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Así se pillaron los dedos los March en Lleida tras invertir en una empresa de basuras
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Han perdido 48 millones desde 2007

Así se pillaron los dedos los March en Lleida tras invertir en una empresa de basuras

Cuando los hermanos March compraron el 22% de Ros Roca Environment, pensaron hacer un buen negocio. Ha ocurrido lo contrario. Ahora han pactado su salida.

Foto: Foto de archivo de Ros Roca.
Foto de archivo de Ros Roca.

Los March no pierden nunca, dice la leyenda. En las guerras apuestan por los ganadores y en la paz salen victoriosos gracias un olfato privilegiado. Desde “la canadiense” hasta ACS pasando por Tabacalera, la trayectoria de la familia March es una historia de éxito. Hasta que llegaron a Lleida. Allí se rompió la magia cuando compraron el 22% de Ros Roca Environment.

Ros Roca era la mayor empresa industrial de Lleida. Con sede en Tárrega fabricaba camiones de basura, contenedores y otros materiales de gestión y recogida de residuos. En su filial estrella, Ros Roca Environment, el 'holding' inversor de los March Corporación Financiera Alba invirtió 63,5 millones de euros adquiriendo el 22% de la empresa en 2008. Pese a su buen ojo, los March son humanos y a veces también se equivocan. En 2015 valoraba su participación en Ros Roca Environment en solo 15,4 millones. Por el camino se habían dejado la friolera de 48 millones. Quizás una de las operaciones recientes más ruinosas de los hermanos Juan y Carlos March.

La buena noticia es que los March han pactado ya una salida de esta trampa mortal. Igual con ellos, el resto de accionistas de Ros Roca, entre ellos la familia Roca, encabezada por su presidente Joan Roca, máximo directivo y responsable del descalabro empresarial al haber basado el crecimiento internacional del grupo en políticas de endeudamiento que no resultaron sostenibles medio plazo. Esto ha sido posible porque en febrero de este año Ros Roca Environment acordó su fusión con el grupo holandés Terberg.

En esta fusión, Terberg se hizo con el 60% de la empresa resultante, y el resto de los socios redujeron de manera significativa su participación. La sociedad conjunta fruto de esta operación se denomina ahora TRRG Holding Limited.

En el seno de esta nueva estructura societaria, la familia Roca rebajó su paquete al 21%, mientras que Corporación Financiera Alba, básicamente a través del fondo Deyá Capital, lo se diluyeron hasta el 17%.

En la memoria de Ros Roca Environment de 2015 se reconoce que “Terberg Environmental Holding BV ha formalizado con Ros Roca Group, S.L. Tasal, S.L. Grupo Deyá Capital y Michael John Molesworth un acuerdo de opciones de compra y venta de las participaciones mantenidas en TRRG Holding Limited, bajo ciertas condiciones y en unos periodos determinados”. En resumen, que Terberg se compromete a adquirir el resto de la empresa y hacerse con el 100% de lo que antes fue Ros Roca Environment. La puerta de salida antes mencionada.

Fuentes financieras conocedoras de los entresijos de la operación han explicado que esta compraventa se llevará a cabo entre los años 2020 y 2021. Es decir, que en cuatro años se acabará la pesadilla leridana de los March. Eso sí, les habrá costado trece años y haber perdido hasta la camisa.

Fuentes financieras conocedoras de los entresijos de la operación han explicado que esta compraventa se llevará a cabo entre los años 2020 y 2021. Es decir, que en cuatro años se acabará la pesadilla leridana de los March. Eso sí, les habrá costado trece años y haber perdido hasta la camisa.

Demasiada deuda

Ros Roca Evironment aplicó una política de crecimiento recurriendo en exceso a la deuda que ahora le ha pasado factura. Terberg se hizo con el control sin poner un duro. Solo se cubrieron 140 millones de deuda que se refinanciaron a cargo de la empresa resultante de la fusión. En esencia, una maniobra para evitar el concurso de acreedores. Entre esa deuda había 15,4 millones de préstamos de la propia Corporación Financiera Alba. Es decir, los March en términos financieros estaban manteniendo a su inversión en Lleida con respiración asistida.

La mala situación en Ros Roca Environment era replicable a sus filiales, las cuales en 2015 sufrieron un deterioro conjunto en su valor de 50 millones, según consta en la memoria de la empresa. La empresa leridana cerró ese ejercicio con pérdidas de 56 millones, a las que hay que sumar otros 2,9 millones de pérdidas del 2014.

Joan Roca abusó del recurso a la deuda para crecer y en 2015 acabó con su empresa incumpliendo las condiciones del crédito sindicado de la banca

En la memoria se explica la crisis de la empresa. Se atribuye el deterioro de balance “a la reducción de la contratación originada por la actual coyuntura económica general”, es decir, a que bajó la contratación de ayuntamientos y también “a las importantes pérdidas ocasionadas por la división de ingeniería”.

En 2013, Ros Roca refinanció su deuda pero no pudo cumplir las condiciones de un nuevo préstamo sindicado a largo plazo. El pasado 2015 finalizó incumpliendo el acuerdo marco y la fusión llegó como solución para que los bancos no ejecutasen las acciones de la empresa, cuyo capital estaba totalmente pignorado. Con este historial, a los March se les va a hacer largos los cuatro años que les quedan para poder huir de Lleida de manera definitiva.

Los March no pierden nunca, dice la leyenda. En las guerras apuestan por los ganadores y en la paz salen victoriosos gracias un olfato privilegiado. Desde “la canadiense” hasta ACS pasando por Tabacalera, la trayectoria de la familia March es una historia de éxito. Hasta que llegaron a Lleida. Allí se rompió la magia cuando compraron el 22% de Ros Roca Environment.

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