El Barça se desfigura y ve peligrar su hegemonía en la Champions cinco años después

El Barcelona encajó en San Siro un duro correctivo. El 2-0 con el que le despachó el Milan a las primeras de cambio pone en peligro su presencia en los cuartos de final de la Liga de Campeones, algo inusual en este equipo desde que Frank Rijkaard invirtiera la tendencia derrotista instaurada en el Barcelona en la máxima competición continental. De la mano del holandés levantaron la segunda Champions en la historia del club y, sobre todo, se convirtieron en un fijo en las rondas finales de la competición.

Guardiola se encargó llevar lo iniciado por su colega hasta las cotas más altas en la historia del club. El Barcelona, así, se ha convertido en el equipo dominador de Europa al acumular de manera consecutiva en las últimas cinco temporadas tres semifinales y dos finales, en las cuales salieron campeones: Roma y Londres. En ambas ocasiones derrotando al Manchester United, el otro gran titán europeo del último lustro.

El último varapalo en unos octavos de final hay que buscarlos en la temporada 2006-07, el año después de haber conquistado la Copa de Europa ante el Arsenal en Paris. Un 2-1 del Liverpool en el Camp Nou y la corta e insuficiente victoria del Barça 0-1 en Anfield apeó de la Champions al equipo de un Ronaldinho que ya había empezado a dimitir como el mejor jugador del mundo. Desde entonces, el Barcelona siempre ha estado peleando por el título hasta el final.

Ahora, para evitar otra eliminación de esas que hacen mella, el Barcelona tendrá que apelar a la épica para dar la vuelta a una eliminatoria que está más que complicada. Basta saber que nunca ha sido capaz el equipo azulgrana de dar la vuelta a un marcador como el cosechado en San Siro. Para el optimismo, sin embargo, existen tres precedentes de remontadas de un marcador aún más adverso. Así fue en 1977 ante el Ipswich, en el 78 frente al Anderlecht y ante el Goteborg en el año 86. Curiosamente, en aquella ocasión terminó jugando la célebre final de Sevilla ante el Steaua.

Los jugadores evitan señala al árbitro

Lejos del victimismo, los jugadores del Barcelona no recurrieron al mal arbitraje de Craig Thomson. “La explicación a lo que ha pasado no está en el arbitraje. No puede servir de excusa”, dijo Piqué nada más terminar el partido sobre el césped. El central no quiso achacar a la clara mano de Zapata que precedió al primer gol del Milan ni al penalti de Mexès sobre Pedro en la prolongación la derrota del Barcelona. Tampoco Iniesta: “El árbitro no debe ser una excusa”. Incluso Pedro quitó importancia al arbitraje: “Es verdad que era difícil hablar con él y quizá hubo cosas mal, pero no nos sirve de escusa”. Lo que sí tienen claro todos y así lo expresó Piqué es que “en el Camp Nou tenemos que demostrar que somos el Barcelona”.