Koke, última 'víctima' de los símbolos fascistas de los ultras

No es la primera vez que un futbolista aparece con algún tipo de simbología fascista como consecuencia de portar alguno de los atuendos habituales en gran parte de los grupos ultras de sus equipos. La última 'víctima' ha sido Jorge Resurrección ‘Koke’. El centrocampista del Atlético de Madrid acudió a la fuente de Neptuno para celebrar, junto a sus aficionados, la consecución de la Europa League con una bufanda anudada a la cabeza. En ella se podía ver una calavera, conocida como Totenkpf, símbolo prohibido por la UEFA y la Ley contra la Violencia y el Racismo en el Deporte, por haber sido seña de identidad de las SS y de una división del Ejército Alemán durante el Tercer Reich.

El canterano colchonero ya ha recibido algunas críticas por este hecho. Movimiento contra la Intolerancia, en boca de su presidente Esteban Ibarra, ha sido el primero en dar su opinión al respecto y han lamentado que el futbolista portara dicho símbolo durante la celebración del título continental. “Se trata de una imprudencia”, manifestaba el máximo representante de la asociación.

A buen seguro que el joven jugador atlético, que ha pedido perdón por el hecho a través de Twitter, no era consciente de lo que dicho símbolo significaba, al menos así también lo interpreta el propio Ibarra, que ha aprovechado la ocasión para pedir al Consejo Superior de Deportes que actúe contra toda presencia de simbología neonazi en nuestro fútbol. “Ya es hora de que se ponga fin a este tema. Esto no se lo merece nuestro deporte”, advierten desde Movimiento contra la Intolerancia.

Otros precedentes

Y si Koke ha sido el último caso, algunos otros le preceden. En el Real Madrid, temporada 2002-2003, Raúl, Figo o Guti aparecieron en la prensa con bufandas, banderas y todo tipo de accesorios de los Ultrassur. Quizá por hacer un guiño a sus hinchas o por agradecerles el apoyo que les prestan sobre el campo, el caso es que los futbolistas blancos se metieron en un buen lío y recibieron duras críticas por parte de colectivos en defensa de la democracia.

Javier Arizmendi, actual jugador del Getafe, también fue objeto de comentarios en su contra por sacar a ‘pasear’ una bandera preconstitucional tras conseguir la victoria con la selección en los Juegos del Mediterráneo, en Almería. El delantero, tal y como hacen muchos jugadores a la hora de celebrar un título, recogió esta antigua bandera y se la echó al hombro para continuar con la fiesta de aquella victoria.

Eso en España, pero tenemos varios casos en las grandes ligas europeas. Con matices diferentes a lo sucedido en nuestro país, el Lazio, equipo vinculado con al ‘Fascio’, ha vivido varios episodios de estos. Famosos son los saludos fascistas de Paolo Di Canio a la Curva Norte, ubicación donde se sitúan los seguidores más ultras del equipo romano. El centrocampista italiano fue sancionado en varias ocasiones, a lo que él respondió “soy fascista, no racista. El saludo era para mi gente, de ‘camarada a camaradas’. Con el brazo en alto no quiero incitar a la violencia y mucho menos al odio racial.

Otro caso, también en Italia y en el Lazio, fue el del delantero argentino Mauro Zárate. El ahora jugador del Inter de Milán también se vio metido en una importante polémica política por acudir a ver un partido a la Curva Norte. Tras haber sido expulsado en un partido anterior, Zárate decidió ver el siguiente, contra el Bari, junto a la sección fascista del conjunto lacial y repitió en varias ocasiones el conocido saludo fascista.

En ocasiones por desconocimiento, en otras, las menos, por puro convencimiento político (caso de Di Canio), el caso es que la mezcla entre deporte y política no suele salir bien. A pesar de que los comités suelen ser muy estrictos con este tipo de actuaciones, se siguen dando. Y es que, en muchas ocasiones, la incidencia de los grupos ultras sigue siendo todavía importante en el mundo del fútbol.