El armador del barco del Príncipe Felipe se sienta en el banquillo por corrupción

Francisco Kiko Sánchez Luna, íntimo amigo de Felipe de Borbón y armador del barco en el que el Príncipe de Asturias compite en la Copa del Rey de vela, se sentará en las próximas semanas en el banquillo de los acusados como presunto autor de los delitos de tráfico de influencias, cohecho y prevaricación, según han confirmado a El Confidencial fuentes de la Audiencia Provincial de Alicante.

Kiko, compañero de regatas del heredero de la Corona y campeón olímpico de vela en los Juegos de Barcelona 92, facturó presuntamente servicios municipales a su propia empresa a través de sociedades pantalla durante su etapa como concejal del PP en el Ayuntamiento de Alicante (2007-2011). El ex edil y el Príncipe compitieron juntos por última vez a bordo del Hispano el pasado verano en aguas de Mallorca.

Sánchez Luna pertenece al privilegiado círculo de amistades de Don Felipe, del que ya se cayó otro de sus miembros habituales, también íntimo amigo de Kiko: José Luis Pepote Ballester. Regatista olímpico como aquél, Pepote -que fue director general de Deportes en el Ejecutivo balear de Jaume Matas- está imputado en el caso Urdangarín por los millonarios contratos adjudicados a dedo al yerno del Rey y a su ex socio en el Instituto Nóos, Diego Torres.

Armador y patrón  

Felipe de Borbón y Sánchez Luna trabaron una estrecha amistad en los Juegos de Barcelona, donde el hijo de Don Juan Carlos compitió en la clase Soling -logrando un diploma olímpico- y el ahora imputado en la clase 470, que le valió una medalla de oro. Desde entonces, Kiko y el Príncipe de Asturias han navegado juntos en decenas de ocasiones, el primero como armador y el segundo como patrón.

Así ocurrió el pasado mes de agosto durante la 30ª edición de la Copa del Rey de vela celebrada en la bahía de Palma, en la que el heredero de la Corona volvió a formar parte del equipo integrado por Sánchez Luna y Fernando León, también campeón olímpico e íntimo del Príncipe. La participación de Don Felipe, sin embargo, estuvo a punto de irse al traste por un acontecimiento de última hora: la intervención de la CAM por el Banco de España a finales de julio de 2011.

La caja de ahorros alicantina patrocinaba el barco del Príncipe de Asturias -la embarcación, de hecho, llevaba el nombre de CAM IV-, pero la intervención de la entidad hacía poco aconsejable que el futuro Rey de España navegase bajo esas siglas. Finalmente, el velero fue rebautizado in extremis y se echó a la mar como Hispano con Don Felipe, Sánchez Luna y León a bordo, que en esta ocasión no pudieron reeditar el triunfo obtenido en la edición de 2005.

Intento de extorsión

Felipe de Borbón, sin embargo, pasó por alto un detalle: su amigo Kiko ya estaba entonces imputado por corrupción, circunstancia que no le impidió navegar junto al ex campeón olímpico. Un año antes, la titular del Juzgado de Instrucción número 9 de Alicante había abierto diligencias contra éste, su hermano, Jacobo Sánchez Luna, y otras tres personas más, después de que un empresario los denunciase en 2009 ante la Fiscalía Anticorrupción por intento de extorsión.

Kiko Sánchez Luna, entonces concejal de Modernización -cargo al que llegó apadrinado por el popular Luis Díaz Alperi, que dimitió como alcalde de Alicante en 2008 tras verse envuelto en varios escándalos de corrupción-, adjudicó a su propia empresa, a través de dos sociedades pantalla, la gestión de los telecentros municipales. Y exigió a un empresario el pago de comisiones si quería llevarse un trozo del pastel. Pero no contaba con que éste grabó una de esas conversaciones y entregó la cinta al fiscal.

Las fuentes jurídicas consultadas aseguran que la juez ha concluido ya la fase de instrucción del sumario, en el que se imputan a Sánchez Luna los delitos de tráfico de influencias, cohecho y prevaricación, y que en las próximas semanas se iniciará la vista oral en un juzgado penal de Alicante. La Fiscalía, según las mismas fuentes, se ha opuesto a que Kiko y los demás imputados sean juzgados por un jurado popular, por considerar que la prevaricación no puede ser enjuiciada por un tribunal ciudadano.