McLaren arruina a Hamilton su declaración de intenciones en España

No sólo era una carrera especial para Fernando Alonso y HRT. Lewis Hamilton, etiquetado como enemigo número uno para algunos aficionados españoles, pidió un sitio especial en Barcelona. De territorio hostil no había nada y ya quedan lejos las denuncias de McLaren por las que hace cuatro años tachó a la grada española de “racista”. El chico que hizo la vida más complicada a Alonso en 2007, aseguró ayer que significaba “mucho ganar aquí” para él y que había realizado "una de las mejores calificaciones de su vida". Sin embargo, sus esperanzas en Montmeló se fueron (prácticamente) al traste tras su descalificación de este sábado a última hora por un mal cálculo en su combustible por parte de McLaren.

El reglamento indica que el monoplaza hay que devolverlo al garaje tras la calificación. No se puede correr con un nivel de gasolina tan bajo como con el que participó Lewis. McLaren corrió demasiado riesgo y ha terminado pagándolo (quizás lo hizo a propósito por si colaba...). Un error que condena a Hamilton a entregarse en cuerpo y alma para no decepcionar a “una base de aficionados que cada año crece” en nuestro país.

Sin nada que perder, hará las delicias de los suyos atacando de principio a fin. Será otra manera de disfrutar de la conducción agresiva de Hamilton. La estrategia de su equipo ha provocado la decepción de un piloto que ya sufrió anteriormente en Montmeló, aunque por causas muy diferentes. Su recuerdo del Circuit de Catalunya es una mezcla de buenos y malos momentos. Ha subido al podio en tres de sus cinco participaciones y luego ha vivido situaciones tan complicadas como la de este sábado (difícil de enderezar) y la de hace cuatro campañas.

Divorcio con Alonso, divorcio con España

“Hablas demasiado, bocachancla” y “Ron y Lewis: vuestra frivolidad os tendrá eternamente en deuda con Alonso”, son dos ejemplos de pancartas que se podían leer en la segunda jornada de entrenamientos de pretemporada de 2008, sólo un par de meses después de que Alonso abandonara la escudería británica. Los ánimos estaban encendidos.

Además de los mencionados mensajes, también hubo insultos y gritos racistas aislados contra el piloto inglés que irritaron a McLaren, la FIA y al mundo de la Fórmula 1. Sin embargo, la reacción de Hamilton fue reconciliadora, viendo más amigos que enemigos y argumentando que tenía un gran número de fans, algo que ha vuelto a repetir con orgullo cuatro años después.

Lewis, el malo de la película

“Cuanto mejor es el malo, mejor es la película” o “Alguien tiene que ser el malo de la película… ¡buh!”, fueron slogans que Vodafone ha utilizado con el inglés en España. Hamilton ha asumido perfectamente el rol y le está sacando partido. Reconocer su papel de rival en tono de humor ha ayudado mucho a la labor que, indirectamente, Fernando realiza para impulsar su imagen en España: comparten imagen con el patrocinador más fuerte de la Fórmula 1 (Santander) y ambos se profesan un respeto mutuo ante los medios como a ningún otro piloto.

Después de cinco años en la Fórmula 1, Hamilton asegura sentirse en Barcelona casi como en casa (reside en Mónaco), con “un clima fantástico y una gente increíble”, reiteró este sábado. Al igual que Alonso, para este gran premio Hamilton también había enfocado su motivación en dirección a la grada de Montmeló, unos asientos dominados por el rojo de Ferrari y el azul de Asturias, pero donde hay hueco para que crezcan las banderas británicas y una pancarta donde se lee “Lewis, push hard” (dale duro).

Precisamente ese “Lewis, push hard” fue la única pancarta que se podía leer en la tarde de ayer en la tribuna a la hora en el que la FIA comunicó el castigo. Casi premonitoria, tendrá que darle más duro que nunca para arreglar el 'descosido' que le han hecho desde el box.

ENCUESTA: ¿Le parece justa la sanción a Hamilton?