Bartoli y su golpeo a dos manos saldan las cuentas pendientes con Wimbledon

Marion Bartoli se convirtió en la nueva reina de Wimbledon al mismo tiempo que tocaba el cielo en el torneo londinense. Con retazos de su admirada Mónica Seles, con un golpeo tanto de derechas como de revés a dos manos, la francesa saldó la cuenta pendiente con Londres tras la derrota en 2007 ante la mayor de las hermanas Williams, Venus. En un Wimbledon que ha vivido de cataclismo en cataclismo en esta edición de 2013, la gala ha estrenado su palmarés de Grand Slam. Una campeona de nuevo molde.

No ha tenido Bartoli un camino tortuoso en el torneo. Con una trayectoria impecable, sin haber cedido ningún set en todo el campeonato, la francesa ha evitado a las diez primeras del ránking en su camino hacia el cetro de Wimbledon. Hija de un médico y una enfermera, su fuerte ritmo de partido le ha permitido dominar con puño de hierro cada uno de sus partidos. Su golpeo insólito en el circuito, a dos manos, produce tiros planos, sin casi levantarse del suelo. Un juego que le superó en todos los sentidos a su rival, sombra de la jugadora que derrocó de su trono a la poderosa Serena Williams.

Aún con ciertos nervios en la final, consciente de la oportunidad irrepetible que se le presentaba, no encontró oposición en Lisicki. La germana de 23 años sí tuvo un horizonte más empinado hasta la final. Tras eliminar a la gran favorita, Serena Williams, se convirtió en la principal agitadora del cuadro femenino en una edición animada por las continuas sorpresas tanto en el bando femenino como masculino. Su excelso torneo no tuvo la recompensa en una final sin brillo, sin posibilidad de seguir el fuerte ritmo de su rival. Irreconocible tras las exhibiciones ante Serena, en octavos de final, y ante Radwanska, se vio superada por la cita. Era su primera final de Grand Slam. Para Bartoli, en cambio, era la segunda. Tras alcanzar las semifinales de 2011, la germana continúa su ascensión hacia lo más alto del ranking de la WTA.

Tenía una cuenta pendiente Marion Bartoli en la hierba de Londres. Su explosión de alegría corriendo a abrazarse con su equipo denotan las ganas que tenía de alzarse con un grande. Con buen dictado a lo largo de todo el torneo, la francesa no pisaba una ronda final desde 2011 cuando entonces alcanzó las semifinales de Roland Garros. Aficionada del Olympique de Marsella, se ha criado en una familia donde el tenis ha estado muy presente. Desde pequeña, su pasión por la raqueta le ha ocupado gran parte de su tiempo, hasta el punto de tener que estudiar la secundaria a través del Centro Nacional de Educación a Distancia francés.

A sus 28 años ha logrado saborear las mieles del éxito en un deporte tan sacrificado y extenuante física y mentalmente como el tenis. Tras alcanzar su mejor puesto en el ránking de la WTA en enero de 2012, con un séptimo, vuelve a coger vuelo en su carrera tras su sorprendente victoria en Wimbledon. El All England Club tiene nueva reina.