Los supervivientes del ébola no son contagiosos y quedan inmunizados

Sobrevivir al ébola depende de las defensas del organismo de la persona infectada. Las complicaciones del caso derivan de los síntomas que tenga el paciente, pero no hay unas reglas establecidas en la evolución de la enfermedad. El cuadro clínico del sacerdote Miguel Pajares, el único infectado ingresado en Europa, es de lo más alentador. Juan González, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), asegura que, si no tiene complicaciones en dos semanas, podría curarse. ¿Cómo es la vida de una persona que ha sufrido ébola?

La virulencia de esta letal enfermedad se debe a que se contagia de animales a humanos, que carecen de anticuerpos en el sistema inmunológico para combatirla. Mientras siga sin haber una cura, el personal sanitario sólo puede tratar los síntomas hidratando al paciente e intentando bajarle la fiebre para fortalecer su cuerpo todo lo posible. Miriam Alía es una enfermera intensivista del hospital Gregorio Marañón de Madrid que regresó el 18 de julio de Guinea, donde intervino en la actuación sanitaria contra el ébola en Gueckedou durante cinco semanas. Coincide con las previsiones del experto González: si en catorce días Pajares sigue como hasta ahora, podrá abandonar el recinto médico sin miedo al contagio.

La supervivencia frente a la enfermedad depende de la rapidez con la que reaccionan las defensas del organismo, que “lleguen a tiempo de neutralizar el virus en el paciente”. Cada superviviente representa una victoria en la guerra contra la enfermedad. Los pacientes que consiguen superar el virus no son contagiosos y, lo que es mejor, quedan inmunizados. Los primeros anticuerpos que aparecen para combatir la infección son los anticuerpos inmunoglobulina M, de reacción rápida. Los anticuerpos que se generan más tarde, la inmunoglobulina G, son los que protegen de por vida al enfermo de ébola. “Ya no se volverá a infectar nunca”.

Raquel González, una portavoz de Médicos Sin Fronteras, hace hincapié en que, una vez pasada la enfermedad, el paciente ha quedado inmunizado para siempre. Cuando los tests dan negativos y ya se le puede dar el alta al paciente, el único riesgo de contagio es a través de dos vías: la leche materna y el semen, por lo que está prohibido dar lactancia y mantener relaciones sexuales sin protección, ya que el contagio sería casi del 100% durante un período de tres meses. A partir de entonces, el paciente puede retomar su vida habitual sin ningún temor a contagiar ni a ser contagiado.

La parte psicológica, la más importante

La calidad de vida del superviviente dependerá también de las complicaciones que haya tenido durante el desarrollo de la enfermedad. Por ejemplo, “si pierde mucho potasio puede provocar un ataque al corazón”, con sus consecuencias. Pese a que el paciente puede encontrarse durante una temporada más débil de lo habitual, el riesgo de contagio es improbable.

La parte psicológica es, para los expertos, la importante para la curación. Existe un falso mito generalizado de que una persona con ébola puede transmitir la enfermedad en cualquier momento, y es radicalmente falso. “Sólo las personas que tienen síntomas pueden contagiar, así que no hay que entrar en pánico”, recalcan los expertos.