El fantasma de Mourinho no termina de abandonar a la selección española

José Mourinho ya se ha despedido del fútbol español, pero el portugués sigue estando presente en la concentración de la selección española. Primero fueron Sergio Ramos y Gerard Piqué, para después rematar la faena Andés Iniesta. Mientras el madridista habla del que fuera su técnico ya en pasado y del juego que ha dado a la prensa, los azulgrana se acuerdan de circunstancias y de situaciones vividas entre compañeros de Selección, rivales de club y, por lo que se ve, con diferencias entre ellos por culpa del ya exentrenador del Real Madrid. 

Iniesta ha sido el más contundente a la hora de hablar de Mourinho, tal cual refleja en una entrevista a El País: "Ha hecho mucho daño al fútbol español". El tiempo dirá si el portugués ha perjudicado a la Selección y a la competición en sí, pero de lo que nadie duda es de la distancia que abrió en su día y que en algunos casos es irrecuperable entre jugadores del Barcelona y del Real Madrid. La profesionalidad de unos y otros, mezclado con la dosis justa de mediador de Vicente del Bosque, han conseguido salvar un grupo que ha vivido situaciones complicadas y muy próximas a la ruptura definitiva.

Piqué habló en Miami de "desgaste, de llevar el fútbol a las salas de prensa, de ir más allá de lo deportivo". El central hacía referencia a ese maratón de 'Clásicos' que incluyeron final de Copa y las semifinales de Champions, y que culminaron cuando el dedo del portugués terminó en el ojo del entonces segundo Tito Vilanova. En ese momento, jugadores que habían sido compañeros y cómplices en la selección no dudaron de pasar por encima del que no vestía de su mismo color. Empujones, patadas e insultos mezclados con violencia y mucha tensión, llevaron a azulgranas y madridistas a ni mirarse a la cara, a ver al que antes era amigo como el enemigo público número uno.

Es más, los jugadores del Real Madrid que intentaron arreglar la situación quedaron señalados por el técnico, tal y como ha quedado demostrado con Casillas y Ramos. El punto álgido de la tensión tuvo lugar en el verano de 2011, pero el pico de tensión se volvió a reproducir en anteriores convocatorias, tal y como reconoció Del Bosque a El Confidencial días después del triunfo español en París. "Me quedé tranquilo cuando comprobé que Xavi se la pasaba a Xabi o Arbeloa". 

Durante esos días en la capital francesa, el grupo volvió a reflejar esa tensión y ese desgaste del que se hace referencia desde Estados Unidos y que llevó a los azulgrana a vivir de espaldas de jugadores con los madridistas antes citados. Lo mejor para la campeona del mundo es que unos y otros parecen haberse acostumbrados a vivir con ese distanciamiento provocado por las maneras de Mourinho. No volverán a ser amigos, pero al menos se respetan y saben que el que tienen al lado es un compañero, algo que por momentos llegaron a dudar.

El problema es que hasta dentro de su propio vestuario ha provocado cismas y posturas enfrentadas desde que decidiera sentar a Casillas allá por el mes de diciembre o cuando hizo lo mismo con Sergio Ramos en el mes de septiembre en el partido ante el City. Por la zona noble del Bernabéu hablan de posturas irreconciliables, pero están convencidos del final de las hostilidades ya con el ex del Inter en Londres planificando y pensando en su regreso al Chelsea. Saben que al vestuario blanco le falta recuperar alguna que otra relación perdida, tal y como reconoció el propio Albiol días atrás. "Igual Casillas y Arbeloa deberían hablar si tienen algún problema".