El PSOE no lo fía todo a la calle y busca un récord de iniciativas en el Congreso

La mayoría absoluta del PP no deja margen para la emoción en las votaciones del Congreso de los Diputados, pero Alfredo Pérez Rubalcaba no está dispuesto a permitir que los 110 escaños del PSOE permanezcan ociosos. Pese a que los socialistas les puede tentar ejercer la oposición al Gobierno desde la calle, su Grupo Parlamentario está exhibiendo un ritmo de presentación de iniciativas más elevado que durante la pasada legislatura. Su nuevo rol en la Cámara ha dado como resultado 210 propuestas, un cuarto del total de las realizadas durante el mandato de José Luis Rodríguez Zapatero.

Tras el varapalo electoral del 20-N, el candidato socialista ordenó a sus diputados ejercer una oposición intensa desde el primer día. El PSOE se encontraba entonces inmerso en un estado de incertidumbre, sin liderazgo y sin candidatos oficiales a relevar a Zapatero en la secretaría general. Rubalcaba fue designado presidente del Grupo Parlamentario de forma interina con la excusa de plantar cara a Mariano Rajoy en el debate de investidura; pero este cargo le valió también de trampolín para su campaña por el liderazgo del partido.

De acuerdo con las instrucciones de Rubalcaba, y con José Antonio Alonso todavía como portavoz, los socialistas comenzaron a registrar proposiciones de ley, solicitudes de comparecencia y de creación de comisiones. Con el exvicepresidente ya en el puesto de secretario general y Soraya Rodríguez como número dos en el Congreso, el PSOE ha seguido acudiendo habitualmente al registro de la Cámara, aunque los cambios en la cúpula conllevaron cierta lentitud de reacción inicial en materias clave como la reforma laboral.

En total, los socialistas han registrado 210 propuestas en tres meses, frente a las 813 de toda la legislatura pasada. De mantener este ritmo, podrán incluso alcanzar las 2.827 iniciativas que produjo el Grupo Popular con Soraya Sáenz de Santamaría al frente. Así, en el caso de las proposiciones de ley, el PSOE ya ha presentado 10, mientras que el PP llevó al Congreso 97 entre 2008 y 2011. No obstante, buena parte de este trabajo ha sido un mero reciclaje de proyectos que no prosperaron durante el mandato de Zapatero.

Por ejemplo, la ley de transparencia, que ahora anuncia a bombo y platillo Sáenz de Santamaría, es una de las promesas incumplidas del Ejecutivo socialistas que el PSOE registró en el Congreso tras perder el poder. Lo mismo sucedió con las leyes de igualdad de trato y la no discriminación o la de muerte digna. Pero los diputados de Rubalcaba también han comenzado a elaborar nuevos materiales de oposición. Su principal objetivo pasa ahora por redactar una enmienda a la totalidad a la reforma laboral de Rajoy.

De las plazas a la moqueta

Esto significa que el PSOE no se limitará a rechazar el texto del Gobierno, sino que presentará un texto alternativo. Precisamente este miércoles, los socialistas han organizado en el Congreso una jornada parlamentaria sobre la reforma laboral a la que acudirán diputados, senadores, representantes de los sindicatos y de la CEOE, así como catedráticos universitarios.

Pero estos esfuerzos por justificar la denominada “oposición útil” de Rubalcaba chocan con la imagen que el PP pretende trasladar del PSOE como agitador de la calle. Los socialistas defienden su derecho a manifestarse, por lo que han participado oficialmente tanto en la marcha sindical contra la reforma laboral, como en las movilizaciones que denunciaron la actuación de la Policía contra los estudiantes valencianos del instituto Luis Vives. Asimismo, han lanzado una página web contra el cambio legislativo en materia laboral llamada “reforma peligrosa”.

En línea con el discurso su partido, el portavoz parlamentario popular, Alfonso Alonso, reclamo ayer al PSOE que “vuelva al Parlamento porque en la calle dando voces no se solucionan los problemas”. Por su parte, Soraya Rodríguez replicó que el PSOE ya apoyado al Ejecutivo en la votación de la reforma del sector financiero, mientras que el PP no acordó “absolutamente nada” con el Gobierno de Zapatero. Y es que esta legislatura no estará exenta de tensión dialéctica en el Congreso, aunque la calma caracterice las votaciones.