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El inagotable espíritu ganador de Raúl
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EL DELANTERO ESPAÑOL HA SIDO ESENCIAL EN EL TÍTULO LIGUERO DEL AL SADD

El inagotable espíritu ganador de Raúl

Los años pasan, pero Raúl González Blanco sigue siendo aquel chaval que debutó con el Real Madrid en La Romareda a los 17 años con ganas

Foto: El inagotable espíritu ganador de Raúl
El inagotable espíritu ganador de Raúl

Los años pasan, pero Raúl González Blanco sigue siendo aquel chaval que debutó con el Real Madrid en La Romareda a los 17 años con ganas de comerse el mundo. Si algo ha caracterizado al delantero madrileño es su espíritu competitivo y su actitud ganadora allá por donde ha pasado, lo que le ha reportado un palmarés difícil de igualar. Diecinueve títulos en sus vitrinas (tan sólo le quedará el amargor de no haber ganado nada con la Selección) hablan por sí solos. Real Madrid, Schalke y ahora Al Sadd tiene mucho que agradecer al eterno ‘7’.

Tras conquistar todo con el Madrid, emprendió un tremendo reto en Alemania. Cuando algunos le daban por acabado, Raúl decidió que su etapa en el equipo de Chamartín había concluido pero no su nivel futbolístico como para luchar en una gran competición. La Bundesliga fue su elección, y Gelsenkirchen su destino. El Veltins Arena acogía con los brazos abiertos a uno de los grandes mitos del fútbol continental, mientras que algunos recelaban del rendimiento que el jugador español pudiera dar en un campeonato tan competitivo y físico como el alemán. La respuesta de Raúl, trabajo, profesionalidad y goles. Vamos, lo de siempre.

¿Y qué sucedió tras dos temporadas? Que se metió a la afición en el bolsillo y siguió engrandeciendo su leyenda. Una Copa, una Supercopa y unas semifinales de la Champions fueron su legado. Tras casi un centenar de partidos y cuarenta goles en el zurrón, Raúl se despidió del Schalke como los grandes toreros, por la puerta grande. Y sólo le hicieron falta esas dos campañas para dejar huella. La entidad alemana quiso que siguiera, pero el futbolista madrileño tenía muy claro que ahora sí era el momento de dejar la alta competición.

Por eso tomó la decisión de dar un paso al lado y buscar acomodo en un campeonato menor, la liga de Qatar. Un retiro dorado para un loco de esto del fútbol. Pero al margen de bajar el pistón respecto a la exigencia y poderle dedicar más tiempo a la familia y a sus asuntos personales, Raúl no olvida nunca que cuando está sobre un terreno de juego es para ganar. No entiende otro lenguaje. Está fino como nunca y su calidad hace que, en un campeonato como el qatarí, sobresalga casi sin querer. Sus ocho goles han contribuido a que este fin de semana haya podido levantar su séptima liga. ¿Será la última? Conociendo su inagotable voracidad, puede que no.

La decisión será suya. Tiene contrato por una temporada más (y dos más opcionales) y además está vinculado a diferentes proyectos allí en Doha, relacionados con escuelas de fútbol y la promoción del deporte rey en Oriente Próximo. Raúl ha encontrado un nicho perfecto, lejos de los focos de la primera plana informativa y la presión que todo eso supone, y seguirá desempeñando lo que mejor sabe hacer, jugar y meter goles, al mismo tiempo que prepara su retirada definitiva con nuevas orientaciones profesionales. De momento, los qataríes disfrutan de su fútbol y el jugador español es feliz tanto dentro como fuera del terreno de juego.

Los años pasan, pero Raúl González Blanco sigue siendo aquel chaval que debutó con el Real Madrid en La Romareda a los 17 años con ganas de comerse el mundo. Si algo ha caracterizado al delantero madrileño es su espíritu competitivo y su actitud ganadora allá por donde ha pasado, lo que le ha reportado un palmarés difícil de igualar. Diecinueve títulos en sus vitrinas (tan sólo le quedará el amargor de no haber ganado nada con la Selección) hablan por sí solos. Real Madrid, Schalke y ahora Al Sadd tiene mucho que agradecer al eterno ‘7’.

Raúl González Blanco