Draghi intimidado, empequeñecido o timorato, se vio a un Draghi crecido, confiado y desafiante. Y reforzado, sobre todo reforzado.Mario fue Súper, porque era la única forma mediante la que podía sofocar la rebelión interna y trasladar alos mercados, los agentes económicos y los medios de comunicación que él, y nadia más, es quien manda en el BCE.

Eso sí, el gesto grave y serio de Draghi, los silencios con los que daba solemnidadla rueda de prensa -a todo esto, antes elBCE había decidido mantener los tipos deinterés en el mínimo histórico del 0,05%- revelaronque no era una cita cualquiera y que, en efecto, algo -o mucho- de cierto habíaen esas filtraciones procedentes de los pasillos de Fráncfort. Ayer Draghi no estaba para bromas ni para mostrar muchas de las sonrisas que regala a menudo. Ayer el asunto era serio. Se especulaba con su dimisión,con que el presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, lo estaba arrinconando y con que en adelante debía mostrar un perfil menos estelar.

De todo ello salió más que airoso. Y no solo por una pose o por esa puesta en escena. Lo más relevante es que selló su triunfo por escrito, con el apoyo de todos -Weidmann incluido-. "La de ayer fue una contundente demostración de autoridad de Draghi, que reforzó sus credenciales de liderazgo", constata Tanguy Le Saout, responsable de renta fija de la gestora Pioneer Investments.

¿Cómo lo logró? Teniendo en cuenta que la gravedad de la expresión de Draghi venía a ratificarlo contado sobre las discrepancias internas, la sensación es que se impuso lanzandoun auténtico órdago al Consejo de Gobierno que preside. Un todo o nada: otodos, sin excepción, me respaldáis y damos por sofocada la rebelióno aquí os quedáis, me voy y vosotros veréis cómo salís de esta.

Como él mismo se ocupó de subrayar en las respuestas que ofreció en la rueda de prensa, la prueba de su victoria quedó rubricada en el comunicado oficial que difundió la entidad. Ahí, en ese documento, estaban los tres puñetazos, pim, pam, pum, con los que Draghi quiso dejar claro quién manda en el BCE.

Draghi no perdió el tiempo. Quiso demostrar su autoridad desde el primer instante. Por eso fue directo al grano. Logró que en el primer párrafo del comunicado se especificara que el BCE, con sus nuevas compras de deuda y con sus inyecciones de liquidez, aspira a que el balance de la entidad vuelva "a las dimensiones que tenía a comienzos de 2012".

El presidente del BCE ya había anticipado esta pretensión en septiembre. Más en concreto, la deslizó en respuesta a una de las preguntas formuladas en la rueda de prensa. El problema es que, según el artículo de Reuters, aquella afirmación fue una licencia de Draghi y contaba con el apoyo del Consejo. Vamos, que Draghi desoyó lo dicho en el cónclave monetario, con el consiguiente malestar en el resto de los miembros. Es más, en gran medida esa afirmación era la que había desatado la tormenta interna en el BCE.

Por eso resulta tan relevante que ayer, en el primer párrafo del comunicado oficial y no en respuesta a ninguna pregunta, se ratificara lo dicho por Draghi en septiembre. De este modo, ya no se podrá decir que es cosa suya; ya es el Consejo el que ha dado la bendición a engordar el balance hasta una horquilla comprendida entre los 2,7 y los 3 billones de euros, que es donde estaba a comienzos de 2012, desde los 2,05 billones de euros actuales. Como aseguran los expertos de Royal Bank of Scotland (RBS), "Draghi gana la batalla del balance del BCE".

Claro, el balance del BCE no crece solo. Solo puede aumentar si la entidad adopta medidas que lo permitan. Por ahora tiene tres en marcha: el programa de compras de cédulas (CBPP3), al que ya ha dedicado casi 5.000 millones de euros; otro plan para adquirir titulizaciones (ABSPP), que será puesto en marcha en las próximas semanas; y las operaciones de financiación bancaria a muy largo plazo (TLTRO), con la que por ahora ha inyectado 82.600 millones de euros a los bancos y con el que en diciembre podría suministrar otros 317.400 millones adicionales.

Ayer Draghi, de nuevo con el respaldo del Consejo, lo dijo bien claro. De momento, esto es lo que hay para ampliar el balance. Los programas CBPP3 y ABSPP estarán activos hasta 2016, lo mismo que el TLTRO. Pero eso no equivale a que se vaya a quedar ahí. Si estas medidas no bastan para ampliar el balance del BCE hasta los 2,7-3 billones de euros y si las expectivas de inflación empeoran, la entidad disparará más munición expansiva.

"Creemos que estas dos contingencias ocurrirán", vaticinan desde Barclays. Y sobre esta premisa pronostican que el BCE lanzará "a comienzos de 2015" un programa completo de expansión cuantitativa (QE), que incluirá ya la compra de deuda pública. DesdeRBS incluso creen quela instituciónpodría anunciar en diciembre la compra de deuda corporativa -la emitida por las empresas- o el refuerzo de las operaciones de financiación bancaria.

¿Descabellado? No lo parece escuchando a Draghi. Porque su segundo puñetazo no consistió solo en reiterar que habrá más medidas si resulta necesario -también lo había dicho antes-, es que además logró reflejar en el comunicado que el BCE "ha encargado la preparación de más medidas", con el objetivo de tenerlo todo preparado llegado el caso,a distintos órganos y comités de la institución y del Eurosistema.

El colofón, su tercer puñetazo, consistió en que todo lo recogido en el comunicado y todo lo anticipado, incluyendo la adopción de más medidas, contó con un apoyo "unánime". Es decir, de los otros 23 miembros del BCE, sin excepción alguna. Y eso, en esta ocasión, es mucho decir, porque significa que Weidmann no se opone.

Desde luego, si el presidentequería salir reforzado, en esa unanimidad encuentra una auténtica coraza. Y de este modo, lo ha vuelto hacer.Como en 2012, cuando unas palabras suyascontuvieron la crisis del euro,Draghi ha demostrado su habilidaden escenarios extremos. Por algo lo llaman SuperMario.

A Mario Draghi no le llaman SuperMario porque sí. Hay una razón -o muchas- para llamarle así. Y las demostró todas ayer, en una rueda de prensa en la que había mucho en juego. O más que eso: lo que estaba en juego era todo, porque lo que pendía de un hilo era suautoridad y su liderazgo como presidente del Banco Central Europeo (BCE), dos atributos indispensables para ocupar el cargo yque se habían puesto en discusión en los días previos por la existencia de una creciente rebelión interna en el seno del Consejo de Gobierno de la entidad. ¿Cómo respondió? Plantando batalla y con la mirada afilada, volcado en dejar claro quién manda en el BCE.

Mario Draghi Banco Central Europeo (BCE)
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