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El golpe psicológico de Rossi
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LLEGA A MISANO, SU CASA, LIDERANDO MOTOGP

El golpe psicológico de Rossi

Rossi aprovechó Silverstone para dar un golpe psicológico por mucho que él se empeñe en decir lo contrario. Si a esto añadimos que Marc Márquez se fue al suelo despidiéndose del Mundial...

Foto: Valentino Rossi celebra su victoria en Silverstone (Reuters).
Valentino Rossi celebra su victoria en Silverstone (Reuters).

La imagen de Valentino Rossi en el podio de Silverstone era la de un hombre realmente feliz. Un tipo de 36 años con la amplia sonrisa de un niño que disfruta de la victoria como si se tratase del dulce más sabroso jamás saboreado. El italiano llegaba al GP de Gran Bretaña con un objetivo claro: minimizar daños sabedor que su principal rival en la lucha por el título, Jorge Lorenzo, tenía una oportunidad de oro para abrir brecha. Este era el guion previsto, pero apareció la diosa fortuna en forma de lluvia y a Valentino le cambió la cara. Era, más que nunca, un regalo caído del cielo porque ya se sabe que la suerte suele ponerse del lado de los campeones y ahí no hay ningún piloto capaz de hacer sombra a los nueve títulos del italiano. La situación experimentó un giro de 180 grados y Rossi aprovechó para dar un golpe psicológico por mucho que él se empeñe en decir lo contrario. Si a esto añadimos que Marc Márquez se fue al suelo despidiéndose del Mundial, el fin de semana del nuevo líder ha sido redondo.

La de este domingo fue su primera vez en lo más alto del podio de Silverstone. Sí, aunque parezca mentira, Valentino Rossi nunca había ganado en este trazado y lo hizo aliado con la lluvia, su gran baza. La misma que le acompañó en su primer triunfo en 500cc: corría el año 2005 y el italiano conquistó Donington Park, calado hasta los huesos, demostrando que sobre el agua también se puede ser rápido. Este domingo avisó en el 'warm up' y lo ratificó en una carrera que, en un principio, fue declarada en seco. Las cosas cambiaron durante la vuelta de calentamiento: las cuatro gotas se transformaron en lluvia, los pilotos entraron al pit-lane para cambiar de moto y cuando se suponía que la salida iba a ser desde esa zona en fila de a uno y en riguroso orden de llegada, ondeó la bandera roja. Dirección de Carrera decidió, acertadamente, reiniciar la carrera de MotoGP. Valentino sabía que era el momento de golpear porque la lluvia hace que Lorenzo flaquee. El italiano salió fuerte desde el principio, habilidoso como ninguno, controlando su M1 con mucho equilibrio puesto que en una carrera sobre mojado prima más la cabeza y el talento que la moto.

A sus 36 años, nada más y nada menos, Rossi no ha perdido ni un ápice de motivación. Le preguntaban por ella después de haber sumado su cuarta victoria de la temporada y su respuesta fue simple: “Amo pilotar. Esta vida me gusta, me gusta ser piloto. Esto es mi pasión, es algo que comparto con el resto de pilotos de la parrilla”. Las 19 temporadas que lleva formando parte del Mundial no han hecho que Valentino pierda lo que se siente cuando se pone el traje de faena y ahí es donde él encuentra la clave: “Los resultados son importantes y las victorias son fantásticas, pero la sensación que tienes cuando vas sobre la moto… La diferencia es lo que sientes cuando te subes a la moto y estás a punto de salir, esa es la motivación”.

El paso del tiempo no ha mermado el potencial de Rossi. Bajo las incesantes gotas que mojaban Silverstone, se desenvolvió con comodidad. El italiano fue el más rápido en una carrera complicada, tensa y con muchas caídas. Hizo gala de su mentalidad ganadora, era su día y contra eso poco se puede hacer. Valentino quiere ganar este Mundial a toda costa; no será el más veloz, pero sí el más fino e inteligente, el que mejor sabe competir. No en vano, supo esperar a que llegase su momento para asestar un golpe psicológico a la categoría reina. Bien es cierto que la ventaja con la que sale de Gran Bretaña (12 puntos) no es amplia ni mucho menos definitiva, pero es clave si tenemos en cuenta que la siguiente parada es Misano: su circuito, el mismo en el que entrena cuando el sol se pone cada tarde en Italia, ese que conoce como la palma de su mano.

