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La crisis de liderazgo de Juan Ignacio Zoido en el PP de Andalucía
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CRISIS DEL PP ANDALUZ (y II)

La crisis de liderazgo de Juan Ignacio Zoido en el PP de Andalucía

Que Juan Ignacio Zoido es una creación política de Javier Arenas es, además de una evidencia constatable en las hemerotecas, una afirmación compartida por todos los

Foto: La crisis de liderazgo de Juan Ignacio Zoido en el PP de Andalucía
La crisis de liderazgo de Juan Ignacio Zoido en el PP de Andalucía

Que Juan Ignacio Zoido es una creación política de Javier Arenas es, además de una evidencia constatable en las hemerotecas, una afirmación compartida por todos los que conocen la historia personal y política de ambos. Hace tres meses, a mediados del pasado mes de julio, Arenas dejó la presidencia del PP de Andalucía en manos de Zoido, su alumno predilecto que ascendió a la gloria en las últimas elecciones municipales al conquistar, con una abultada mayoría absoluta, esta plaza tradicional del Partido Socialista, la única capital de provincia que todavía conservaba este partido en la región. Lo que nadie esperaba es que, a partir de esa cesión de poder, la relación política de ambos se pudiera distanciar por una de las constantes más pertinaces de la política: que no hay sucesión de un liderazgo sin que degenere en conflicto. Siempre ocurre igual y en el caso de Arenas y Zoido no ha sido distinto.

Pocas semanas después del congreso del PP andaluz en el entorno de Arenas ya se contaba con amargura cómo el nuevo presidente del PP había emprendido una campaña ‘de limpieza’ interna, apartando de su entorno a aquellos que habían participado más directamente de la etapa de Javier Arenas. “Fue un profundo desengaño”, afirman.

En el entorno de Zoido lo ocurrido se relata, sin embargo, con normalidad. “Juan Ignacio Zoido –dicen- es un político de equipos, no de camarillas, no de pandillas, como le ocurre a Javier Arenas. Si Zoido aceptó sin rechistar hacerse cargo de la presidencia del PP andaluz, lo normal es que nombrase a gente de confianza, a su equipo, para sacar adelante la tarea que se le había encomendado”. La única coincidencia entre las dos versiones radica en que unos y otros afirman que los roces políticos no han influido en la relación personal de ambos. Y es aquí donde, de nuevo, entra en escena la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal. “Juan Ignacio Zoido no está en ninguna operación contra Arenas”, afirman en el entorno de este último. “Ha sido Cospedal la que, desde el primer día, lo ha colocado en la tesitura de elegir”. Luego se recuerda, además, que Cospedal y Zoido también tienen una buena relación, desde que este último era delegado del Gobierno en Castilla-La Mancha, con Aznar de presidente en La Moncloa.

La cuestión, en cualquier caso, es que, ya sea por la penosa tarea política de tener que reconstruir la oposición en Andalucía tras treinta años de hegemonía socialista o ya sea por la limitación de las personas elegidas, no parece que el liderazgo de Zoido esté satisfaciendo a muchos en el PP de Andalucía. Ni el nuevo portavoz, Carlos Rojas, ni el secretario general, José Luis Sanz, ni el propio presidente de los populares andaluces han acertado hasta ahora con una estrategia de oposición nítida, distinguible, cohesionada y contundente, como ocurría en el pasado. Donde para algunos hay una injusta campaña contra el actual presidente andaluz, al que no se le concede ni el beneficio de la duda, para otros se trata de una cadena de errores en los nombramientos, entre ellos la discriminación en la cúpula regional del partido de los dirigentes de fuera de Sevilla que es, paradójicamente, la provincia en la que siempre pincha el Partido Popular en las elecciones. Un partido gobernado por aquellos que pierden las elecciones, esa sería la contradicción a juicio de algunos dirigentes.

Junto a ese debate interno, a la polémica también contribuye, de forma especial, el difícil equilibrio al que se ve sometido Juan Ignacio Zoido al tener que simultanear la Alcaldía de Sevilla y la jefatura de la oposición al Gobierno del PSOE y de IU en la Junta de Andalucía. Para Cospedal, se trata de un problema inexistente porque, según ha dicho, al PP siempre le ha ido muy bien con los alcaldes, como Zoido, que ganan elecciones. Para otros dirigentes del PP andaluz, sin embargo, el problema de liderazgo de Zoido viene derivado de su propia indefinición sobre si será o no candidato a la Junta de Andalucía, como suele decir cuando le preguntan. “Antes, con Arenas, todo el mundo trabajaba para un mismo referente, para una misma persona, y ahora nadie trabaja para nadie porque no existe esa referencia. En esas, la tentación de muchos es la de trabajar por ellos mismos, como ya está ocurriendo. Es Zoido quien tiene que despejar esa duda y aclarar el panorama”. Y es ahí donde, ya al final, se puede encontrar un último punto de encuentro en la crisis ya que todos, unos y otros, dicen estar dispuestos a respaldar y apoyar a Juan Ignacio Zoido. Con lo cual, tendrá que ser el presidente del PP andaluz quien gestione la crisis e intente reconducirla. Aunque para eso, quizá, tendrá que desandar algunos pasos, emprender otros caminos y, sobre todo, alejarse del campo de batalla entre dos tensiones antiguas y persistentes: Arenas versus Cospedal.

Que Juan Ignacio Zoido es una creación política de Javier Arenas es, además de una evidencia constatable en las hemerotecas, una afirmación compartida por todos los que conocen la historia personal y política de ambos. Hace tres meses, a mediados del pasado mes de julio, Arenas dejó la presidencia del PP de Andalucía en manos de Zoido, su alumno predilecto que ascendió a la gloria en las últimas elecciones municipales al conquistar, con una abultada mayoría absoluta, esta plaza tradicional del Partido Socialista, la única capital de provincia que todavía conservaba este partido en la región. Lo que nadie esperaba es que, a partir de esa cesión de poder, la relación política de ambos se pudiera distanciar por una de las constantes más pertinaces de la política: que no hay sucesión de un liderazgo sin que degenere en conflicto. Siempre ocurre igual y en el caso de Arenas y Zoido no ha sido distinto.