La noche en la que Marc Gasol se comió a Kevin Durant y secó a los Thunder

Marc Gasol fue el que inició el fin de semana de los grandes del deporte español que el Real Madrid no pudo redondear en Londres. El apellido del mejor defensor de la NBA no podía estar ausente. Gasol, en este caso Marc, Alonso y Nadal. El pívot de los Grizzlies fue el que puso la primera piedra y lo hizo pasando por encima de uno de los tres mejores jugadores de baloncesto del mundo. Kevin Durant soñará con el fornido center de los Grizzlies, al menos hasta el próximo partido de las semifinales de conferencia. Su equipo, Oklahoma City Thunder, va por debajo en la eliminatoria. Sufre y lo hace gracias al trabajo de Marc.

'Gasol deja a los truenos sin ruido' tituló Usa Today o 'Durant no quería ni ver a Marc' escribía The New York Times para describir lo visto en la madrugada del domingo en el Fedex Forum. El español ya figuraba, antes de lo logrado ante los Thunder en el tercer partido de la serie, entre los grandes de la NBA. Los 13,8 millones de dólares que percibe esta temporada así lo atestiguan, pero la demostración de poderío, de fuerza y de casta son de las que los norteamericanos tienen en cuenta para elevar a un deportista a la categoría de estrella, de referencia. 

Ni Mike Conley (hijo del campeón olímpico de triple salto en Barcelona 92), ni el teoría jugador franquicia Zach Randolph (cobra 17 millones de dólares) eran los elegidos para jugarse las canastas decisivas. Todos los compañeros buscaban una y otra a Marc, que no le importaba tener delante a Kevin Durant. La pedía y se la jugaba y así llevó a los Grizzlies a la victoria. En defensa, apretaba los dientes y dejaba a la estrella de la NBA reducido a la nada en la parte decisiva del partido. Tal fue el nerviosismo de Durant, que falló dos tiros libres decisivos en el último minuto del choque. Poco importaron los 25 puntos que logró. No fueron decisivos.

La presencia e importancia de Gasol va mucho más allá de los 20 puntos, 9 rebotes y las 4 asistencias. Marc se ha convertido en el guía de sus compañeros y afición. Cuando peor estaban las cosas para su equipo asumió el liderazgo. Buscaba la pelota, la quería. En el tercer cuarto y en los minutos finales del partido las metía todas. Sin fallo. No le tembló el pulso en momento alguno. El premio, verse por delante de los Thunder, gran favorito de conferencia.