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El PNV se niega a suscribir un 'pacto vasco' con PSE y PP sobre el fin de ETA
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TEME QUE FAVOREZCA LA IZQUIERDA ABERTZALE EN LAS AUTONÓMICAS

El PNV se niega a suscribir un 'pacto vasco' con PSE y PP sobre el fin de ETA

Íñigo Urkullu, presidente del PNV, no está dispuesto a trasladar al País Vasco el pacto de mínimos alcanzado el martes en Madrid por todas las formaciones políticas para

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El PNV se niega a suscribir un 'pacto vasco' con PSE y PP sobre el fin de ETA

Íñigo Urkullu, presidente del PNV, no está dispuesto a trasladar al País Vasco el pacto de mínimos alcanzado el martes en Madrid por todas las formaciones políticas para gestionar el fin de ETA. La excusa es la exclusión del mismo de la izquierda abertzale, pero la proximidad de las elecciones vascas (a un año vista si no hay adelanto) obliga a los peneuvistas a andar con pies de plomo para no perder votos en beneficio de los abertzales.

El lehendakari Patxi López y el líder de los populares vascos, Antonio Basagoiti, llevan semanas intentado un pacto similar al que ahora se ha alcanzado en Madrid. Una “operación” muy parecida a la que se llevó a cabo en 1987 con el Pacto de Madrid, que tuvo continuidad meses después en Euskadi con el Pacto de Ajuria Enea. Dicho acuerdo apoyaba el diálogo entre el Estado y quienes decidieran abandonar la violencia, y otorgaba en exclusiva a los partidos políticos con representación parlamentaria el debate sobre las cuestiones políticas. Un planteamiento muy parecido al  actual, casi 25 años después.

Una fuente cualificada del PNV manifestó a este diario que un pacto con PSE y PP no solo no aporta nada, sino que favorecería el victimismo de la izquierda abertzale y su mensaje de aislamiento político a un año de las elecciones autonómicas, en las que su marca electoral (Sortu si es legalizada) puede convertirse en el partido más votado, como ocurrió con Bildu en las municipales y forales del año pasado.

Apoyo sólo en Madrid.

El apoyo de los peneuvistas a Rajoy para abordar la desaparición de la banda se va a circunscribir exclusivamente a Madrid, donde el presidente, tiene dos opciones, según fuentes del PNV: o pedir el respaldo del Congreso como hizo Rodríguez Zapatero en 2005 para abrir el diálogo con la  banda; o buscar un consenso, que no tiene que ser ni parlamentario ni público, que desde la discreción le permita dar los pasos que considere oportunos para favorecer la disolución de ETA.

Un ejemplo de este respaldo es el apoyo que el Grupo Parlamentario del PNV dió el pasado martes a la enmienda pactada entre PSOE y PP, a la que posteriormente se sumaron el resto de partidos, salvo Amaiur, para rechazar la moción de Unión Progreso y Democracia (UPyD) que pedía al gobierno que promoviera la ilegalización de Amaiur y Bildu.

El texto de dicha enmienda es una especie de “hoja de ruta” para abordar la disolución de ETA con un mensaje único y sin disonancias. Uno de sus puntos apuesta por la reconciliación de la sociedad vasca tras 50 años de violencia, que lleva implícita la disposición a adoptar medidas de reinserción con los presos de la banda de forma individualizada. Otro de los puntos insta al Gobierno a extender el diálogo a los gobiernos vasco y navarro.

Patxi López, Urkullu y Alfredo Pérez Rubalcaba ya trasladaron a Rajoy su respaldo a las iniciativas del Gobierno en materia de pacificación en la ronda de contactos que el presidente del Gobierno tuvo con ellos en La Moncloa fechas atrás.

Íñigo Urkullu, presidente del PNV, no está dispuesto a trasladar al País Vasco el pacto de mínimos alcanzado el martes en Madrid por todas las formaciones políticas para gestionar el fin de ETA. La excusa es la exclusión del mismo de la izquierda abertzale, pero la proximidad de las elecciones vascas (a un año vista si no hay adelanto) obliga a los peneuvistas a andar con pies de plomo para no perder votos en beneficio de los abertzales.