Los vecinos de Valgrande expulsan a Correa de la urbanización

Francisco Correa, cerebro de la trama Gürtel, ha sido expulsado de Valgrande. Al menos, ya no se le ve por estos predios. El que fuera uno de los vecinos más conocidos de la lujosa urbanización de Sotogrande, ubicada en el parque natural de San Roque, frente al campo de golf de Valderrama, no cae en gracia a los residentes del lugar, que le han dado la espalda.

La casi totalidad de los 164 propietarios de la urbanización se han puesto de acuerdo para que el principal imputado de la trama de corrupción política abandone la zona. Según ha sabido El Confidencial, “un grupo de vecinos ha mandado una carta al presidente de la comunidad pidiendo que Francisco Correa se vaya de aquí. Que nadie quiere convivir con alguien que delinque y que presumiblemente tenga que ingresar de nuevo en prisión”.

La mayoría de los vecinos está de acuerdo con esta  decisión, aunque algunos piensan que la presunción de inocencia es un derecho constitucional y que “ni ángel ni demonio. Que antes de que ingresara en prisión todos le hacían la ola, por las amistades “importantes” que paseaba por el recinto y ahora lo denostan como un apestado”.

Nadie sabe nada ahora de Correa. Desde que se cursó la misiva de los vecinos, no se le ve salir ni entrar. La imagen de estos días en su Land Rover Discovery camino a los juzgados de San Roque para estampar su firmar, tal como le obliga uno de los postulados de su libertad provisional, ya no puede ser captada por las cámaras.

Otro de los vecinos asegura a este medio que “vincular a Sotogrande, y en particular a su urbanización, con personas de estas características no beneficia a nadie. Que sus hijos van al colegio en Algeciras y que ya les hacen preguntas tendenciosas”.

De Soto a Valgrande

El cerebro de la trama Gürtel desembarcó en su lujosa urbanización de Valgrande el mismo día que abandonó la cárcel de Soto del Real. Se le veía contento a su llegada a casa. Por fin, tras pasar tres años y cuatro meses en  prisión, iba a disfrutar del remanso de paz de Valgrande. Durante estos días, Paco, como allí se le conoce, salía a nadar, al gimnasio y jacuzzi del club privado que hay en el interior del recinto, e incluso a hacer unos palitos de golf para desentumecer las articulaciones.

El relax, sin embargo, le ha durado poco por la agitación de los vecinos. Cuando los residentes se percataron de que las cámaras y paparazzis circundaban la zona, decidieron que no querían tener otro “vecino” polémico. Bastante había sido ya. Hace solo unos años, todo un dispositivo de agentes de policía se coló en la urbanización para detener a una pareja de italianos que intentó sacar dinero a los padres de Madeleine MacCann, la niña británica desaparecida en el Algarve portugués, con informaciones falsas. Los presuntos estafadores vivían en una de las lujosas viviendas al lado de Correa. Allí la policía halló fotos y recortes sobre la desaparición de la niña. Asíque los vecinos no quieren mas sustos de este tipo si lo pueden evitar.

“Paco por aquí, Paco por allá”

Nada más estallar el escándalo de corrupción en el seno del  PP, los vecinos enseñaban la casa de Correa y su esposa Carmen como una pieza de museo en Valgrande. “Mira, ahí es donde vivía Correa, menuda vida se daba… Ahora nadie quiere que venga por aquí”. Desde que ingreso en prisión, Correa ya no es bienvenido. Hacía unos años que el cerebro de la Gürtel se compró esta vivienda en Valgrande. Allí acudía con la familia a veranear. Su yate se movía de Puerto Banús a Sotogrande con suma facilidad.

Por aquel entonces sus vecinos de Valgrande estaban encantados con él y su esposa. A todos les gustaba darse un chapuzón con la familia y departir un rato con “sus amistades políticas que acudían por allí“. Todo era “Paco por aquí y Paco por allá” y ahora, de la noche a la mañana, se ve declarado persona non grata. Las cosas han cambiado mucho desde febrero de 2009 y la opinión sobre él, también. Su chalé de Valgrande es uno de los que ha  intervenido la Audiencia Nacional, pero el embargo judicial decretado es solo como garantía para las posibles indemnizaciones derivadas de sus delitos. No puede venderlo, pero sí habitarlo.

Adentrarse en Valgrande es casi una quimera  para cualquiera que no sea residente. Una barrera de seguridad marca el limite con el exterior: conserje durante el día y vigilante jurado en el transcurso de la noche. En definitiva, 24 horas de vigilancia. La urbanización consta de 165 apartamentos en casas de tres pisos de color albero rodeadas de un parque natural lleno de vegetación. Cuenta con tres piscinas, una de ellas cubierta y climatizada, gimnasio completo, spa, pádel y un campito de golf. Un lugar sin duda para respirar aire puro en verano.