La duda planea sobre Cesc Fábregas un año después de su llegada al Camp Nou

La segunda temporada de Cesc Fábregas en el club de sus amores no ha comenzado como a él le gustaría. Ha sido titular en los tres partidos de Liga, sí, pero ha sido sustituido en todos ellos y, lo que es más destacable, apenas ha participado en los dos encuentros más importantes de lo que llevamos de temporada, la ida (ocho minutos) y la vuelta (no jugó) de la Supercopa ante el Real Madrid. Eso al de Arenys de Mar le tiene ‘quemado’, y es que vuelve a verse relegado a un segundo plano, no se siente imprescindible, algo muy semejante a lo que le sucediera en la selección española en la época de Luis Aragonés y en la primera etapa de Vicente del Bosque.

El desencanto de Cesc con las decisiones de su entrenador, las cuales no ha criticado públicamente a pesar de que no le hayan gustado, ha podido verse incrementado este pasado fin de semana por la actitud que una parte de la afición mostró en el partido contra el Valencia. Tras intentarlo por todos los medios pero no tener la recompensa del gol, algún sector (sí que es cierto que minoritario) silbó al canterano tras marrar dos claras ocasiones de gol ante la meta de Diego Alves. Eso sí, los aplausos se impusieron a los pitos en el momento de su sustitución por Iniesta en el minuto 64.

¿Puede haber ‘caso Cesc’? No parece que nadie en el club lo vaya a permitir, el primero de ellos el entrenador. Un Tito Vilanova que conoce a la perfección al jugador, no obstante ya lo entrenó en categoría cadete junto a Piqué y Messi, y que buscará atajar este atisbo de conflicto lo antes posible. No hay duda de que Fábregas no se encuentra a gusto con el inicio de temporada que lleva, sobre todo por el tema de la Supercopa. El nuevo entrenador del Barça ya tiene tarea, deberá ejercer de psicólogo y mantener una buena terapia con el centrocampista internacional, que lleva muy mal el tema de la suplencia en los grandes momentos de la temporada. Ya le pasó la campaña pasada con Pep Guardiola, al que cuestionó algunas decisiones en la recta final de la misma, aspecto que no gustó al propio Tito como ya informamos en El Confidencial.