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Gareth Bale sigue sin dar señales de vida y su mejor versión aún está por llegar
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mala imagen en su estreno ante el barça

Gareth Bale sigue sin dar señales de vida y su mejor versión aún está por llegar

El flamante fichaje volvió a evidenciar sobre el Camp Nou que aún anda lejos de mostrar sus mejores prestaciones pese a lo declarado por su técnico

Foto: Bale en una acción del encuentro (Efe).
Bale en una acción del encuentro (Efe).

Había barruntado durante la semana Carlo Ancelotti que Gareth Bale estaba listo para ser titular en el Camp Nou. “Puede jugar desde el principio”, declaró el técnico en una entrevista en ‘El Larguero’ de la Cadena Ser. Decían en el entorno del club que la puesta a punto del extremo galés en el parón de selecciones iba a encaminada a estar fino en el duelo del Camp Nou. Como se esperaba, salió en la foto inicial. El flamante fichaje comparecía en la foto del feudo barcelonista. A la caseta fue Benzema, más que cuestionado en el seno del club y no tanto por su entrenador, que le ha elogiado en cada comparecencia. Junto al delantero francés también se sentó Illarramendi, hasta entonces titular indiscutible en la medular.

Sucede que Ancelotti, hombre de fútbol y admirado por ser capaz de lidiar con maestría con personajes de tanto calado como Berlusconi, Roman Abramovich o el jeque Nasser Al-Khelaifi, dispuso durante la primera parte una alineación con más connotaciones políticas que criterio futbolísticos. Metido con calzador, sin estar en plenitud física ni engarzado en la dinámica del equipo (como el mismo Ancelotti reconoció en rueda de prensa), el ‘11’ del Madrid quedó empequeñecido en un partido de tanta enjundia. Entró, además, desnaturalizado, en una posición que no le sienta nada bien a un jugador que necesita pista para correr y no atacar en estático, como le exigió la posición de ariete. Cuando se le acabó la gasolina, y Ancelotti corrigió el planteamiento con la entrada de Benzema e Illarramendi, el equipo subió enteros. Costaba mucho creer, pese a las dudas que haya podido acumular el delantero francés en este inicio, que se encontrara por detrás futbolísticamente del último cromo llegado a Concha Espina.

Mal remendado en el medio con la mutación de Ramos como pivote y arriba con Bale de ariete, Ancelotti continúa en un laberinto del que va a necesitar tiempo para salir. Ocurre que una plantilla que apenas necesitaba retoques sufrió de repente una transformación. Faltaba armar algo más el mediocampo. Llegaron entonces Illarramendi e Isco. Españoles, jóvenes y con gran proyección. Pero es en el juego de asociación donde el equipo perdió a su mejor hombre. Se había vendido la idea de aplicar un juego de más asociación, alejando el contragolpe como fuente de estilo. Sin embargo, llegó Bale y se fue Özil. Vendió pausa y compró vértigo. Compró algo innecesario y vendió lo que necesitaba.

La segunda parte del encuentro frente al Barça le demostró el camino a seguir para convertir un puñado de buenos futbolistas en un equipo de tronío, llamado a competir hasta el final por todos los títulos. Sale reforzado el Madrid pese a la derrota con su buen final de partido, mucho más entero que el Barça. Los de Martino, pese a los buenos resultados que le avalan, continúan inmersos en la reinvención que les permita seguir siendo competitivos sin perder de vista el origen de su invento. Ancelotti, corregido en la última media hora del Camp Nou, sale al menos con la convicción de haber pulsado la dirección por la que debe caminar para salir del laberinto que el mismo club provocó durante el verano.

Había barruntado durante la semana Carlo Ancelotti que Gareth Bale estaba listo para ser titular en el Camp Nou. “Puede jugar desde el principio”, declaró el técnico en una entrevista en ‘El Larguero’ de la Cadena Ser. Decían en el entorno del club que la puesta a punto del extremo galés en el parón de selecciones iba a encaminada a estar fino en el duelo del Camp Nou. Como se esperaba, salió en la foto inicial. El flamante fichaje comparecía en la foto del feudo barcelonista. A la caseta fue Benzema, más que cuestionado en el seno del club y no tanto por su entrenador, que le ha elogiado en cada comparecencia. Junto al delantero francés también se sentó Illarramendi, hasta entonces titular indiscutible en la medular.

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