Vilanova debe enfrentarse a 'marrones' que Pep no atacó: el fichaje de Neymar o el adiós de Alves

Tito Vilanova no lo tiene fácil. Su etapa como entrenador de la primera plantilla del Barcelona se va a iniciar en dos semanas y lo va a hacer con dudas, incógnitas sobre qué modelo adoptara la directiva presidida por Sandro Rosell como gestión de un grupo que ha perdido a la que ha sido su referencia en los últimos cuatros años. Diferencias o no con Pep Guardiola -ayer mismo confirmaron que el todavía técnico empujó a Vilanova hacia el 'sí' pese a que a Pep le molestara que la directiva no le hubiera dicho nada-, la primera misión será la de demostrar que domina el famoso entorno azulgrana y que sabe controlar a unas figuras con las que coincidió cuando tenían 15 años en el equipo cadete. Debe demostrar mano dura, firmeza en sus decisiones, algunas de las cuales fueron uno de los motivos del adiós de Guardiola. Volver a situar a Messi y Piqué en su sitio exacto e idóneo será una de sus principales misiones y no está permitido el mínimo margen de duda.

Nombres como el de Neymar o el de Alves marcarán los primeros días de Vilanova como máximo responsable técnico del Barcelona. Sabe que el presidente está empeñado en incorporar al todavía jugador del Santos. Rosell quiere dar un golpe de efecto y ese pasa por traer a la nueva figura brasileña, jugador que no encaja en el ideario del nuevo técnico. El presidente azulgrana tiene prisa en cerrar un acuerdo con el Santos. Sabe que el Real Madrid de Florentino Pérez está pendiente de lo que suceda y que en cualquier momento puede realizar un movimiento de aproximación y más aún si finalmente Higuaín abandona el club blanco. Rosell es consciente que ni el dinero que ha dado al padre del delantero constituye un seguro para su fichaje. Vilanova presencia como espectador todos estos movimientos y cruzando los dedos para que ningún factor externo pueda entorpecer la armonía de un vestuario algo 'tocado'. Nombres como el de Jordi Alba o Van Persie como posibles refuerzos son mejor vistos por el entrenador.

Precisamente ese es el siguiente punto que debe airear, poner al día. Lo que durante tres años ha sido una balsa de aceite ahora se ha convertido en pequeños focos de discusión. Alves está siendo señalado por muchos. Su mal final de temporada, los charcos en los que se mete de manera constante y la mala influencia que ejerce en algunos compañeros, le han llevado a estar señalado. Tito sabe que debe acometer el problema, y la solución pasa por encontrar un relevo o un cambio de actitud del lateral, algo que no parece sencillo. Su popularidad está cayendo en picado y, lo reconozca o no Zubizarreta, está en el mercado.

Otro asunto que debe resolver el segundo de Guardiola es aclarar y dar brillo a su relación con Pep, formar un cuerpo técnico acorde a lo que él quiera y terminar con cualquier atisbo de poco entendimiento con el famoso e importante entorno azulgrana. El problema que va a tener en todos estos aspectos no es el otro que el de la eterna comparación con lo hecho por Guardiola, sus decisiones, sus gestos y sus obras. En lo que va a coincidir, seguro, es en su forma de tratar a la prensa. Si nada cambia seguirá sin hacer entrevistas personales, pero sí que premiará a lo que considera periodistas amigos, afines a la causa.