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Un semestre para consolidar el liderazgo... o no
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SEIS AÑOS DESPUÉS DE TOMAR LAS RIENDAS DEL PP

Un semestre para consolidar el liderazgo... o no

El nuevo año, 2009, no va a ser fácil para el Gobierno, pero tampoco para la oposición. Instalados en una crisis económica de envergadura el Ejecutivo

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Un semestre para consolidar el liderazgo... o no

El nuevo año, 2009, no va a ser fácil para el Gobierno, pero tampoco para la oposición. Instalados en una crisis económica de envergadura el Ejecutivo tiene que demostrar que cuenta con mecanismos para hacer frente a la situación, pero el Partido Popular, a su vez, debe convencer a los ciudadanos de que tiene las recetas precisas para salir del atolladero si el Gobierno falla. Y ambos se la juegan en tres citas electorales de vital importancia: vascas (marzo), gallegas (mayo) y europeas (junio).

 

Mariano Rajoy puede celebrar que 2008 ha sido el año de su ascenso a la independencia. Hasta ahora, era el sucesor de Aznar, pero desde el Congreso Nacional del PP del pasado mes de junio es evidente que su liderazgo se cimenta, precisamente, en todo lo contrario: sino contra Aznar, sí al menos con su disconformidad. Eso le ha permitido ganar enteros ante determinados sectores moderados de la ciudadanía, pero también es consciente de que se ha ganado enemigos por su derecha.

Su liderazgo, por tanto, necesita para consolidarse volver a aunar voluntades en el amplio espectro de sensibilidades que representa el PP. La primera prueba de fuego la tiene que superar Rajoy en las primeras semanas de enero, cuando de a conocer el nombre del cabeza de lista del PP en las elecciones europeas. Si repite Mayor Oreja se entenderá como un gesto hacia sus críticos. Si elige otro candidato, estará enviando un mensaje muy claro: “Aquí mando yo”.

La primera, en la frente

Sea quien sea, solo unos días después, el fin de semana del 23, 24 y 25 de enero, tendrá lugar una Convención, llamada esta vez Encuentro de Usuarios del Foro del PP, en la que se van a presentar a los tres candidatos y en la que Rajoy debe conseguir que su partido encare con ilusión las tres citas electorales de la primavera. En la primera de ellas, las autonómicas vascas de marzo, el PP se plantea un objetivo diáfano: sacar al PNV del ejecutivo foral, con la ayuda del PSE, obviamente.

Basagoiti es consciente de que por sí solo el PP no puede lograr una mayoría, y las encuestas dicen que la victoria se va a dirimir entre el PNV y el PSE. El objetivo del PP es sumar la fuerza suficiente para poder ofrecer a Patxi López su ayuda con el fin de lograr un ejecutivo no nacionalista. Existen dos problemas: el primero, que el resultado del PP no lo permita, y el segundo, que el PSE prefiera pactar, en cualquier caso, con el PNV. De ser así, el PP se carga de argumentos contra los socialistas.

El siguiente paso serán las elecciones gallegas en el mes de mayo. Nadie discute la victoria del PP, aunque la cuestión está en si con mayoría suficiente para gobernar o si, como ocurrió la última vez, la suma de nacionalistas y socialistas lo impide, y por cuanto. Menos escaños que hace cuatro años será una derrota para el partido de Rajoy, y éste empezará a sufrir las consecuencias: el sector crítico le espera en esa primera cita. Un resultado igual, o mejor -que implicaría gobernar-, le permitirá salvar la cara.

Por eso el tiempo que reste entre las gallegas y las europeas de junio será vital para Rajoy. La cita europea es la primera de carácter general desde las elecciones de marzo de 2008, y un examen para el Gobierno en plena crisis. Los sondeos que hoy por hoy maneja el PP le sitúan tres o cuatro puntos por delante de los socialistas, algo que no ocurría desde el año 2004. Rajoy quiere capitalizar una presumible victoria en las europeas, de ahí que su implicación en las tres campañas vaya a ser total.

Las tres cruces del Ejecutivo

Con todo, el camino de las tres citas electorales no va a estar exento de altibajos y de intentos por parte del Gobierno y del sector crítico para provocar tropiezos significativos en la estrategia del PP. El debate sobre el aborto, la eutanasia, y el anuncio del Gobierno de que va a llevar al Parlamento una nueva ley sobre la laicidad del Estado son malas noticias para los estrategas de Génova. A un lado y al otro de la actual Dirección del PP se va a hacer de estos asuntos motivo de fricción.

El Gobierno quiere volver a poner al PP del lado de los sectores más ultraconservadores. Desde el sector crítico y sus ramificaciones mediáticas se quiere utilizar estos asuntos para convencer a una parte del electorado del PP de que éste ha abandonado sus principios. Con un fin: que ese electorado se incline por apoyar la opción de Rosa Díez, UPyD, un partido de corte progresista, antinacionalista, pero partidario del aborto, la eutanasia y de la laicidad del Estado.

La posición del PP es contraria a modificar la actual legislación sobre el aborto, salvo para cerrar las lagunas que ahora permiten que se practiquen abortos ilegales por la vía del coladero del tercer supuesto. Y respecto a la laicidad, el PP considera que la Constitución es suficientemente clara respecto a este asunto y no es necesario ahondar en algo que puede herir susceptibilidades. La tarea de Rajoy es explicarlo y convencer a propio y extraños de que su posición es la correcta. Nada fácil.

El nuevo año, 2009, no va a ser fácil para el Gobierno, pero tampoco para la oposición. Instalados en una crisis económica de envergadura el Ejecutivo tiene que demostrar que cuenta con mecanismos para hacer frente a la situación, pero el Partido Popular, a su vez, debe convencer a los ciudadanos de que tiene las recetas precisas para salir del atolladero si el Gobierno falla. Y ambos se la juegan en tres citas electorales de vital importancia: vascas (marzo), gallegas (mayo) y europeas (junio).

Mariano Rajoy