Roto el empate y con esa pequeña brecha, Valentino no termina de tenerlas todas consigo. En la rueda de prensa posterior a la carrera, el italiano descartaba que su victoria en Silverstone fuera importante a nivel psicológico: “No, cero, porque Jorge Lorenzo es muy fuerte. Doce puntos son importantes, pero pocos desde el punto de vista psicológico. Es importante seguir en la cabeza del Mundial y volver a abrir un poco más de hueco es fantástico porque Jorge tenía muchas posibilidades de ganar. Todo queda muy abierto; quedan seis carreras y eso son muchos circuitos”. Reina la prudencia ante la mirada de los medios, pero lo cierto es que Lorenzo sólo tiene una victoria más que él (dato que se encargó de recordar el propio Rossi a Movistar TV) y las cosas en el Mundial han vuelto al punto de partida de la segunda parte del Mundial.

A la guerra del Mundial le quedan seis batallas y Marc Márquez puede ser un elemento clave para decantar la contienda a favor de Lorenzo o de Rossi. Declaraba éste que lo ocurrido con el actual campeón era más importante que la ventaja sobre su compañero de equipo. Para lo bueno y para lo malo, el piloto de Repsolo Honda siempre da el cien por cien. Silverstone no fue una excepción, pero la Honda falló y acabó por los suelos: “Se bloqueó la rueda al entrar en curva. He entrado sin gas, sin freno y cuando he querido reaccionar ya estaba en el suelo. Era un problema en el que habíamos trabajado, pero hacía mucho tiempo que no corríamos en agua. En el 'warm up' ya he notado que este problema había vuelto”.

En Silverstone terminaron sus opciones de pelear por el título: diez caídas, cuatro ceros y una distancia de 77 puntos. Demasiado incluso para un depredador como Márquez: “Ahora ya sí que decimos adiós al Mundial; las posibilidades son mínimas, ni los más optimistas lo verían factible. El campeonato queda en un segundo plano. Tenemos que centrarnos en ir carrera a carrera, ganar el mayor número posible y eso que nos llevaremos”. Hace un par de semanas, después de conquistar Brno y colocarse al frente de la clasificación, comentaba Jorge que tanto él como su compañero de equipo empezaban de cero. No le faltaba razón al mallorquín. La batalla por el título está dentro del box de Yamaha, pero no pueden perder de vista los condicionantes exteriores como puede ser Márquez. Sea como sea, este Mundial es cosa de dos: Rossi y Lorenzo. Y en este vibrante cuerpo a cuerpo, de momento, Valentino lleva las de ganar.

La imagen de Valentino Rossi en el podio de Silverstone era la de un hombre realmente feliz. Un tipo de 36 años con la amplia sonrisa de un niño que disfruta de la victoria como si se tratase del dulce más sabroso jamás saboreado. El italiano llegaba al GP de Gran Bretaña con un objetivo claro: minimizar daños sabedor que su principal rival en la lucha por el título, Jorge Lorenzo, tenía una oportunidad de oro para abrir brecha. Este era el guion previsto, pero apareció la diosa fortuna en forma de lluvia y a Valentino le cambió la cara. Era, más que nunca, un regalo caído del cielo porque ya se sabe que la suerte suele ponerse del lado de los campeones y ahí no hay ningún piloto capaz de hacer sombra a los nueve títulos del italiano. La situación experimentó un giro de 180 grados y Rossi aprovechó para dar un golpe psicológico por mucho que él se empeñe en decir lo contrario. Si a esto añadimos que Marc Márquez se fue al suelo despidiéndose del Mundial, el fin de semana del nuevo líder ha sido redondo.

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