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Indignados y abstencionistas: los parados pasan del 20-N y de las recetas mágicas de PP y PSOE
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REPORTAJE 20N: TESTIGO DIRECTO DESDE LAS COLAS DEL INEM

Indignados y abstencionistas: los parados pasan del 20-N y de las recetas mágicas de PP y PSOE

El cuento de las elecciones no va con ellos. Y para muchos, los políticos viven en una realidad paralela completamente ajena a las penurias de su

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Indignados y abstencionistas: los parados pasan del 20-N y de las recetas mágicas de PP y PSOE

El cuento de las elecciones no va con ellos. Y para muchos, los políticos viven en una realidad paralela completamente ajena a las penurias de su día a día. Los cinco millones de parados registrados en las colas del antiguo INEM no encuentran razones para el optimismo más allá del 20-N. Y menos, en los programas políticos de los dos grandes partidos llamados a solucionar de forma urgente la sangría incesante del paro, que ha sumido a familias enteras en una crisis absoluta. Según la última estimación, los hogares con todos sus miembros sin trabajo suman ya 1.425.200, un 4,22% más que en el trimestre anterior.

Todo es pura palabrería, no creo que hagan nada por el parado”, explica Juan Carlos, que lleva seis meses desempleado y que procede del sector de la construcción, el más azotado por los vaivenes de esa crisis que arrancó allá por el 2008. Las oficinas del Servicio Estatal de Empleo no dan tregua ni siquiera en los días de puente y en una jornada como la del pasado lunes era difícil encontrar respuestas positivas y optimistas por parte de un verdadero batallón de indignados y desencantados ajenos al juego electoral del próximo 20 de noviembre. “Tampoco creo que el PP pueda plantear cosas nuevas porque se tendrá que acogerse a la situación que encuentre, a las circunstancias de la crisis”, añade.

Son, por todo ello, uno de los sectores que tradicionalmente acude menos a las urnas. En esta ocasión, con más motivo. Según el análisis electoral elaborado por Gad para El Confidencial, más de un millón de parados no tiene derecho a votar en las próximas elecciones por ser extranjeros. El resto podría convertirse en una formación política con posibilidades incluso de formar Gobierno si votasen todos en bloque. Aunque sus preocupaciones van por otro lado. “¿Optimismo? Cero”, asegura Lola, que está en el paro por tercera vez después de haber encadenado de forma intermitente dos contratos de cinco y tres meses de duración.

“Yo creo que, gane quien gane, la situación va a seguir más o menos igual, porque si alguno hubiera tenido la solución, ya la habría puesto en marcha y no habría esperado hasta llegar a los cinco millones de parados”, explica para razonar por qué no acudirá a votar: “No creo que cambie nada después de las elecciones, sobre todo, porque esto no solo afecta a España”.

La situación actual es fruto de la política de Aznar”, se afana en razonar Alberto Blas, que lleva cinco años en paro y que, a su edad, ve complicado reengancharse al mercado laboral. Fue despedido como jefe de ventas de una empresa de la construcción cuando cumplió los 50. Desde entonces, su cita con las oficinas del Servicio Estatal de Empleo se han convertido en una costumbre.

“Tenía cuatro  inversiones que ya me las he comido y, o muevo ficha, o paso a depender de la misericordia de mi familia”, asegura.  “Esta burbuja inmobiliaria que surgió con el PP ha pillado a los sectores más inflados, que eran la automoción, la construcción, la vivienda e incluso, si me apuras, hasta el turismo. ¿Quién tiene la culpa? La inutilidad de todos los políticos, en general, porque son unos  aprovechados de la ocasión y no han sido nada solidarios, no se han ayudado en nada, ni ha habido pactos contra el paro y contra la crisis”.

En su caso, Alberto será parte de esa minoría dentro de los parados que sí acudirán a las urnas, aunque sea, como dice, por pura resignación y porque “mi conciencia política no me permite hacer otra cosa”. “Las ideas para solucionar esto las tienen que poner los políticos, que para eso son profesionales. Yo lo único que  puedo hacer es resaltar el sufrimiento que estamos pasando. ¿Al final quién pierde? Pues el de siempre, el currito, que va a tener un despido facilísimo”, añade.

En huelga de hambre

El caso más extremo de protesta e indignación se encuentra, sin embargo, en el corazón mismo de Madrid, en la Puerta del Sol, escenario de las protestas del 15-M y lugar elegido por dos de esos millones de parados para llamar la atención de los políticos y de los ciudadanos. Juan Sánchez, de 39 años, y su compañero Luis Fernández, de 46, presidente de la Asociación Nacional de Desempleados, llevan en huelga de hambre desde el pasado 15 de octubre y si sus planes se cumplen, así seguirán hasta el próximo 20 de noviembre.

Para Juan, casado y con dos hijos, ésta es la forma de luchar mientras todavía tiene recursos para hacerlo. “Aún me queda un año de paro y mi mujer es funcionaria, así que, egoístamente, podría no estar aquí, pero yo no quiero para mí ni para mis hijos tener que esperar a verme con el agua al cuello para actuar”, explica. “Hay que luchar mientras que aún se tienen armas para la batalla”.

En estas dos primeras semanas, muchos ciudadanos anónimos se han interesado por su situación, pero ningún político, añaden, de primera o de segunda fila. “No se ha acercado ninguno”, explica Juan, que sí pudo exponerle su situación al expresidente de Castilla La Mancha, José María Barreda, a quien se cruzó un día por Puerta del Sol. “Los culpables son todos los políticos, porque por acción o por omisión, aquí nadie está haciendo nada”, añade Luis. “Yo voy a tratar por todas las formas de solicitarles una entrevista a todos los candidatos para que me digan, personalmente, qué piensan hacer en relación a este tema y aprovechar la coyuntura para poner encima de la mesa ideas que nosotros sí tenemos. Creemos, por ejemplo, que se debería crear una amnistía a los autónomos que nos hemos caído en estos últimos tres años para que nuestras deudas, que son muchas, se queden ahí, en stand by, y nos permitan empezar de cero. Todavía tenemos iniciativas e ideas para volver a emprender, pero, claro, si no podemos quitarnos el lastre que tenemos ahora mismo, va a ser imposible que lo hagamos”.

Ellos, como buena parte de sus compañeros desempleados, tampoco se decantarán por ninguna papeleta el próximo 20-N. “A estas alturas de partido, aunque me presente el texto más bonito, mientras que no me garanticen que si lo que dicen no lo cumplen en un año, dimiten, no me creeré nada”, explica Luis. “Como sé perfectamente que eso no va a ocurrir, mi voto va a ser la abstención”.

El cuento de las elecciones no va con ellos. Y para muchos, los políticos viven en una realidad paralela completamente ajena a las penurias de su día a día. Los cinco millones de parados registrados en las colas del antiguo INEM no encuentran razones para el optimismo más allá del 20-N. Y menos, en los programas políticos de los dos grandes partidos llamados a solucionar de forma urgente la sangría incesante del paro, que ha sumido a familias enteras en una crisis absoluta. Según la última estimación, los hogares con todos sus miembros sin trabajo suman ya 1.425.200, un 4,22% más que en el trimestre anterior.